Me dirigí hacia mi casa en mi caminata diaria, no sentía que mis pies tocaran el suelo, me sentía flotar. Christopher había acabado conmigo, había traspasado las barreras que yo había interpuesto entre yo y cualquier otro espécimen del sexo opuesto. Al principio no quería aceptar que el me había gustado tanto desde el primer momento en que lo ví, es que, quien sería capaz de no fijarse en semejante bombón de miel, seguramente sería ateo; porque no está como Dios manda, si no que está como quiere ¡caray! Afortunadas aquellas que lo habían probado completito.
Parecía una puberta necesitada de sexo con aquellos pensamientos, pero me era inevitable recordar que hace unos instantes habíamos estado tan cerca el uno del otro, me sentía frustrada, si por mí hubiese sido aún estaría sobre él o él sobre mí, no lo sé. Me reí por mis locuras. Llegué a mi edificio y entré, me dirigí hacia el elevador, para mi sorpresa estaba fuera de funcionamiento ¡mierda! Tendría que caminar escaleras arriba, por lo menos solo serían 5 pisos, estaba acostumbrada a caminar pero no cuesta arriba ¡mierda y mas mierda! Después de subir unos cuantos escalones, bueno, muchos escalones, demasiados en realidad llegué a la puerta de mi departamento saqué las llaves de mi bolso, abrí con éstas la puerta y entré.
Me quité los zapatos dejando mis pies descalzos, desabroché y bajé el cierre de mi pantalón sacándolo de mis piernas en un movimiento rápido, me quité el sostén quedando solo con mi blusa y sintiéndome libre al fín. Caminé a la cocina para preparar algo de comer, me estaba muriendo de hambre, miré el reloj y marcaba las 2:25 pm, abrí el refrigerador y no había luz, revisé para ver si estaba desenchufado y no, todo parecía estar correcto. Talvez se había averiado, tendría que llamar al mantenimiento del edificio, revisé las carnes en el congelador, arrugué la nariz por el mal olor que éstas despedían, debió averiarse hace muchas horas quizá desde la madrugada.
Caminé hasta la pequeña mesa que tenía como comedor donde solía poner el teléfono, lo tomé para llamar y ordenar comida y de paso a mantenimiento. ¿Qué cojones pasaba? El teléfono ni siquiera sonaba estaba fuera de linea.
—Ahhhhhhh. —grité deseperada, ahora si estaba malhumorada no sólo frustrada, me volví a vestir y calzar. Salí del depa cerrando la puerta trás de mi, caminando escaleras abajo buscando al encargado del lugar.
—señorita Espinosa, espere un momento. —dijo el hombre mayor encargado del lugar, que venía saliendo de un departamento que al parecer estaban empacando— necesito darle el comunicado.
—oiga don Lucas ¿qué está pasando? Justo iba a buscarlo para reportar que en mi depa no hay electricidad, no hay teléfono, el elevador no funciona, mi comida está hecha un asco tengo hambre, no puedo ordenar comida. —dije ofuscada todo aquello me tenía mal.
—lo sé señorita, créame que lo se, todo aquí es un caos quejas sobre quejas, y los entendemos. No pude comunicarle antes porque usted no estaba. Pero me temo que deberá abandonar el departamento en que se aloja.
—¿Qué? No usted no puede estar hablando en serio, esto no puedo ser posible, a dónde diablos se supone que me iré. Nunca he quedado mal con el pago de algo, no es posible que me estén echando de aquí.
—no es por eso señorita, son problemas mayores, el problema no solo es para usted es para toda la gente que habita aquí. Para los empleados para todos. —dijo él señor Lucas bajando el rostro, viendo hacia el suelo.
—es que no logro entender.
—una bandada de ratas se crió dentro de una bodega, son gigantes, mordieron los cables del fluído eléctrico, del conducto de gas y de agua, no se preocupe que ya las exterminamos. La fuga de gas ya la controlamos, tenemos todavía pendiente la electricidad y la fuga de agua, el escurrimiento de ésta está llegando a todos los departamentos. Esta es la razón señorita Espinosa. —dijo con su semblante abatido— llevaban días haciendo eso y no fué hasta la madrugada que empezó a fallar todo. No nos dimos cuenta a tiempo. Lo lamento.
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Dulce Perdición
FanficElla tenía una vida práctica y sencilla, sin problemas, sin rendirle cuentas a nadie, con un espíritu libre y muy propio. Él con muchos sueños y metas, amante de la música y por lo tanto alguien sensible y noble de corazón. Ambos creían sus vi...