Capitulo 21

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Lara se sentía terrible, hizo que Max se forzara a parecer alegre. Todo por aquel beso por parte del castaño.

¿Qué clase de persona hace eso? Debía afrontar aquella situación. Pero ya no podía, mucho menos hoy. Hoy le iba a confesar a aquel profesor que usaba lentes sus más profundos sentimientos por él.

Ella lo amaba. De eso estaba convencida, desde hace dos años se enamoró de él. Ya que era una solitaria que leía libros y no era muy diferente de él.

En ese entonces cuando recién lo conocía le pareció alguien muy listo y algo guapo. Pero cuando su corazón comenzó a latir por él fue cuando una vez se le escapó decir frente a él "Yo no soy especial". Él sólo le respondió "Usted es perfecta a su manera".

Aquello le hizo sentir especial y muy querida. A veces en los almuerzos ella iba a hablar con él sobre libros. Él aceptaba gustoso su compañía, se llevaban bien.

Escribió poemas de amor y cartas sin destinatario con las cuales se complacía en un amor imposible. Suspirando cada vez que pensaba en aquel hombre.

Sin duda, lo amaba.

Ya era hora de salida. Pamela se acercó a Lara pues ya sabía su plan.

-Te deseo suerte-dijo su amiga mirándola con confianza.

-Gracias-respondio ella nerviosa.

Lara lo buscó en el último piso, en donde él recurría por el silencio después de la campana. Pues se ponía a leer o revisar documentos con respecto a su trabajo.

La rubia se acercó a él con todo el valor que pudo reunir y se sentó a su lado.

-Hola, Lara. ¿Pasa algo?-preguntó él con aquella sonrisa tan bella.

-Yo...quiero hablar con usted-dijo la rubia.

-Bueno, ya lo estás haciendo. Así que te escucho.

Lara tomó aire y dijo aquellas palabras que tarde o temprano iba a tener que pronunciar. El mayor al oírlas sólo se sorprendió, aquellas palabras hicieron que algo dentro de él tuviera algo de sentido.

-Profesor, lo amo-pronuncio Lara sonrojada.

El profesor Adrián sólo se acomodó sus lentes y pensó en algo que pudiera decirle a su alumna.

-Yo...no. Lo siento-dijo él convencido de que esa era la mejor respuesta.

-¿Es por mi edad, cierto?-preguntó ella mirando a otro lado.

-No, eso no es relevante-dijo él.

-¿Entonces...cuál es la razón?-la rubia seguía sin mirarlo y su voz parecía cortante.

El profesor hizo que lo mirara. Los ojos celestes de ella estaban cristalinos, parecía que iba a llorar.

-No te desanimes por esto. Por favor, me haces sentir culpable-dijo el mayor.

-No de-deberia sentirse...así.

-Mira, la razón es que tú eres muy especial. Tú tienes más oportunidades que yo. Sólo soy un simple profesor de letras que poco o nada podrá aportar a una chica tan lista como tú-dijo abrazándola.

Lara sintió una pequeña necesidad al estar en sus brazos, y sin estar del todo consciente de sus actos hizo que sus labios chocaran con los de él.

El mayor se sorprendió. Por suerte nadie los estaba viendo o se metería en una gran problema. Los labios de la rubia estaban chocando con los suyos. No sabía con exactitud qué hacer.

Lo correcto sería alejarla y dejarle en claro la respuesta que ya había dado. Notó que las mejillas de ella seguían rojas, sus ojos ya botaban lágrimas y estaba consciente de aquel beso era una forma de saciar un deseo que él extinguió con su respuesta.

Así que sólo la besó, rodeó la cintura de la rubia causándole un escalofrío a ella. Lara sólo lo miró algo avergonzada, y tenía la intención de irse. Pero, el profesor Adrián la detuvo y la besó como correspondía, la de ojos celestes seguía el ritmo que él le dio.

Sin embargo, algo dentro de ella le decía que no servía de nada despedirse de su amor con un beso. No era algo importante.
Porque un beso no significa amor y ella lo sabía.

-Lo siento-esta vez el mayor se disculpó mientras le secaba las lágrimas a ella-Perdon por no corresponder lo que sientes.

-No se preocupe, está bien. Perdón por las molestias-dijo Lara sonriendole.

-Puedo hacerte una pregunta...

-¿Por qué yo?-preguntó el pelinegro queriendo saber la razón del amor de la alumna por él.

-Porque usted es tan maravilloso, es muy listo, es increíble en tantos sentidos. Yo me enamoré de eso.

-Entiendo, gracias por ser sincera conmigo-dijo él besándola en la mejilla.

-Yo...mejor...me voy-despues de decir eso la rubia se fue.

Bajó los pisos correspondientes a la salida y al llegar al baño más cercano a esta se puso a llorar esperando que sus sollozos no fueran tan fuertes. No quería que pensaran que era débil. No, no lo era.

Pero cualquiera es débil si se trata de amor.

Pensó para después derramar de sus ojos muchas lágrimas. Él... No la ama.

No la ama, y ni siquiera le daría una oportunidad.

-¿Lara?-escuchó la voz ya conocida del castaño que se atrevió a robarle su primer beso. Se supone que su primer beso debía ser el que tuvo hace unos minutos con el mayor. No con él.

La rubia sólo salió del baño y se acercó a él. Max la miraba con pena y ella sólo con tristeza por el dolor.

-Yo...-quiso decirle algo el castaño.

-No me hables, por favor-dijo ella intentando irse, pero el castaño la rodeó con sus brazos.

-Lo siento...-dijo él que al haber  espiado aquella conversación supo el estado de la rubia.

Lara sólo lloró en sus brazos siendo consolada por Max, el cual escuchó con algo de pena todos aquellos "Yo lo amaba" por parte de la rubia.

Y sin embargo, él sabía que el término "amaba" era en pasado. Pero el amor no se olvida tan rápido, ¿o sí?

No lo sabía y a pesar de eso siguió abrazando a la chica que estaba en sus brazos.

Y a su vez, un profesor los veía desde arriba convencido de que su decisión fue la mejor.

La suma perfecta( el popular y la nerd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora