Cap 26

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Christopher

Dormir al lado de Dulce me causaba una paz inexplicable, era dormir sin preocupaciones, era estar rodeado de amor y ternura. Al igual que pensar en hacerla mía me causaba ansiedad, si otras fueran las circunstancias dormir no habría sido una opción, pero quería protegerla y ahuyentar los malos sueños o estar ahí por si los tenía. Lo que había pasado en el bar era traumático no solo para ella lo era para mi también, porque me sentía culpable y de alguna manera tenía que hacerla sentir segura.

La alarma de mi celular sonaba y a como pude estire mi brazo hasta alcanzarlo, eran la seis de la mañana debía ir a casa para alistarme e ir a clases, mi princesa dormía plácidamente, me había pedido despertarla al irme pero no quería hacerlo se veía tan bonita así, pero mi intento por dejarla dormir fue en vano porque al moverme para levantarme de la cama abrió los ojos y se aventó sobre mi para detenerme.

—no, no te vayas. —me dijo adormilada, abrazándome por detrás poniendo su cara sobre mi espalda me reí por como sonaba su voz.

—princesa tengo que irme, sabes que hay clases y además tu también deberías levantarte dentro de poco. —respondí hablándole dulcemente, tomando una de sus manos dándole un beso sobre sus delicados dedos.

No dijo nada solo refunfuñó y se tiro a la cama tapándose con las sábanas. Me levanté lavé mi cara y mis dientes, me vestí y calcé rápidamente una vez listo, bajé la sábana dejando al descubierto su rostro adormilado plantándole un sonoro beso en la mejilla con el que sonrió al instante, inyectándole a mi mañana alegría y felicidad para tener durante todo el día.

—nos vemos luego —salió casi en susurros de sus labios y mi mano acarició su cabello.

—te amo Dulce. —le dije con toda la sinceridad de mi alma y con un estremecimiento en mi corazón que me pareció mas que nada, tristeza. Talvez sería el alejarme de ella que me hacía sentir así.

Luego de un largo suspiro salió de sus labios un —yo también— así me marché de su departamento, con rumbo a mi casa.

No quería dar explicaciones a mi mamá pero tendría que hacerlo no me gustaba tenerla preocupada. Gracias a Dios no había nadie levantado en casa aún, subí a mi habitación a prepararme para irme a la universidad, mi mente no dejaba de pensar en lo mucho que la amaba y lo bien que ella me hacía, ahora componía más y con más facilidad, era mi inspiración, era mi musa y era mi amor.

Al bajar a la cocina para tomar un jugo y algo de comer mi papá ya estaba ahí sentado en el comedor leía el periódico y demás papeles que tenía esparcidos sobre la mesa. La muchacha del servicio me sirvió lo que pedí y en eso mi mamá también apareció en el comedor, me dio un beso en la frente.
—hablaremos luego hijo. —claro mamá —le respondí amable dedicándole una sonrisa para calmarla.

—retírate por favor. —dijo mi padre en un tono de voz serio y autoritario.

Cuando Doris la muchacha del servicio salió la mirada rabiosa de mi padre se dirigió a mi, causándome escalofríos y miedo a lo que fuera a decirme, talvez estaba molesto por faltar a dormir a casa. —¿Qué diablos significa esto? —dijo tirándome unos papeles al pecho mientras los ojos de mi mamá se abrían por el asombro. Su tono de voz era fuerte, más de lo acostumbrado, estaba muy molesto.

Rápidamente cogí los papeles que se habían regado sobre la mesa y el suelo, mi corazón punzaba en mi pecho y sentía pitidos en mis oídos de la fuerza que hacía mi corazón al palpitar y bombear sangre a mi cuerpo entero, podía sentir como esta recorría mis venas.

Dulce PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora