2. Dicen que viajando se fortalece el corazón

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Llego al país en el cual deposito todas las esperanzas de una nueva vida, de todo lo que en verdad quiero para mí, un sabado por la mañana. Es un día soleado y por primera vez en varios meses me siento bien. Allí me esta esperando Corina, una amiga de mamá de toda la vida. Voy a vivir con ella y y con su hijo hasta que consiga un departamento propio, pero mientras tanto, vivir con alguien que me recuerda mucho a mi mamá me hace bien al alma. Comenzaría a trabajar en un estudio de abogados la semana próxima. Estoy recién recibida y mi idea de cambiar de aire es buscar una pasantía en algún lugar alejado de casa. Lo conseguí en Italia. Aunque fue gracias a que recibí mucha ayuda. El ex marido de Corina es el dueño, por eso me aceptaron tan fácil y había sido simple para mi algo que para otros es inalcanzable. Es el trabajo que cualquier chica querría, me decían todos mientras yo asentía orgullosa. Sé que a mi mamá la idea le hubiese fascinado pero por alguna razón nunca antes lo habíamos planeado juntas. Cuando falleció, mi vida dio un giro y entonces comencé a proyectar cambios drásticos.

La vida en Italia es espectacular porque la familia con la que vivo me hace sentir muy a gusto con todo. No me costó adaptarme ni encontrar gente con la que compartir salidas. Mariano, el hijo de Corina, rápidamente me incluyó entre sus amistades y, una vez más, me encuentro de fiesta en fiesta, aunque ya no es Buenos Aires.

—¿Te parece si vamos a ver un partido de fútbol y después tomamos unas cervezas para arrancar la noche? — Dice Mariano con su entusiasmo general. Sonrio.

— Me parece. — Digo. — Aunque no me gusta mucho el fútbol.

— Ah pero si los jugadores... — Bromea y mi cara es de total inocencia.

— Inocente hasta que se demuestre lo contrario. — Me atajo. — ¿Que sabes?

— Tu ex novio es Magallan, de Boca. — Me río.

— Primero, nunca fue mi novio. Segundo, mi ex novio es un compañero de la facultad que nada tenía que ver con el fútbol.

— ¿Y a Magallan donde lo conociste?— Pregunta interesado.

— En la facultad. —Digo. Él sonríe pícaro.—Técnicamente, no es que me gusten los jugadores de fútbol porque Magallan no cuenta. Nunca lo conocí en ese ámbito. Es más, ni siquiera sabía que jugaba hasta que me contó. Yo sabia que había uno que jugaba en Boca pero cuando lo conocí ni sabía que era él. — Él rie negando.

— ¿Y nunca fue algo serio?

— No. — Digo con calma. — Más que nada por mí. Prefería que no sea serio para que, si me cagaba, no me sintiera mal. Era una relación abierta, sin exclusividad ni nada. Nos llevamos bien, somos amigos y ahí queda todo.

— O sea que no sos boti. — Rie.

— No, nene. — Le digo riendo.

— Uh yo pensé que estaba en presencia de la nueva Wanda Nara. — Dice. Le golpeo el hombro y sigue riendo mientras me cuenta cómo haríamos esta tarde.

(...)

El hecho de que Paulo Dybala me siga en Instagram no contribuye a que Mariano no siga diciéndome que soy botinera sin quererlo.

Estoy sentada junto a él en un café que me gusta mucho. Lo visito seguido desde que llegué a Turín e incluso hice que Mariano, quien no toma café nunca, también le agarrara un gustito.

En el desayuno, Mariano me cuenta sobre su vida amorosa. Es un chico reservado. Incluso más que yo, pero me dice que siempre había querido tener hermanos. Es solo un año más chico que yo, estudia ciencias de la comunicación porque quiere ser periodista y la separación de sus papás no le afectó demasiado porque desde que nació que ellos no están juntos.

— Tengo la suerte de que siempre se llevaron muy bien. — Me dice. Luego toma del batido de chocolate que pidió. — ¿Extrañas a tu papá?

— Estoy acostumbrada a la distancia. Hace un par de años que no lo veo mucho, así que no es algo que me afecte demasiado. — Él asiente comprensivo.

Miro atenta hacia el auto que acaba de estacionar en la puerta del café. Un chico de gorra se baja del asiento de copiloto e ingresa al lugar, por lo que lo pierdo de vista. Con Mariano estamos sentados en una de las mesas ubicadas en la vereda, porque le dije que me gusta el sol de la mañana.

— No me vas a creer, pero ese que acaba de entrar juega en la Juventus. — Abro los ojos simulando sorpresa y él vuelve a mirar hacia atrás. — Avisame cuando pase de nuevo así le pido una foto. — Asiento. Después de un par de minutos, el recién nombrado sale del lugar con dos cafés en la mano y yo le hago una seña a Mariano, quien se para rápidamente y camina hacia el jugador. — Bentancur, ¿te puedo pedir una foto? — El jugador asiente con un esbozo de sonrisa y es cuando Mariano me entrega su celular nervioso. Me acerco a ellos y apunto con el lente cuando escucho la bocina del auto sonar. Los tres miramos hacia el auto al mismo tiempo y la ventanilla se baja dejando al descubierto a Paulo Dybala. Él sonríe.

— Justina, ¿no? — Me dice. Yo asiento antes de mirar a Mariano, quien sonríe compinche y saco la foto. En esos segundos, la puerta se abre y Dybala baja de su auto. Se acerca a mí y con una mano en mi cintura me saluda con un beso en la mejilla. — ¿Como te trata Turín?

— Muy bien. — Le sonrío.

— ¿Y no necesitas un guía?

— Ya tengo. — Apunto a Mariano. Bentancur se ríe de la cara de Paulo y este gira los ojos.

— ¿Y no necesitas otro? — Me río.

— ¿Para qué?

— No hay mejor forma de conocer Italia que con un argentino. — Me dice.

— Justamente, Mariano es argentino. Tengo un gran guía, no te preocupes. — Esta vez mira a Mariano de mala forma, por lo cual me doy cuenta que mi amigo se ve obligado a aclarar algo para caerle bien.

— Yo no tengo problema en que me cambies por Paulo Dybala. — Me dice codeándome como si no estuviéramos frente a él. Paulo sonríe.

— ¿No salen?

— Somos como hermanos. — Aclara rápido Mariano. — Ya me contó cómo te conoció. — Paulo asiente sin borrar su sonrisa y me mira expectante. No digo nada.

— Bueno, es tarde. — Dice su compañero. — Después seguís con esto. — Se despide de nosotros y sube al auto, mientras Paulo se demora más en saludarme con un beso en la mejilla y con un apretón de manos a Mariano.

— Estamos en contacto, Juti. Más vale que respondas mis mensajes... — Dice antes de subirse a su auto y desaparecer.


Nota!!

Bueeeenas y santas. Gracias por seguir bancando la parada 💗💗💗 son todo lo que está bien!
Hoy me di cuenta que hace 5 años que estoy en Wattpad, si, CINCO. Empecé aquí a los 15 y no puedo creer como todavía sigo. Con idas y vueltas, obvio, arranqué leyendo todo lo que aparecía y después me animé a escribir. Soy bastante inconclusa, sí, tengo más historias en borradores que publicadas y tengo que admitir que lo que tengo publicado me da VERGÜENZA. Todavía no lo oculte porque fue la primera historia que termine y por ahí me da un poco de nostalgia. Peeeero me gusta el arrrrte. Bastanente.

Abrazos y besos de colores.
🌹

JUSTINA | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora