Cap 27

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Las posibilidades que habían que el padre de Chris diera con mi identidad me rondaban por la cabeza, me afectaban aunque lo disimulaba y trataba de dejarlo pasar pero me era imposible, no concebía la opción de que mi padre se enterara de lo que hago y me enviara al extranjero, mi vida estaba aquí, con mis amigos, con mi familia y con él, con mi amor.

Si bien es cierto que soy mayor de edad, pronto cumpliría los veintiún años, pero nunca he sido completamente independiente, siempre he sobrevivido con el dinero de mis padres, trabajaba pero eso no me dejaba lo suficiente para mantenerme, sólo para mis gustos y gastos extras. 

Mis padres tenían el poder sobre mi aún, era una oruga que no había salido del capullo todavía. No tenía alas para volar, solo las ganas de querer hacerlo y no poder. Por eso cuidaba tanto la imagen que tenía para mi papá, aunque él era estricto conmigo siempre me ha protegido y querido a su manera pero me quiere, talvez nunca tengamos que llegar a esos extremos con él, quiero creer que nunca me alejará de los míos.

Es increíble la manera en que te apegas tanto a una persona que extrañarla cuando no está se vuelve doloroso y el quererla tenerla a tu lado una adicción. Eso me pasa con Chris, ahora dormir en la noche se me hace duro, difícil, yo nunca había amanecido con nadie en mi cama, bueno, con ningún hombre, porque Lorena ha sido mi acompañante de las pijamadas, pero a decir verdad las pijamadas sin ropa con Christopher eran las mejores de mi vida.

Me removía y me removía entre las sábanas de mi cama, ¡maldita sea! Las almohadas olían a el, metí mi cara en una absorbiendo el aroma que había quedado penetrado en ellas y suspiré como una tonta, las pegué contra mi pecho, como si de una persona se tratase quería hacerme sentir cerca de él. Conciliar el sueño parecía una batalla que no iba a poder ganar, todo mi ser lo extrañaba y lo añoraba.

Las cosas estaban normales entre nosotros, habíamos decidido vernos en nuestro lugarcito, ya que su papá le había prohibido volverme a ver, ese era nuestro punto de reunión, no me gustaba tener algo más que ocultar de mi vida, no creía que nuestra relación era algo para ocultar, pero si entendía las razones que tenía su padre para rechazarme, lo nuestro no se había dado a conocer de una buena manera, comprendía su posición ante nuestra relación, mas no en la manera de tratar a su hijo, no en la manera de tratar a las personas que ni siquiera conoce.

Esta manera de relación clandestina no era para mi definitivamente, quiero pasar tiempo con él, no escondidos, no con temor de que alguien nos vea, quiero descansar sobre su pecho después de tener sexo, o más bien, de hacer el amor, como él le llamaba.

Toda la semana había transcurrido en ese estado de bajo perfil, era viernes y yo caminaba ansiosa hacia nuestro lugar secreto. No sabía si nos veríamos el fin de semana y eso me ponía triste y de mal humor, de una manera que ni yo misma me soportaba. Llegué antes porque de el no había rastro, estaba ansiosa realmente, frotaba las palmas de mis manos en la tela de mi pantalón mientras esperaba.

A los pocos minutos transcurridos escuché voces, era Chris ¿pero con quién mas? Tenía curiosidad, pero no podía salir o se darían cuenta del lugar y de paso que espero a Chris. Si fueran mis amigos no importaría, pero no lo sabía, no podía arriesgarme. Traté de escuchar de lo que hablaban, pegándome a los arbustos sin hacer ruido, y abriendo bien mis oídos.

Era una mujer definitivamente, de repente empecé a escuchar con mas claridad Chris estaba elevando su voz. ¿estaba molesto? —Samantha no quiero ser grosero contigo, pero ya bájale.

—¿qué tiene que vayas conmigo a la fiesta? Si no tienes a quien llevar, llévame a mi.

—no, no puedo. Si voy a ir, pero no contigo, ni con nadie. Iré solo, me importa un comino si mi papá quiere que vayamos juntos, sus negocios no manejarán mi vida.

Dulce PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora