Johnny
Seguía buscando y buscando, pero no la encontré, lo que me dice que no se presentó en el instituto. Opté en darme por vencido.
Vamos Johnny, esa chica jamás se fijará en ti. Eres muy distinto a ella.
Mi subconsciente tenía razón. Pero aún así insistía en conocerla y ser su amigo, al menos, formar parte de su vida.
Entre a la última clase y fui hasta mi pupitre, me senté con cara de pocos amigos y aburrido. El maestro empezó a nombrar los estudiantes que había dejado para hoy, en la exposición. Llego al nombre de Aisha White. Iba a decir que no se presentó pero me quede en silencio al sentir una mano fría tocar la mía, la miré. Ella como siempre vestida de rojo sangre y negro, con sus inseparables botas, sus nudillos estaban rasgados. Iba a decirle algo pero me calló y ni siquiera me miró.
Caminó hasta adelante y empezó su exposición. Y ¿Dónde estuvo todo éste tiempo? ¿Habrá sabido que la buscaba? La miré y como siempre hacia su exposición con los ojos levemente cerrados y las manos cruzadas mostrando sus nudillos lastimados ¿con quién habrá peleado?. Había terminado y fue directo hasta su lugar y... No me atreví a mirarla a la cara. ¿Acaso tenía miedo?
El maestro puso unos ejercicios para llenar aquí antes de irnos a casa.
Aisha estaba en la esquina, como siempre. Y yo estúpidamente mirándola de reojo. Sabía que estaba consciente de que la estaba observando, pero paso algo que jamás había pasado, en todo el tiempo que llevaba en el instituto jamás había mirado a alguien fijamente a los ojos a menos que lo fuera a golpear, pero lo hizo. Me miró con sus ojos gris azulado, me miraba con odio y entonces hizo un pequeño levantamiento de labios mostrando disgusto. Aparté la mirada y seguí llenando mis ejercicios, pero seguía sintiendo su mirada en mi nuca.
Entonces supe que la había retado. Y eso era muy malo. Pero ... que puedo decir. La chica es espléndidamente hermosa, aun siendo intimidante.
El timbre sonó y todos gritaron de la alegría. Me dispuse a guardar mis cosas y sus manos volvieron a tocar las mías. Volteé de inmediato y vi directo a sus ojos. Trague fuerte, su mirada fue tan penetrante que por momento pensé que me golpearía de una vez por todas y saldría de esto.
- creo haberle advertido, joven Romo.
- bien - me paré justo en frente de ella y agache sólo unos centímetros mi vista para verla - golpeame - ella me mira extrañada y pone sus labios en una fina línea.
- no lo haré porque usted me lo pide, me gusta tomar a mis víctimas desprevenidos.
- ¿víctimas? ¿Acaso eres una asesina? - no respondió, sin embargo volteó para irse pero la detuve sujetando su brazo izquierdo - ¿a quien golpeaste para que tus nudillos estén así?
- no es algo que le incumbe Romo. Usted en sus cosas, yo en las mías.
- ¿podrías tutearme? Me haces sentir un viejo.
- no tuteo a alguien a menos que le de un poco de confianza y eso es algo que usted no se lo ha ganado. Si me disculpa, llego tarde. - da la vuelta y se va, pero yo soy más terco que la sigo.
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GOLPÉAME
Teen FictionAisha estaba en la esquina, como siempre. Y yo estúpidamente mirándola de reojo. sabia que estaba consciente de que la estaba observando, pero paso algo que jamas había pasado, en todo el tiempo que llevaba en el instituto jamas había mirado a algui...