Christian.
Cada uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad se encontraba a mi disposición y aún así sentía que no era suficiente.
Realmente quería hacer de aquella noche una muy especial para ella y siendo franco, no lo estaba logrando. Hice que Barney me enlistara los diez restaurantes más conocidos y que también eran los favoritos de Andrea en una hoja de papel, y aún así no podía dejar de pensar en que era necesario algo más que comida italiana y un buen vino para compensarle mi mal carácter en la cena en casa de mis padres.
Tras meditar las palabras de mi hermana Mía descubrí que ella tenía razón, es solo que odio admitir que me conoce incluso más de lo que yo lo hago. No tengo por qué encerrarme en mi mundo nuevamente si tengo la oportunidad de compartirlo con alguien más. La desdicha de mi pasado no debe ser impedimento para que siga adelante y me enfoque en lo que quiero, en lo que más deseo. Y lo que deseo en este momento es tenerla a ella en mis brazos y no soltarla.
Quizás mañana por la noche sea mi pretexto para hacerlo.
Andrea.
Así como así el jueves terminó dando inicio al viernes. Mi cita con Christian sería ésta noche, y mi mente no me dejó olvidarlo ni por un segundo durante toda la noche, ya que apenas pude dormir un par de horas. Emoción, nerviosismo, un poco de desesperación, son algunos de los sentimientos que me embargan esta mañana mientras aún me encontraba acostada en mi cama mirando a la nada y pensando en todo.
Mi perro, encontró su camino sobre el colchón saltando directamente sobre mí acercando su lengua a mi mejilla para lamerla con felicidad, o quizás sólo tenía hambre y ese es su intento de llamar mi atención. De cualquier manera debía levantarme.
-Lo sé, lo sé –Me siento en mi cama acariciando su cabeza– Ya voy –me puse de pie y caminé a la cocina colocando un poco de comida en su plato. Luego encendí la cafetera y la dejé hacer su trabajo de inundar mi apartamento con el usual olor a café, caminé a mi baño para asearme y luego cambiarme de ropa.
Ésta mañana llegué un poco más temprano a la mansión Grey, si en la noche saldría con Christian debía ir temprano a casa para poder arreglarme por lo que quiero adelantar lo más que pueda durante el día.
- Buenos días, solecito –escuché la voz de Mía detrás de mi haciendo su entrada a la sala cuando estaba sentada en el suelo en posición de indio sacando mis materiales y colocándolos alrededor de mi. Levanté la mirada hacia ella, que aún vestía su pijama de seda color coral de dos piezas cubierto por una bata igualmente de seda y color marfil, ella me sonreía acercándose.
- Buenos días, ¿Tú tan temprano de pie? –pregunté enarcando una ceja.
- Es por una buna causa, tengo entendido que una amiga mía tendrá una cita con mi hermano mayor hoy –levantó ambas cejas muy divertida. Debí suponer que esto era obra suya.
-Cuando lo dices de esa manera suena tan mal –murmuré arrugando un poco la frente– Debí saber que fue tu plan y no suyo. –Me puse de pie dándole la espalda dirigiendo mi vista al mural frente a mí.
-¿Mal? ¿A que te refieres con mal? –ella seguía hablándome aún cuando yo me encontraba enfocada en mi trabajo. Pude imaginarla cruzándose de brazos.
- Me refiero a todo esta asunto con... Esa mujer –por un momento olvidé el nombre de su esposa.
- ¿Qué mujer? Oh, hablas de Anastasia supongo –Anastasia, si. Ya recordé. No respondí nada y ella solo siguió allí.
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Cincuenta Sombras Renovadas
RomanceChristian Grey ha dejado su pasado atrás. Ha cambiado el rumbo de su vida desde que su relación con Anastasia Steele llegara a su fin. Devastado, Christian se ha dedicado a su trabajo, su familia y sus dos hijos de una relación fallida... Pero todo...