Capítulo 2

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Christian.

Al salir de la larga reunión, caminé de regreso por el pasillo hacia mi oficina, cuando mi secretaria me detuvo.

-Señor Grey, la señorita Steele llamó hace un par de minutos –Me dijo extendiendo un trozo de papel donde está anotada una dirección– Quiso dejarle su nueva dirección para que pueda retirar a los niños, señor.

-Lo imaginé –Tomé el papel y seguí mi camino a mi oficina. Saqué mi celular del bolsillo de mi chaqueta para llamar a mi chofer– Taylor, necesito buscar a los niños. Te espero abajo. –Colgué la llamada, entré a la oficina y apagué mi ordenador portátil, tomé mis llaves, una carpeta y salí con destino al elevador

Elevadores.

Ya nada tiene sentido para mí. No desde hace 5 meses en donde todo terminó. Y el antiguo Christian Grey, dejaba que hicieran con él de las suyas. Ahora sigo siendo el mismo que era antes de conocerla a ella. Frío, firme, controlador y más dominante que nunca.

Llegué al estacionamiento y me encontré a Taylor esperando frente a la puerta trasera de mi Audi R8. Él abrió la puerta para mí mientras lo saludé con un simple asentimiento de cabeza. No sin antes extenderle la nueva dirección de residencia de la señorita Steele. Él la tomó en su mano sin preguntas, como está acostumbrado a hacer. Taylor ha sido uno de mis más fieles trabajadores desde hace muchos años y algo que admiro de él, es su don para nunca hacer preguntas acerca de nada. Ya que odio dar explicaciones a la gente.

Arrancamos siguiendo la dirección señalada en el papel y llegamos a una pequeña casa de dos pisos muy estilo neoyorquino en pleno Seattle. Esperamos unos segundos. Cinco y treinta en punto. Como debe ser.

Pasados tres minutos, Theodore y Phoebe salieron por la puerta principal luciendo sus rostros alegres. Ana, se encontraba de pie tras de ellos, luciendo tacones y un abrigo negro cubriendo todo su cuerpo, a la vez que besaba sus mejillas y los despedía. Taylor se bajó del auto y abrió una de las puertas traseras para que ellos puedan entrar. Al subir ambos me saludaron con un fuerte abrazo.

-¿Cómo se encuentran mis pequeños? –Abracé a mi hijo y beso la mejilla rosa de Phoebe.

-¡Muy bien papá! Hoy en el colegio nos hablaron de los cocodrilos –Exclamó con impaciencia mi campeón. Con esos ojos azules expectantes y llenos de ganas de contarme miles de historias.

-Me parece excelente, campeón –Acaricié su cabello– ¿Y tú, princesa?

-Mami me compró una muñeca nueva –Me enseñó una pequeña muñeca de algodón con ojos azules y cabello color cobre, exacto como ella. Y su madre.

-Es preciosa –Murmuré. Taylor arrancó el vehículo y ambos saludaron por la ventana hacia su madre aunque ella no pueda verlos por los vidrios polarizados. La vi alejarse en el horizonte. La vi perderse entre recuerdos.


Andrea.

La señora Grace es absolutamente una mujer contemporánea. Luego de presentarnos, me dio un pequeño tour por su majestuoso hogar, que debo decir, es algo espacioso para solo dos adultos y una niña. Grace me contó que vive allí con su esposo, Carrick y su hija menor. Sus otros dos hijos la visitan frecuentemente pero no viven allí. Al parecer uno se encuentra viajando por el mundo junto a su novia y el otro maneja su propio negocio, lo cual lo hace tener una vida ocupada. Nos encontramos en la terraza del jardín trasero, sentadas tomando el té frente a una preciosa vista al jardín más hermoso que he visto.

-Y cuénteme, señora Grey... –Comencé a preguntar pero fui interrumpida por ella.

-Oh, querida. Llámame Grace. No necesitamos tanta cordialidad.

Cincuenta Sombras RenovadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora