Ángel Musical

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Taylor llevo a Cosette hasta una pequeña fuente en el jardín de la mansión, la violinista se zafo del agarre del abogado deteniéndose a la vez, ella lo mira con el ceño fruncido, tratando de contener sus emociones para no explotar por la frustración e impotencia que le provocan estas situaciones (mas si esta Taylor involucrado); por otro lado, Taylor la mira sin expresión en su rostro, pero por dentro de el una guerra se esta desatando, entre su corazón y sus barreras.

- ¿¡Que quieres, Taylor!?- alza la voz la violinista- si quieres hablar sobre lo que paso ayer entre los dos en ese estudio- suelta un bufido- ya te lo dije, eso... solo fue como un juego- miente tratando de fingir frialdad.

- Necesito hablar contigo- admite mirando sus ojos grisáceos.

- Pues yo no- cruza los brazos- ya dije todo lo que tenia que decir.

Al decir estas palabras el abogado quedo sin habla, los pensamientos han abandonado su mente, lo único que quiere es dejarse llevar por su corazón, hacerle caso después de tanto tiempo, pero no sabe como empezar a hacer eso otra vez, y la única que lo puede guiar en esta aventura del amor es esta violinista que tiene frente de el, la cual esta muy dolida por todo lo que le ha hecho desde que se conocieron en New York.

Respira profundo tomando valor- Cosette, no se como empezar a explicar esto- sonríe- pero necesito decírtelo con urgencia antes de que... el miedo y las dudas me invadan otra vez.

Alza ambas cejas- ¿Explicar?-  lo mira fijo- si quieres decirme algo solo dilo, deja todas tus mascaras a un lado, esas mascaras que odio- se le corta la voz- ya que no eres así- los ojos se le cristalizan- yo conocí a otro Taylor en New York, el verdadero. No a este sujeto que tengo frete a mi y no reconozco- las lagrimas bajan por sus mejillas- mejor me voy- da media vuelta.

- ¡Espera Cosette!- la toma del brazo.

Un Mes Atrás...

Muchas veces la palabra Verano es sinónimo de vacaciones para varias personas en la ciudad de New York, aun que una persona en especial ha venido por cuarta vez a tomar una parte sus vacaciones en esta jungla de concreto, Taylor Cartwright, el viejo amigo de Sebastian Smith y Jade Wayne; este abogado casi titulado, va caminando por Central Park, admirando la naturaleza que le rodea y recordándole que el mundo no solo se compone de estrés y dinero. Al instante una hermosa melodía atraviesa sus oídos, dejándolo maravillado, con algo de locura encima comenzó a seguir esa melodía sin razonarlo antes.

Con cada paso el sonido se hace mucho mas nítido y armónico, a los pocos minutos encontró el origen de esta hermosa música. El abogado quedo anonadado viendo una imagen ante sus ojos de una joven, maso menos de su edad, no muy alta, tez blanca sin llegar a ser pálida, cabellera castaña clara, lacia, al igual que sus facciones angelicales y delicadas. Esta chica esta tocando un violín eléctrico con los ojos cerrados, sintiendo la música, para hacer de esta composición propia, poniéndole una parte de su alma y corazón.

El corazón de Taylor comenzó a latir muy fuerte, como nunca antes lo había echo, incluso el abogado pensó que los demás podrían escuchar cada latido, mezclándose con la armoniosa música, y tal vez hasta arruinarla, pero no. La música termino envolviéndolo en un mundo maravilloso, colorido, sin aflicciones, guerras; esto dejo inmóvil al abogado con la vista fija en aquella joven violinista, que trae un vestido morado unos centímetros arriba de la rodilla, legins negros y un chaleco de mezclilla.

Después de un tiempo la violinista se detuvo, abriendo sus ojos, dejando ver que son grisáceos  y muy hermosos (según Taylor), en ese instante todos a su alrededor comenzaron a aplaudir, estos aplausos hicieron que el abogado regrese a la realidad, pero con un cambio, ya que ahora todo lo ve mas iluminado; varias personas se acercaron a la violinista depositando una moneda o hasta  un billete en el estuche a un lado de ella.

Un Secreto sin Guardar 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora