Capítulo 10

2.4K 56 3
                                    

Oriana se sorprendió, pero no lo apartó. Estuvo segura que ese beso era capaz de derretir toda la nieve a su alrededor. Paulo puso una mano en su nuca para atraerla a sí mismo, e introducir la lengua en su boca, separándole los labios con sensualidad. Oriana quiso detenerlo... pero su cuerpo habló por ella misma, y correspondió la unión, dejándose llevar... hasta que los minutos vencieron el contacto y lo separó bruscamente.

- Vaya...- empezó a decir Paulo. Oriana levantó la mano para darle un cachetazo, pero él tenía unos reflejos bien entrenados y se la retuvo con facilidad.- ¿Qué pensabas hacer? – Susurró sin arrogancia, pero con mucha indignación-¿Acaso no me besaste también?

- Suéltame, ¡eres un desubicado!

- ¡Si claro, yo soy el desubicado ahora! – Dijo receloso de su reacción.- ¡Mírame y dime que no te gustó! - exclamó Paulo realmente molesto. Oriana se soltó con brusquedad, pero continuaban muy cerca. Los copos de nieve no dejaban de caer melancólicamente a su alrededor.

- ¿Quién te crees que eres? ¡Te dije que tengo novio! – Paulo hizo una pedante sonrisa.

- No amas a tu novio, Oriana. –Afirmó perdiendo los estribos- ¿Crees que no me di cuenta? Él no te hace feliz.

- ¡Cállate Dybala! – Se giró y se fue hasta la puerta del edificio- No vuelvas a molestarme nunca más.- se iba hacia el edificio.

- ¿Sabes qué? – Oriana se volteó- Yo seré un arrogante, un mujeriego y un pedante. Pero tú...-la señaló- eres una necia y una cobarde de no aceptar que a pesar de todo eso, yo sí te gusto.- le escupió con franqueza.

- Vete al infierno.- graznó Oriana y entró al edificio con decisión.

Ya adentro de él, su corazón bombeaba a mil por hora. Escuchó el auto de Paulo acelerar a toda velocidad alejándose por la calle y le produjo una sensación de vértigo en el pecho al saber que se apartaba de ella. Rápidamente eliminó esa cruda angustia que se había originado en su alma. No era capaz de procesar lo sucedido, no quería aceptarlo.

Eres una necia y una cobarde de no aceptar que a pesar de todo eso, yo sí te gusto.

- ¡Maldito seas, Paulo! ¡Te maldigo por tener tanta razón! – se dijo a sí misma muerta de ira.

Se apoyó en el espejado ascensor evitando mirarse a los ojos a sí misma y se tocó los labios con la mirada perdida en los botones. El beso de Paulo le movió toda la estantería, temblaba y no era de frío... Él seguía siendo tan exquisito e irresistible como hacía seis años. ¿Por qué tenía que doblegarla de esa manera? ¿Por qué le inquietaba tanto su perfume, su piel? Maldita sea, tiene razón él me gusta aunque sea un pedante y asqueroso mujeriego.

Las puerta del ascensor se abrieron y Oriana caminó al palier... amago a introducir la llave en la puerta, pero Lucía le abrió antes... ella se sobresaltó un poco.

- ¡Lucía, me asustaste!

- ¡Cuéntame cómo te fue!- se hizo un lado para que pase. Oriana vio a Carlo sentado allí con ella.

- Hola, Carlo – lo saludó con tristeza y se tiró en otra silla. Su semblante expresaba amargura.

- Oriana...- dijo Carlo algo nervioso. Dime que no pronunciaste mi nombre, dímelo, dímelo...

- ¡Suelta la lengua! – Apremió Lucía - ¿Cómo te fue con Dybala?

- ¡Es un imbécil! No quiero volver a verlo.

Te Guardo.  [Paulo Dybala x Oriana Sabaniti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora