El día soleado reflejaba un ambiente cálido y animado que contrastaba con el ambiente del castillo en ruinas y de los caballeros, que trabajaban ahí. Algunos de ellos trabajaban en la construcción del lugar, otros simplemente limpiaban. Cada habitante de Lionés se encontraba preocupado y asustado por la situación actual del reino.
- Qué molesto... - Susurró Estarossa, quien estaba encima de una de las torres del castillo, observando con molestia el lugar destruido.
- Ni que lo digas. - Murmuró Ban con frustración.
Ban se encontraba sentado de cuclillas, en cambio Estarossa estaba recostado. Aparte de ellos, se encontraba King abrazando la almohada con preocupación. El pecado de la avaricia observó con empatía a su amigo, después de todo, él también estaría preocupado si su amada se encontrara enferma.
Diane estaba en cuidados debido a que estuvo a mucha acción y estrés, cosa que no sería nada si no estuviera embarazada. Elaine, acompañada por Hawk, estaban cuidándola con cierta culpa, aunque la gigante lo negara sin dudarlo. Merlín junto Arthur se encontraban con la familia real atendiendo asuntos de reinos. Zeldris posiblemente se encontraba con su familia, Gelda no quedó completamente curada. Meliodas había desaparecido y Elizabeth... Ella había muerto.
- ¡Maldición! - Masculló Ban con molestia, cómo odiaba a los demonios... Bueno, excepto a Meliodas y compañía. Todo esto era culpa del Rey Demonio.
- Oye, Ban... - Habló King vacilante, su rostro se notaba cansado y preocupado. El de cabellos plateados lo miró expectante. - ¿Cómo crees que estará el capitán?
- Creo saberlo... - Ban le dedicó una mirada indescifrable, no podía imaginar el dolor e irá que sentía Meliodas... Se había vuelto a repetir esa tragedia. Ver a su amada morir frente a sus ojos y no poder hacer nada más que esperar. Nada había cambiado... A excepción de "él". Ban se levantó decidido.
- ¿Pasó algo? - Preguntó Estarossa ante el cambio de semblante del ladrón.
- ¡Iré por el capitán! - Exclamó Ban serio, pero con ánimo. - Ya sé dónde estará él.
King suspiró y observó con inquietud a su cuñado. - Ban, en este momento el capitán necesita estar solo.
- Así es, pero en estos momentos alguien más lo necesita. - Dijo Ban con una sonrisa melancólica. Estarossa se levantó comprendiendo rápidamente lo que quería hacer el ladrón.
King se quedó callado por unos momentos hasta captar la indirecta. Una pregunta se hizo presente en su mente. - ¿Dónde está Tristan?
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Escanor traía una bandeja repleta de bocadillos, caminaba con nerviosismo por los pasillos destruidos. A pesar de haber acabado con la mayoría de los residentes del purgatorio, se sentía incómodo. Podía sentir una especie de ardor. Según Gowther, era debido a la misma presencia de las bestias, pues ellos habitaban en un lugar donde ningún ser vivo podía estar.
- Gowther, no deberías traer eso. - Dijo Escanor algo nervioso ante sus propias palabras, no quería sonar maleducado. Pero ver a su compañero con una sonrisa animada y una botella de licor en sus manos, no era muy gratificante.
- ¿Por qué? He leído que tomar cuando se está triste, ánima a las personas. - Comentó Gowther con curiosidad. - Diane me dijo que animará a los niños y Gelda.
- Lo sé, pero esa no es la manera. - Balbuceó Escanor con preocupación, mientras esperaba una acción inesperada de Gowther. Y como lo pensó, él tiró la botella por la ventana. - ¡¿Por qué hiciste eso?!
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Lo que nos une
Hayran KurguDespués de tanto sufrimiento, Meliodas y Elizabeth comprendieron que la maldición continuaría... o eso es lo que creían. Elizabeth deberá entender que la vida sigue más rápido de lo que ella pensaba, y Meliodas a aceptar el hecho de que él tiene un...