Cap 18

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Abrí los ojos y un dolor de cabeza se apoderó de mi, me había quedado dormida en el mueble de la sala llorando y envuelta en una sábana, la televisión estaba encendida tomé el control y lo apagué, aún era de madrugada estaba todo oscuro afuera, caminé directo a mi cama, me dolía no sólo el cuerpo me dolía el alma, había sido una completa estúpida, la había jodido completamente. Estaba más claro que el agua, que el estaba arrepentido, yo también lo estaba, no logro entender que es lo que siento, todo en mi cabeza es un desmesurado torrente de inquietudes.

Tomé mi celular, tenía demasiadas notificaciones y nada de ganas para verlas, ¿qué se suponía que debía hacer ahora? El sentimiento de traición estaba latente en mi corazón, aunque realmente no era así, todo aquello era una mierda para mi, no saber que pensar no saber que sentir, o en cambio, si sentir y pensar muchas cosas, pero no querer hacerlo, que lo que piensamos que es real no lo es, que lo que creemos que somos, no existe y es solo un espejismo de lo que queremos ver y ser. Que lo que queremos no significa nada para los que más amamos.

Me acosté en mi cama y se sentía tan vacía, fría, yo me sentía vacía. Lo que había hecho no tenía nombre, en realidad si lo tenía, sin quererlo me había traicionado a mi misma, él me traicionó de igual manera. ¿qué pasaría con lo que estaba creciendo entre nosotros? Porque yo si siento cosas por él muchas y muy fuertes. ¿Qué sentiría él por mi? ¿qué sentirá por Candy? De seguro mucho más de lo que sentiría por Dul, por mi, pues a ella le dió, lo que a mi me negó. Siempre dije que el no debía fidelidad hacia mi, pero me duele de igual manera, no tendría porqué pero siento mucho, la sola idea de pensarlo con otras y que solo jugaba conmigo, me hace un hueco en el corazón.

Tomé mi celular y lo revisé, no podía seguir así, tenía que hablar con Lorena o me volvería loca tratando de entenderme. Tenía llamadas y mensajes en mi whatsapp de un número no registrado, habían muchos de Lorena, seguro estaba preocupada, no sabía nada de mí. Contesté uno por uno lo que tenía pendiente, obviando los detalles de mi traición, dejando por último el desconocido, mi corazón latió desenfrenado al darme cuenta que era Chris. ¿cómo conseguiría mi número? Seguro Lorena se lo dió.

«cariño ¿estás dormida? necesito hablar contigo»

«Dulce, por favor háblame»

En medio de muchas llamadas perdidas había uno hace un par de minutos y mi corazón se encogió de dolor.

«contesta princesa te necesito, de verdad necesito hablar»

No podía dar la cara no mientras me sintiera tan mal. El sueño me dominó y cerré los ojos por completo dejándome caer al vacío junto con mis cargas. A lo lejos escuché ruidos, fuí despertando poco a poco, comprendiendo que aquel ruido era el timbre de departamento, adormilada me levanté y me miré al espejo, estaba horrible tomé el cepillo de peinar tratando de acomodar un poco mi cabello, sólo una persona sin corazón llamaba a aquellas horas a una casa. Me puse una bata y mis pantuflas de panda, bostezando y dirigiéndome a averiguar de quien se trataba.

Sin pensarlo abrí la puerta y con lo que me encontré me terminó de aniquilar, Claudio estaba parado frente a mi puerta y de su cuello y hombros colgaba un Chris ebrio, cayéndose de borracho, ni siquiera podía estar en pié por cuenta propia.
—Lamento mucho presentarme tan temprano, o tarde, como sea, pero este cabrón no me dejó en paz hasta que lo traje aquí, creo que necesitan hablar.

—Dulce mi Dulce —dijo Chris en un tono de voz casi nada entendible debido a su embriaguez.

—pero, ¿por qué aquí? Debería estar en su casa. Por... ¿por qué está así?

—Dulcinea no me preguntes a mi, ¿puedo pasar? Dime donde lo acomodo. —me hice a un lado abriendo más la puerta para que pudieran entrar los dos sin problemas.

Dulce PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora