Parte 8

1.3K 123 6
                                    

¡Chocolate! Sí, esa era la única razón por la cual se encontraba justo allí, asaltando la cocina cual vil hambrienta...

Más bien como una ladrona, pero quién podía culparla, si desde siempre fueron su debilidad ­- De hecho, cualquier tipo de golosina - y si a todo eso le sumaban el factor "bebé" a la ecuación, el resultado era asombroso.

Los deseos implacables habían iniciado hacía apenas días atrás y vinieron a atormentar sus noches ¡Sí señores! Su bebé estaba dando muestras de su existencia y no sólo con los mareos constantes al despertar cada mañana, o esas horrendas náuseas con cierta frecuencia, no.

¡Ella tenía antojos! Antojos de chocolate blanco y preferiblemente de la misma marca de los que su querida cuñada le obsequió luego de su "charla motivacional".

De hecho, había pasado horas recordando cada una de las palabras dichas por Victoria y llegó a una conclusión.
¡Era cierto! ¿Cómo podría llamar la atención de Santos, si cada vez que coincidían ella estaba llorando? Fue egoísta y lo había hecho responsable de todos sus males, incluso por su abandono, ignorando que él también estaba sufriendo y que temía por su salud y la del pequeño, una carga aún más pesada si le agregaba un peso a la consciencia - Como supo a través de varios empleados, quienes afirmaban que el señorito era un joven excepcional e incapaz de hacer daño intencionalmente - esa y no otra era razón por la cual se obligó a permanecer lejos de casa y de su propia familia, por no alterarle constantemente y así lograr que el bebé creciera en un ambiente más sano.

Entonces llegó a la conclusión de que tenía que hacer algo si quería cambiar su situación, si de verdad quería que funcionará - su matrimonio - y quizá un día no muy lejano, él la mirase con otros ojos; con algo más que vergüenza o miedo al rechazo.

Claro en el caso de él, porque a ella Santos no le era indiferente como trató de creerse en un principio, mientras era presa de la rabia; nunca le había sido más tentador que ahora que lo tenía al alcance de su mano, debía hacer algo para que la tratase al menos y así poder llevar una estancia en relativa calma, por lo pronto.

Ahora volviendo al tema importante: ¡Sí, chocolate! Se terminó sus provisiones de golosinas proporcionadas por una consentidora ama de llaves y justo su bebé quería aquel postre de los dioses, y por experiencia sabía no estaría tranquilo sin sus chocolates.

El problema realmente importante era que desde hacía varias horas el servicio estaba descansando ¡Si era la una de la madrugada!
Abril rebuscó en los lugares más visibles y no había rastro de sus amados dulces, hacían quince minutos que buscaba en la alacena, el frigorífico y en todo lugar que se le pasó por la mente que serviría de refugio chocolatoso sin ningún éxito, le parecía increíble que no tuviesen más que galletas y chucherías que le parecían normales en cualquier otro momento, pero no sin duda no eran lo que buscaba.

Como último recurso terminó subiendo a una silla para buscar en el único lugar que le faltaba, el cual que estaba muy lejos de su alcance; hizo peripecias para lograr mantener el equilibrio, cuando accidentalmente tiró aquella taza de té.

***

Santos regresaba de un largo y pesado día, si bien eran sus vacaciones de mitad de año no podía disfrutarlas como antes, la cual era la temporada familiar más esperada desde siempre para dejarse consentir por su madre y hermana - Ya que Travis nunca estaba presente, al ser el rebelde de la familia - pero en esta ocasión no podría hacerlo, ya que no quería que su presencia llegase a alterar a Abril, si la pobre mujer ya había llorado lo suficiente en esta vida y la próxima, si hasta llegó a pensar que en la próxima reencarnaría en el mar muerto - De existir tal creencia, obviamente - debido a la tormenta de líquido salado que había derramado hasta la fecha.

Cambié Tu Destino  (Próximamente Retirada) (3° Libro De Saga Destino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora