Un día más

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- ¡Vamos! Tú puedes, Drake. Confío en ti, recuerda que estuvimos practicando. - Exclamó Tristan con determinación, mientras movía sus brazos de manera alentadora. Drake se encontraba a una distancia prudente de su primo, cerca de ellos estaban Zeldris, Estarossa y Hawk. Ambos demonios estaban atentos por si ocurría algo anormal, en cambio el cerdo miraba con duda lo que hacían los niños.

- ¿Qué estamos viendo? - Preguntó Hawk, al ver a Drake muy concentrado con sus manos extendidas frente a él.

- Dijo que había estado entrenando y pues aquí estamos. - Comentó Estarossa mientras se recostaba en el pasto y se disponía a descansar. - Me avisan cuando algo suceda.

- Oye, Zeldris. ¿Tienes idea de lo que quiere hacer? - Dijo Hawk respetuosamente al demonio, pues era el único de los tres demonios que lo respetaba. Por lo que no había razón de ser tan escandaloso para no ser ignorado. - Lleva mucho tiempo haciendo eso.

- No lo sé, no me quiso contar lo que había "aprendido". Pero tienes razón, ha tardado mucho, será mejor interrumpir. - Dijo Zeldris con algo de curiosidad al ver a su hijo muy tranquilo y a su sobrino animado. Avanzó un par de metros cuando sintió una calidez frente a él.

Estarossa se despertó sorprendido por el calor que empezaba a sofocarlo. Una gran llama estaba frente a Tristan, quien la miraba con asombro. Al ver como aumentaba su tamaño y empezaba a moverse, el rubio saltó lejos de ésta. La gran llama se transformó en una llamarada, saliendo disparada hacia Zeldris y compañía.

Zeldris tomó a Hawk y saltó con agilidad lejos de ataque, Estarossa iba a contraatacar con unas flamas negras, pero se dio cuenta que aquella flama era más fuerte. Por lo que corrió evitando el ataque, rozando un poco su pierna. - ¡Maldición...!

La gran flama viajó en dirección recta hasta que fue detenida por un poderoso viento, disipándose poco a poco, dejando a ver a un Meliodas ligeramente quemado y algo sorprendido. Detrás del rubio, estaban Gowther y Arthur junto a Cath, que estaba en su hombro, en un estado de precaución.

- ¡Meliodas, tus brazos! - Exclamó Arthur preocupado al ver como los antebrazos del rubio estaban en mal estado.

Zeldris dejó a Hawk en el suelo para sacar su espada y prepararse para atacar, Estarossa también se alistó. Meliodas frunció el ceño por unos momentos hasta que vio las caras de su hijo y sobrino sorprendidas y, a la vez, asustadas.

- ¡Casi los matas! - Le grito Tristan a Drake con miedo para luego ver a su primo en llamas, más exactamente sus manos. Y observarlo con preocupación. - ¡¡Estás ardiendo!!

Drake miró sus manos y se asustó, por lo que empezó a correr en círculos mientras las levantaba y agitaba desesperadamente. Hasta que se dio cuenta de que no sentía dolor, por lo que se detuvo y observó sus manos con curiosidad.

- ¡¿Qué está pasando?! - Exclamó Hawk confundido al no entender lo que acaba de ocurrir con el fuego.

- ¡Papá, estás herido! - Corrió Tristan hacia Meliodas, invocando sus poderes para curarlo. El demonio se vio sorprendido por la facilidad de quemarlo, ese fuego no era común ni demoniaco.

- Lo siento. - Drake hizo una reverencia avergonzado por lo que acaba de pasar. Había entrenado tanto para que terminara de una mala manera. - No era mi intención...

Meliodas al ser curado y ver las caras de decepción y culpa de los niños, rió con ánimo. Seguía asombrado del poder de su sobrino, sino lo hubiera contrarrestado de seguro Arthur, Cath y Gowther habrían sido aniquilados. - ¡Eso fue increíble!

- ¡¿Qué?! - Exclamaron ambos niños, sorprendidos por la sonrisa de Meliodas a pesar de haber sido víctima de quemaduras.

Zeldris se acercó a su hijo e intentó tocarle las manos, pero se quemó en el proceso. Observó como las flamas fluían por sus manos sin causarle daño a Drake. - Ese poder...

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