¡No podía ser! Abril estaba histérica, indignada y genuinamente furiosa, sentía lágrimas descender por sus mejillas humedeciendo su rostro, pero nadie podía culparla por reaccionar de esa manera. Era una pesadilla, sí, eso tenía que ser mentira...
No le podía estar sucediendo a ella, era una maldita fantasía, si tan solo era una era una niña, en qué cabeza cabría semejante locura ¿Cómo podría convertirse en madre, sin siquiera decidirlo? Maldijo su suerte, nunca esperó que al salir de ese club, su vida daría un giro de ciento ochenta grados.
Esta era quizás la mayor locura de todas las épocas, porque ¿Desde cuándo era un peligro ingresar a una clínica y correr el riesgo de ser embarazada sin su consentimiento?
¡Mierda! Parecía el guion de una novela dramática y eso no era todo, no, sino que de acuerdo a las palabras de ese médico ella estaba "casada" con su hijo.
Lo único que agradecía de toda esa locura, era que al menos "Su esposo" no era horrible –Se dijo a sí misma, incapaz de negar el atractivo que ese joven poseía - aun podía recordar el momento exacto en que ingresó a aquella habitación de la clínica, cuando estúpidamente pensó era el ser más hermoso del planeta, corrección ¡Del universo! Y por un instante creyó que se había equivocado de numeración, ya que solo hablaba con esa coqueta enfermera. Aunque debía admitir, fue bastante decepcionante creer que se trataba del novio de esa mujer ¡Por Dios, hasta sintió envidia! Ella quería ese agradable trasero para sí misma – ¿Qué? Si tampoco era ciega, claro que no – sabía perfectamente quien era Santos Lombardo y su recorrido en el deporte, de hecho por muchos meses fue uno de sus sueños mojados, pero ahora... Ahora lo odiaba con todo su ser, como a nadie en su vida, deseaba que estuviese muerto o miles de kilómetros a distancia de ella – Continuó sollozando bajo la atenta mirada de su peor pesadilla – Y es que horas atrás, luego de sonreírle como todo un casanova a su interlocutora, había dirigido su vista hacia ella y le tendió la mano – Logrando sonrojarla. Algo demasiado extraño, pensó en sus adentros, no obstante lo dejo hacer – pero sólo hasta que el señor Mackenzie la llamó "Señora Lombardo" fue consciente de que existía un grave error en toda esa historia...
¡Ella no era señora y mucho menos Lombardo! Porque qué posibilidades había de haber reencarnado en el cuerpo equivocado, la respuesta era obvia ¡Ninguna! Por el contrario, la reencarnación solo ocurría en caso de muerte – Si algo de esa loca teoría era medianamente cierto - y hasta donde ella sabía, eso no había sucedido. Incluso trató de preguntar qué carajos pasaba y porqué del trato de los empleados de la clínica hacia ella, de verdad no entendía qué estaba pasando y Santos al ver su mirada perdida y la evidente incomodidad de su parte, le pidió tiempo hasta que llegasen "a casa" y solo accedió por inercia, ya deseaba ingresar a su alcoba y sacudir su trasero de ese horrible olor a hospital, pero cualquier atisbo de calma se esfumó tan pronto se vio ingresando a aquella mansión ¡Que claramente era desconocida para ella! Parecía un castillo, con todo y torre de la bruja - Obviamente era una exageración – pensó al verse tras sus rejas.
- Espera un momento – Llamó su atención, al ver que la ignoraba se puso molesta, el cretino la había engañado – ¿Pero qué haces? - Le gritó exasperada - ¿Se puede saber a dónde me has traído y quién diablos te crees tú? No te conozco, así que hazme el favor y ¡Aléjate de mí!
- Abril... Mantén la calma ¿Quieres? – Suplicó el joven a su lado – Prometo explicar todas tus preguntas, solo entremos por favor – A Santos no le gustaba llamar la atención y tremendo escándalo que le estaba montando esa mujer – pero debemos entrar a la casa – Miró hacia la entrada no quería moros en la costa, ya de por si eran blanco de paparazzi que para esas épocas bullían en busca de primicias, sin contar que algún transeúnte podría llamar a la policía al escuchar que la joven no quería estar a su lado y hay sí, se armaría un escándalo de proporciones estratosféricas – ¡Me acompañas? – Preguntó, tratando al mismo tiempo de guiarla de la mano.
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Cambié Tu Destino (Próximamente Retirada) (3° Libro De Saga Destino)
Teen FictionAbril Johnson es la típica niña mimada que piensa que el mundo gira alrededor de ella o más bien, de la chequera de su padre, quien es cómplice de todos sus caprichos hasta el punto de casi poner el mundo a sus pies... Y es que siempre consigue l...