Tras leer la misteriosa nota, su reacción no se hizo notar, y si antes no tenía motivos para acabar con su vida, ahora si los tendría.
Antes de tomar su decisión, tomó un bolígrafo, una hoja de papel y comenzó a escribir.
Mientras tanto, en la comisaria de la ciudad, la aparente tranquilidad se vería interrumpida por una alarmante noticia, una nunca antes vivida en Adelaida.
Los investigadores Elizabeth y Richard fueron enviados al lugar, ya que ese tipo de crímenes son su especialidad.
Al llegar al complejo de apartamentos todo parecía normal, hasta que llegaron al segundo piso.
La pared de un lado del pasillo estaba cubierta de sangre, aparentemente la víctima fue asesinada allí, sin embargo, los vecinos aseguraron no haber oído nada sospechoso. La marca de sangre no era sólo eso, sino que el líquido color vino dibujaba algo inquietante en el lienzo del muro: UN OJO CARMESI
Los investigadores de inmediato dedujeron que se trataba del asesino de ojos azules, mas no contaban con lo que encontrarían dentro de una de las habitaciones.
El cuarto estaba vacío, cubierto de sangre de piso a techo y con un olor a muerte por todo el lugar. El asesino y la víctima no estaban allí, si es que de un crimen se tratara, y lo único que había en la habitación eran objetos cubiertos de roja y brillante sangre.
Sin mucho por hacer allí Elizabeth y Richard se marcharon del lugar dejando a un par de compañeros revisando la inusual y aparentemente poca útil escena.
Salieron del edificio y antes de irse empezaron a hablar acerca de la escena.
—Elizabeth, ¿Qué crees que signifique todo esto?
—no lo sé, seguramente solo juega con nosotros, no hace seguir pistas falsas mientras él hace lo que quiera donde sea que este —dijo pensativa.
— ¿y si en realidad trata de dejarnos un mensaje? —agregó dudoso.
— ¿Qué clase de mensaje podría ser? —preguntó desconcertada.
—Es simple, nos está observando —afirmó —para él esto es como una serie de televisión, o una novela policiaca, donde los investigadores deben capturar al asesino antes que realice su acto final.
—Podría ser, si tan solo una pista cayera del cielo.
Luego de concluir su oración, la pista que pedía llegó. Del último piso del edificio una chica saltó al vacío impactando estrepitosamente en el asfalto de la acera.
Ambos quedaron en shock, y a pesar de estar completamente impactados, lentamente se acercaron a la chica para verla detenidamente.
De su cabeza la sangre comenzó chorrear, mientras en varias partes de su cuerpo se notaba como los huesos sobresalían de la piel debido a la fractura de la caída. La chica de cabello castaño claro, piel caucásica y un físico promedio yacía tendida en el suelo ante la mirada atónita de Elizabeth y Richard más de algunas personas que se acercaron para ver que sucedía.
Elizabeth inspeccionó rápidamente el cuerpo con la mirada, y notó algo que sobresalía de su mano derecha.
Era una carta, posiblemente su nota de suicidio, sin embargo con los casos anteriores ella tenía en claro que nada en todo lo que han investigado hasta ahora es lo que parece.
Antes de tomar la nota, se puso un par de guantes blancos de látex, la extrajo de la inerte mano de la chica y la puso en una bolsa de evidencias.
Luego Richard entró a llamar a los otros agentes que de inmediato se aprestaron a lugar, llamaron al equipo forense y cerraron la zona mientras esperaban su llegada.
No pasó mucho tiempo para que el equipo llegara a la zona y de inmediato empezaran su protocolo de levantamiento.
Elizabeth subió a su auto acompañada de Richard y dentro analizaban lo sucedido.
—Debe ser la victima de la habitación, seguramente escapó y terminó cayendo de la azotea —dijo Richard.
—No lo creo, si ella es la víctima, ¿Dónde está el asesino?
—seguramente huyó, no lo sé. De lo que si estoy seguro es que la nota de la chica será la que nos aclare todo.
—O nos haga dudar más —agregó Elizabeth.
—esto se complica cada vez más, ya ni se en quien o que puedo confiar.
—yo también
— ¿dudas de mí? —preguntó Richard
—A estas alturas dudo hasta de mi misma
—yo también —dijo Richard.
—Creo que es momento de irnos, hay una carta que analizar —dijo evadiendo la conversación.
—está bien vámonos.
Luego de un momento un poco incómodo ambos se fueron a la central para revisar la carta, sin embargo, Richard parecía tener otros planes
Su teléfono sonó y de inmediato atendió la llamada
—hola, mamá, eh sí, no hay problema, está bien voy para allá.
— ¿sucede algo?
—Sí, era mi mamá, necesita que vaya por sus medicinas a la farmacia —respondió —pero primero te llevaré a la comisaria, ¿te parece?
—no hay problema, la saludas de mi parte
Minutos después Richard dejó a Elizabeth y se fue.
Del otro lado de la ciudad, la maldad se estaba reuniendo con el miedo para hablar acerca de la curiosidad.
— ¿Qué tal estuvo tu día?
—no preguntes si ya sabes que sucedió
—solo quería oír de ti lo que sentiste, porque tu reacción simplemente no tuvo precio
—basta de bromas y dime que quieres
— ¿recuerdas el trato que teníamos?
—querrás decir tenemos
—teníamos, pero no estas cumpliendo tu parte
—intento hacerlo pero ella está sospechando demasiado
—ya veo, al parecer no eres capaz de hacerlo, lástima que será alguien más que pague las consecuencias.
—no te metas con ella, ella no tiene la culpa
—eso es lo que tú crees, pero es demasiado tarde para arrepentirse, alguien debe saldar tu deuda y no serás tu
—por favor déjala en paz, ella no merece esto
—entraste en aguas profundas, y si no sabes nadar te ahogas
—dame una semana más, te lo suplico
—jajajajaja, adoro ver el terror en tus ojos, y esas lagrimas no tienen precio
—te lo ruego, dame más tiempo y te prometo que acabaré con todo esto de una vez por todas.
—tienes siete días
—prometo que esta vez no te defraudaré
—de acuerdo, nos vemos pronto, Richard...
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El asesino de ojos azules
Mistério / Suspense"Los ojos son las ventanas del alma, y los de John son las puertas del infierno" El odio encendió su corazón y solo la sangre puede apagarlo. No te confundas con el azul de sus ojos porque la maldad se oculta detrás de ellos. Jugaron con su corazón...