ÁNGEL DE LA MUERTE

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(CAPITULO ALTERNO A
"LA ÚLTIMA DECISIÓN")

La cabeza de Elizabeth daba mil vueltas mientras la que estaba en su escritorio permanecía inerte sobre un pequeño charco de sangre.

Justo antes de llamar a la central, su teléfonos sonó, y ya podía imaginarse quien era.

Al contestar la llamada su sospecha de disipó al oír la profunda voz del acosador, y posible asesino que la había llamado anteriormente.

— ¿recibiste me presente? —dijo riendo con sarcasmo.

—si gracias, fue muy lindo —respondió con el doble de sarcasmo —sólo espera que te atrape y tu cráneo será el que adorne mi mesa —farfulló furiosa

—Calma cariño, no pierdas la cabeza jajajajaja —exclamó burlándose —quien debería de cuidarse eres tú. Duerme, mañana será un largo día.

La llamada acabó, y airada, casi estrella el teléfono en la pared pero recordó que aún no había llamado para que se llevasen la cabeza.

El protocolo de la última vez se repitió, y con otro recuerdo perturbador, Elizabeth se presentó al trabajo al día siguiente.

Mientras Elizabeth iba rumbo a su trabajo en otro lugar de la ciudad de Adelaida un accidente sería el preámbulo de algo aun peor.

Una joven de cabello castaño y ojos color caramelo caminaba a la orilla de la calle rumbo a casa luego de la escuela.

Su semblante caído y su cara de tristeza denotaban que estaba pasando por una difícil situación y en su mirada pérdida se podía notar que su deseo de vivir había desaparecido.

Estaba al borde la calle, el semáforo estaba en verde y era el momento de cruzar, para los autos y para ella.

En medio del concurrido tráfico del centro y ante la mirada apática de los transeúntes la chica se lanzó en medio de la calle y lo inevitable ocurrió.

Todo se tornó oscuro y la luz al final del camino apareció, sin embargo, esa luz no era precisamente la del cielo.

Al despertar, esta se encontraba en una habitación con paredes blancas y dos enormes ventanales con vista al hermoso patio que estaba debajo.

La habitación también tenía algunos detalles en rojo y negro en algunos cuadros y decoraciones y estos resaltaban en lo mondo de la habitación.

La chica estaba desconcertada pero a la vez se sentía en una paz que no había podido percibir desde hace mucho tiempo.

Minutos después de despertar la puerta del cuarto se abrió y una silueta masculina se aprestó.

—hola, ¿te sientes mejor? —dijo en bello sujeto de cabello negro

—sí, disculpa ¿acaso este es el cielo? —preguntó

—jeje, ¿por qué lo dices?

—Porque este lugar es muy bello y sereno y tú pareces un ángel —halagó sonrojada.

—sí, soy un ángel pero no del tipo que piensas —exclamó entre una suave risa.

— ¿qué tipo de ángel eres? —preguntó

—Uno real —respondió sin cavilar —y esto no es precisamente el cielo, aunque no hay duda que estarás muy bien aquí.

—Muchas gracias por la cordialidad pero esto es mucho para mí y no tendría pagarte todo esto, tengo que irme —agregó cabizbaja

—no tienes que pagarme nada, tu vida es el mejor regalo

— ¿de qué hablas?

—Quise decir que el hecho que estés con vida es un gran regalo —corrigió sonrojado —eh, puedo preguntarte algo

—si dime

— ¿qué te llevó a intentar acabar con tu vida? —preguntó cautelosamente

—La soledad, en el cielo o en infierno no estaré sola —agregó entristecida

—ya no estarás sola, ahora me tienes a mi

—gracias por ser tan especial, mi ángel guardián

La chica se aproximó a darle un beso en la mejilla y él puso los labios. De lo que sería un beso de afecto pasó a ser un beso apasionado que precedió a que sus emociones salieran a flote.

Sus cuerpos se acercaron cada vez más y el latir de sus corazones se había sincronizado. Al parecer eran el uno para el otro, sin embargo, el amor a primera vista no siempre es lo que parece.

El sexo se dio con naturalidad, sus cuerpos desnudos se frotaban uno al otro en una danza erótica.

Sus partes chocaron y fue como el choque de dos planetas y el estallido final fue magnificente.

Todo lo que empieza acaba, y lo que para la chica sería un final de cuentos de Ada, se convertiría en el final de cuento de terror.

Al terminar ambos quedaron dormidos, sin embargo al levantarse la chica estaba sola en la cama, y en lugar del apuesto sujeto de ojos claros, una nota en tinta azul versaba lo siguiente.

Antes de ir al cielo debes conocer el infierno

Bienvenida al mundo del SIDA.

El semblante de la chica cambió súbitamente, y si antes tenía motivos para morir ahora esta sería su última decisión.

Tomó las pastillas calmantes del buró de la cama y sin más reparo las tomó.

Antes de dar su último suspiro el sujeto de ojos azules se posó frente a ella y le dijo.

—nunca volverás a estar sola nunca y también nunca tuviste SIDA...




El asesino de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora