35. MÁSCARAS

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La vida de alguien corre peligro y esa vida podría ser la suya.

Al menos eso pensaba Elizabeth quien intentaba encontrarle sentido a la nota que al parecer ocultaba algo más profundo entre líneas.

Al leer detalladamente se dio cuenta que la pista para resolver el enigma se escondía sutilmente en la palabra sangre azul, un término usado para referirse a los policías, lo que podría significar que el asesino es uno de ellos.

Ese dato hacia que las sospechas hacia Richard fueran mayores más por el hecho que el también fue agente y que obviamente alguien normal no tendría cadáveres decorando su sala.

Sin embargo, era demasiado extraño que un asesino tan locuaz tomará las cosas tan a la ligera y permitiera dejar un rastro tan evidente de sus crímenes, por lo cual era un punto en defensa de su ex compañero.

Además, él no era el único agente, todos los que trabajaran en esa profesión podrían ser sospechosos, incluyendo a su compañero John Evans, quien desde que llegó a la central de investigacion se perfilaba como posible asesino.

Incluso ella estaba en la mira.

Elizabeth concluyó que el asesino podría estarse ocultando en la fachada de un agente policial, lo que significaba que podría estar justo a su lado sin siquiera darse cuenta.

Cerrando todo con llave, Elizabeth comenzó a revisar los datos dentro del sobre y efectivamente todas las chicas de las que se hacían mención en los documentos dentro de este  fueron victimas del asesino de ojos azules, todas menos una.

Lili Colins no parecía tener las características de las demás víctimas sin embargo, su identidad y dirección estaban escritas en la que podria ser su foto.

Quizá ella era su siguiente víctima y podía ser posible que que aún siguiera con vida.

Sin perder tiempo Elizabeth guardó todo bajo llave y fue en búsqueda de Lili con la esperanza de encontrarla a salvo.

A toda velocidad, Elizabeth condujo hasta la dirección escrita en la foto y veinte minutos después llegó al lugar.

Bajando del auto Eli se aproximó hacia la puerta donde luego de tocar el timbre en reiteradas ocaciones nadie salia a atenderla.

Quizá Lili no estaba en casa o tal vez algo malo le había ocurrido.

Siguiendo su lado paranoico, Eli entró por la puerta trasera forzando el cerrojo con una navaja, ya dentro, todo parecía lucir normal pero un pequeño detalle la haría cambiar de opinión.

Mientras caminaba por el recibidor un par de fotos sobre una mueble de madera llamaron su atención, y al observar con detalle, de dio cuenta que efectivamente eran de Lili.

Mientas las veía, su mirada de dirigió al suelo ya que algo había llamado su atención, al parecer, una pequeña retratera sobresalía bajo la mesa y lo más extraño de todo era que no tenía foto.

Dejando momentáneamente su primer hallazgo prometedor continuó con su inspección hasta que notó lo que parecía ser un bolígrafo tirado en el suelo al lado de la mesa de madera frente al sofá.

Elizabeth comenzaba a construir la escena en su cabeza y para no dañar la posible evidencia, fue en busca de un par de guantes y una bolsa plástica para tomar seguir inspeccionado sin dañar la escena.

Mientras buscaba entre los cajones y repisas de la cocina, un objeto cayó desde la parte superior de la alacena, al parecer era un libro de cocina, sin embargo, al verlo con detalle, notó algo peculiar en este.

El asesino de ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora