Paulo llegó a su casa con un punzante dolor de cabeza. Aquella rueda de prensa había sido muy estresante, tantos periodistas y flashes... Estacionó su auto y entró a su hogar. Era enorme, a veces Paulo se sentía un granito de arena perdido en el universo, pero intentaba eliminar esa clase de sensación, que no lo llevaba a ningún lado, a ningún lado que pudiese ser bueno para él. Suspiró y subió las escaleras mientras escuchó la voz de su nana preguntándole si quería algo para cenar...
- No Rita, gracias, pero por ahora prefiero estar tranquilo.
Entró en su habitación y se arrojó en la cama pensando en aquella admiradora que lo saludó al final de la rueda de prensa, meterle los cuernos a Antonella no era algo común en él, pero determinadas valían la pena. ¿Cómo no resistirse, si se le tiraban encima? Sonrió, él erra incorregible en ese aspecto, el sexo opuesto era una de sus tantas debilidades. No había encontrado una que le de lo que todas juntas le daban, ni siquiera la perfección de Antonella lograba satisfacerlo por completo. Aunque sin dudas, era ella la que más cerca estaba de ese puesto...
- Hola mi amor- Paulo giró la cabeza. Antonella estaba allí con su cabello rubio y vestida de punta en blanco, como siempre. Él sonrió al verla, pero también se tensó, preguntándose si se había enterado lo que le preguntaron en la rueda de prensa.
- Joyita...-le dijo sonriendo- ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu día? No te escuché entrar...- la abrazó mirándola.
- Fui al gimnasio temprano. Y luego a medirme unas prendas de una famosa marca de ropa.- le acarició la cara- ¿Qué tal la rueda de prensa?- Paulo tosió y se sentó en la cama algo incómodo.
- Disculpa...- replicó- Ha estado muy bien la rueda de prensa...aunque los periodistas, tú sabes.- Antonella hizo cara de no entender.- Preguntan cualquier estupidez...
- ¿Ah sí? ¿Y qué te preguntaron ésta vez?- Antonella tenía mala cara y Paulo se maldijo por contarle, no estaba de humor para sus escenitas de celos.
- Rumores.- dijo- Ya sabes, la revista "Después del minuto 90", inventan cosas. Son unos inservibles.
- Tienes razón.- aprobó la chica haciendo una mueca frívola- Seguramente fue esa asquerosa de Lucía Webster, ¿verdad?- Paulo asintió- Deberías hacer algo para dejarla sin trabajo...-él sonrió cínicamente.
- ¿Tú crees joyita?- dijo pasándole una mano en el muslo. Ella sonrió.- Me parece una buena idea... así bajaría los humos de esa maleducada ¿no?
- Exacto.- dijo Antonella- Así no anda diciendo que tú te acuestas con admiradoras...-a Paulo se le borró la sonrisa.- ¿No, Dybala?
- ¿Desconfías de mí?
- Para nada, amor.-dijo ella, pero su voz tuvo una nota de cinismo que Paulo detectó.-¿Por qué tendría que hacerlo?
- No lo sé.- le comió la boca para nada inocentemente y Antonella se estremeció.- Me gustas tanto...- se tiró arriba de ella y comenzó a besarle el cuello, sintiendo una pronta erección.
- Tú también...- susurró entre jadeos la muchacha- Eres perfecto...
- Lo sé, florcita...- ella no se molestó por ese engreído comentario, solo soltó un leve resoplido.- ¿Tienes tiempo para quedarte a dormir? Te aseguro que no te arrepentirás...
- Claro que tengo tiempo... tengo todo el tiempo...
Paulo se encontraba en la fiesta de graduación en Laguna Larga, Córdoba festejando no solamente que al fin salía del colegio si no de sus triunfos por el futbol en Instituto y en su propio colegio. Había bebido tanto que ya iba por su sexto vaso de fernet de la noche, unido al vino que ingirió durante la cena. Alcanzaba a ver de forma borrosa el local en donde se realizaba la graduación. La gente bailaba, cantaba, se divertía, iba y venía buscando bebidas, algunos descansaban, otros flirteaban o se besaban. Como era el caso de su amigo Martín que se besaba con su novia Alessia. Paulo sonrió y se tambaleó su compostura y el vaso que tenía en su mano. En ese instante, empezaron a llover piezas de cotillón por toda la pista de baile. Para los hombres había sombreros de diferentes formas y colores, y para las mujeres algunos antifaces venecianos que cubrían su cara por completo. Las chicas empezaron a colocárselos con premura mientras Harry recorría la vista con el vaso tambaleante en su mano, mirándolas como si fueran un banquete en Navidad. Las mujeres eran su perdición, ¿cuál sería la afortunada esa noche? Reconoció a varias chicas, pero la verdad no quería involucrarse con ninguna de ellas porque de cierta manera se había aburrido. Sonrió cínicamente y siguió recorriendo la pista con un gesto algo agrandado. Sin darse cuenta chocó con alguien y le volcó parte de su bebida en su vestido que era de color manteca.
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Te Guardo. [Paulo Dybala x Oriana Sabaniti]
FanfictionA Paulo Dybala no le hace falta nada, tiene dinero, fama e incluso novia. Pero una parte de su pasado pueda estropear todo. [+18]