Capítulo 3

1.1K 62 4
                                    


Christian.

No sé a que se deba esto. Pero no puedo quitar mis ojos de encima de esta mujer, es algo en ella. Es todo. Su manera de sonreír y responder a mis preguntas con actitud. Nunca he sido fanático de las mujeres con actitud, siempre las he preferido... Sumisas. Pero Andrea tiene algo que me hace querer conocerla y no alejarla de mí jamás.

Estamos cenando en casa de mis padres. Mi padre llegó de trabajar y nos dispusimos a conversar sobre negocios, mi madre y Andrea hablan sobre cuadros y artistas contemporáneos. Andrea tiene un brillo en sus ojos que me atrapaba. La forma en que se deja llevar en aquella conversación sin sentirse intimidada por mis padres... No estoy acostumbrado a ello de ninguna manera. Y me encantaba.

-¿Hace cuanto te graduaste, mi niña? –le preguntó mi madre con curiosidad.

-Hace tres meses, señora Grace. –ella le respondió con tanta naturalidad.

-Es increíble, tienes un talento innato –por la manera en que mi madre la observaba podía decir que estaba encantada con nuestra invitada.

-¿Siempre has pintado? –ésta vez es mi padre quien preguntó.

-Desde que recuerdo. Siempre he amado las artes, esculpir, la música... Simplemente me apasiona –ese brillo en sus ojos cuando habla de lo que le gusta hacer es admirable.

-Christian también ama la música –comentó mi madre dando un sorbo a su copa de vino.

-No tenía idea –respondió ella mirándome a los ojos. Estamos frente a frente en la mesa del comedor y pude observar hasta el más mínimo detalle en su rostro. Es hermosa.

-Lo hace, es excepcional –enfatizó mi madre.

-Toco el piano desde hace muchos años –agregué. Ella me sonrió.

-Podríamos tocar juntos algún día –propuso ella. Y encontré sumamente tentadora esa propuesta.

-Estaría encantado, señorita Cooper.

-Por favor, llámeme Andrea. –ella es audaz.

-Me gusta la cordialidad –le respondí.

-Sin duda alguna. Pero lo siento más acorde.

-Y cuéntame, Andrea –me atrapó la mirada. Me encanta que haga eso– ¿Que piensas hacer ahora que te graduaste?

-Trabajar duro, quiero cumplir mi meta de abrir mi propia galería de arte –se veía decidida. Nunca antes me había sentido atraído por una mujer así.

-¿Una galería? –preguntó mi padre sorprendido– Ese es un sueño muy premeditado para una jovencita como tú.

-Lo es –ella concordó con él con una sonrisa– Ha sido mi sueño desde hace mucho.

-Me parece que lo logrará –la alenté. Ella tiene la capacidad natural de lograr muchas cosas.

-Gracias. Eso espero.

Luego de cenar subí a ver a mis hijos. Ambos estaban dormidos profundamente. Besé sus mejillas antes de salir y al bajar pude oír a mi madre hablando con Andrea en la sala de estar donde la conocí hace unas horas.

-Creo que lo encuentro adecuado –estaba diciéndole mi madre caminando junto a ella.

-De verdad señora Grace, no se tome la molestia. –respondió Andrea deteniéndose frente a las escaleras. No sé que rumbo lleva la conversación.

-Querida, no es ninguna molestia. ¿Cómo crees eso? –mi madre podía llegar a ser muy insistente a veces.

-¿Sucede algo? –besé la mejilla de mi madre.

Cincuenta Sombras RenovadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora