Parte 20

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Meses después.

Era feliz, no podía estar en un mejor momento de su vida, era amada por todos en la mansión – omitiendo claramente a Travis, su cuñado. Ya que este continuaba con su faceta odiosa y ni hablar de su mejor amigo, que de seguro era gay, en verdad no comprendía porqué su amiga Orianna estaba hasta los huesos por él, si ni siquiera era tan lindo – en especial por Santos, que definitivamente le hacía honor a su nombre; era un caballero en todo el sentido de la palabra, siempre atento, romántico y detallista con ella y adoraba a su pequeño con toda el alma. Juntos viajaron hasta donde su condición le tenía permitido, cada partido oficial lo acompañaba junto con Alina y Victoria, e incluso se tomó el trabajo de explicarle de manera paciente cada detalle o jugada del deporte que hasta ahora le empezaba a ser familiar, y jamás se burló de su ignorancia cuando debía repetir una y otra vez algún detalle respecto a ese deporte, y es que Abril nada sabía del mismo, salvo lo atractivos que eran algunos jugadores de Hockey entre los que figuraban principalmente su cuñado y varios de sus amigos, eso sí, ella siempre preferiría a Santos y en su concepto era el más guapo de los hermanos Lombardo.

Casi podía afirmar que su vida era completa, perfecta, pero no. Eso solo ocurría en las novelas y estaba muy lejos de ser así – pese a que retomó contacto con sus amigas vía redes sociales, ya que cada una tenía responsabilidades ineludibles y solo Orianna pudo llegar de visita durante un fin de semana – para empezar debió enfrentar por primera vez a su madre después de mucha insistencia por su parte, sin contar con los insultos por parte de fanáticas obsesionadas con su esposo – quienes la tachaban de fresa – y ni qué decir de cierta presencia frecuente en la mansión, una que desgraciadamente no había podido erradicar del menú, para su desgracia. Esa mañana despertó un poco cansada después de una pésima noche, ya que como en todo embarazo el dormir le resultaba dificultoso y tardó más de lo normal en conciliar el sueño, por lo que hasta ese momento descendía de la alcoba que compartía con Santos. Pero por lo visto ese no sería su mejor día - notó con cierto fastidio – allí estaba nuevamente esa odiosa mujer con su irritante voz de gata melosa, saludándola como si fuese miss simpatía. ¡Diablos, cómo la odiaba!

-Oh, buen día Abril ¿Necesitas ayuda para descender las escaleras? – Preguntó solícita, dirigiéndole aquella sonrisa con la que bien podría derretir el iceberg más grande del planeta, era una lástima esta sólo tuviese efecto en los hombres.

Abril preparó su sonrisa más hipócrita que su humor mañanero le permitía y que debía usar de manera recurrente con Nuria Aicardi, dada su constante presencia en la mansión. - Descuida puedo bajar por mi cuenta perfectamente, igual que muchas cosas más... - respondió dándole un doble sentido a sus palabras, todo sin perder la compostura y modales perfectos de una señorita. Lo único que agradecía a su madre, ya que esta le enseñó a defenderse con uñas y dientes, sin dejar de ser una dama.

El gesto de Nuria demudó con sorpresa ante esta velada y audaz advertencia confirmando sus sospechas, esa mujer la odiaba y en cada oportunidad no se medía en restregarle, eso sí muy educadamente su embarazo de siete meses – como si ella no conociera el motivo que la amarró a Santos - siempre acariciando su pancita de manera tierna y manipulando a su amigo con ese rostro de ángel... ¡Vaya de ángel no tenía nada! Por el contrario, Abril Johnson era una joyita y la tenía en la mira, por lo que tendría que andarse con pie de plomo. Era normal entre féminas detectar rivales y eso lo sabía por experiencia, no podía culparla pero tenía la osadía de enfrentarla – sonrió con sorna -, claro que ella también tenía sus armas y no dudaría en utilizarlas. Eso quería, ¿No? Una guerra, y la tendría.

– ¿Sabes? Con santos hacemos una salida de campo para atraer el éxito de la temporada, como sabes el invierno se acerca y debemos aprovechar el tiempo lo mejor posible... – musitó con una media sonrisa - lo hacemos cada año, desde hace cuatro ¿No es genial? Quien sabe, hasta podrías unirte a nosotros, bueno si no te cansas demasiado obviamente. Yo en tu lugar no podría andar tan campante ¡No con un peso tan grande a cuesta!- dejó caer la frase de manera casual - Bueno Abril ¡Que estés bien! – se despidió avanzando con una sonrisa triunfal y acto seguido, abandonó la mansión con aires de reina.

Cambié Tu Destino  (Próximamente Retirada) (3° Libro De Saga Destino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora