Capítulo 10

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Christian

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Christian.

Mi nombre dicho de sus labios sin duda es lo más hermoso que he escuchado. Sonreí y ella tomó la rosa en sus manos acercándola a su rostro para oler su aroma.

-Entonces, ¿eso es un sí? –ella me sonrió aun oliendo la rosa. Se veía tan hermosa que no podía dejar de mirar sus ojos.

-Es todo un acierto –respondí aliviado de que sea capaz de reconocerme.

-Tenía una leve sospecha, pero...

-Yo supe que eras tú al instante en que te vi –ella parpadeó un par de veces.

-¿Por que no me habías dicho nada? –me preguntó.

-Quería hacerlo fuera de la vista de tu guardaespaldas.

-No es mi guardaespaldas –rió una vez.

-Lo sé, dijiste que era tu cita –ella me miró y sentí curiosidad por saber todo acerca de él.

-Así es –respondió y eso me incomodó. No estaba en mis planes que viniera acompañada– Y, ¿que hay de ti?

-Vine con mi hermano menor, Elliot.

-¿Sin cita? –al parecer eso le impresionó.

-No soy de citas.

-Entonces, ¿de que eres? –continuaba mirándome con esos hermosos ojos color verde. Yo hago todo lo que está en mí para no sonreír.

-Soy de gustos algo... Diferentes, se puede decir –ella alzó una ceja esperando que profundice más en el tema, pero no lo haré. Ella suspiró.

-De acuerdo... Sólo, no eres gay ¿o sí? –Eso me hace reír, en el pasado me hubiese molestado mucho ya que es la segunda persona que me hace esa misma pregunta.

-No lo soy, para nada –respondí firmemente. Pude ver el fantasma de una pequeña sonrisa en su rostro.

-No me malinterpretes, no estoy en contra de las posturas sexuales de las personas ni nada.

-Créeme, Andrea. No lo soy –repetí.

-Vale, te creo –su mirada se desvía más allá de mí. Yo volteé para ver otra vez al chico con el que ella bailaba hace un rato.

Ella le sonrió y lo saludó con la mano pero el sólo estaba de pie en la entrada de brazos cruzados observándonos- observándonos fijamente.

- ¿Me esperas un momento? –yo asentí y ella caminó hacia él. Claramente estaba molesto porque yo hablo con ella, no lo entiendo. Me apoyé de la baranda de la terraza a observarlos.

Ella hablaba con él, pero él parecía no querer escucharla, sólo negaba con la cabeza y le decía cosas. Ella se ve molesta ahora. Alzó sus brazos y caminó lejos de él abandonando la terraza.

Cincuenta Sombras RenovadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora