Capitulo 22

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-¿Te acompaño a tu casa?-le preguntó Max a Lara ya afuera del colegio. La verdad es que sólo buscaba una excusa para estar a su lado ahora. Un rechazo debe ser terrible.

-Estoy bien, no te preocupes-respondio ella.

-Entiendo-Max intentaba pensar en una excusa-La verdad es que quisiera practicar lo que teníamos planeado decir para el trabajo.

-Oh, bueno. Entonces, ven.

Ambos caminaron hasta llegar al paradero. Lara empezaba a temblar de frío. Tal vez venir con un vestido al colegio no fue tan gran idea.

Sólo quería llamar la atención del profesor Adrián, pero ni eso logró. Se deprimió al pensar en su rechazo, y a su vez, se sonrojó al recordar aquel beso por parte del pelinegro.

De pronto sintió que algo la rodeaba por la espalda. Max se había quitado su casaca y se la había ofrecido a Lara pues notó que estaba temblando.

-Gracias-le dijo Lara con la voz algo apagada, no era para menos... Sentía que iba a llorar.

A veces lloraba al pensar en lo imposible que era aquel hombre mayor, en las inexistentes posibilidades que nunca tuvo.

Y a pesar de eso, quiso aferrarse a la idea de un futuro con él. En donde se conformaría con sentarse a su lado y leer libros mientras ambos hablaban amenamente.

¿Cómo pudo ser tan tonta?, no debió haberlo besado. ¿Cómo lo vería a los ojos ahora sin que la vergüenza se impregné en sus blancas mejillas?

-Él se lo perdió-dijo Max.

-¿Qué?-preguntó la rubia llorando. No logró contenerse, se sentía débil.

-Es un tonto por no haberte aceptado.

-N-No fue su culpa... Era obvio que no lo haría, y sin embargo... Fui muy tonta.

-Sí, pero fue por amor. Y siempre he pensado que esa es la mejor tontería.

-Lamento que tu esfuerzo haya sido en vano.

-No lo fue. Conocí a una linda chica.

-¿A quién?

-Pues, a ti. Es cierto que al inicio hubiera querido que ambos se quedaran juntos. Pero...

-Perdón-se disculpó la rubia-Por lo del beso... No quería ignorar aquello.

-Entiendo si no te agrado que lo hiciera, además...

-El problema es que...me gusto que lo hicieras.

-¿En serio?-preguntó Max algo sorprendido.

-Fue mi primer beso. Y aunque me hubiera gustado que fuera con él... El que tú lo hicieras me hizo feliz también... Y no sé por qué.

-Lara...

En ese momento, su bus llegó al paradero. Lara y Max subieron al bus y no dijeron ninguna palabra hasta que llegaron a la casa de la rubia.

-Pasa-le dijo la rubia abriendo la entrada principal, cuando ya ambos estaban dentro la cerró-Ven, el trabajo está en mi cuarto.

Max subió junto a la rubia al cuarto de esta. El castaño estaba pensativo, Lara le dijo en el paradero que no le molestó que la besara. Él no quería ser apresurado, y mucho menos hacer algo sin el consentimiento de la rubia. Pero quería besarla de nuevo.

Ambos se sentaron al borde de la cama de Lara, a decir verdad el cuarto de la rubia no era muy grande, la rubia sacó los papeles que estaban en una caja debajo de su cama.

-Aquí están los papeles-dijo Lara dándole lo que debería decir al presentar el proyecto-Yo saludaré a la clase y luego tú...-la rubia se dio cuenta de que el castaño la miraba mucho.

-Lo que dijiste en el paradero... ¿Es cierto?-preguntó Max sonrojado.

-Oh, eso... Sí.

-¿Puedo besarte de nuevo? Sé que suena atrevido, y lo es, pero yo...

-Si quieres hazlo-dijo la rubia bajando la mirada. Es cierto que aún estaba dolida por el rechazo del profesor Adrián, y tal vez ese es el error de muchas personas: Darle esperanzas a otros sólo porque queremos desahogarnos.

Max se acercó a ella y la besó. Fue un beso lento, él no quería que Lara se sintiera incómoda. Pero, se sorprendió cuando ella empezó a corresponderle de una manera algo acelerada.

No es que a él le incomodara, pero ella lo hizo tan sorpresivamente que llegó un momento en donde él se inclinó demás y ambos terminaron cayéndose sobre la cama de ella.

El castaño seguía el ritmo lo más calmado que podía. Sin embargo, el calor se estaba apoderando de su cuerpo de una amanera muy peligrosa, sin darse cuenta él comenzó a acariciar las blancas piernas de Lara. Aquello le sorprendió, jamas había hecho algo tan atrevido, pero lo que más le sorprendió fue que Lara no le detuviera.

Es más, la rubia lo siguió besando mientras se acomodaba mejor en la entrepierna de Max. Lara ya no estaba siendo guiada por la razón, sino por el dolor.

Él no quería aprovecharse de ella en ese estado. A pesar de que la tenía besándole con desesperación, encima de su cuerpo, tan indefensa, tan herida... Pero, él no quería hacerlo así, no quería ser uno de esos chicos que aprovechan la tristeza de una mujer para esos fines tan pervertidos y desconsiderados.

-Lara...-susurró Max cuando se le acabó el aire. Y es que los ojos azules de ella se estaban tornando llorosos. Él sólo la alejó temiendo llegar más lejos si ella continuaba.

-Perdón...-se disculpó ella viéndolo-No debí hacer eso. No quería.

-Te entiendo, sólo...

Y antes de que pudiera decir algo más, la rubia se lanzó a sus brazos y se puso a llorar. Dios, se sentía pésima, no quería usar al castaño como un consuelo.

Él no se lo merecía. Y lo supo al notar que en sus brazos se sentía más calmada.

Max se propuso darle el tiempo que necesite. Aún amaba al profesor, y Max aún la amaba a ella.

La suma perfecta( el popular y la nerd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora