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Podríamos decir que odiaba la semana de exámenes.

Pero, ¿quién no lo hacía? Era la semana más estresante de todo el bloque estudiantil porque se presionaba más para conseguir más. Sin embargo, tener a Jisoo allí junto a él con una hermosa sonrisa mientras le decía palabras de motivación hacia que toda la energía volviera a él.

—Has mejorado mucho, amor; me enorgulleces mucho —Sonrió el menor dejando el plato de sopa junto al mayor, en el escritorio —Tu madre dice que no has comido nada.

—Ah, esa mujer siempre me delata —Rió dejando sus libros y cuadernos a un lado, quizá era tiempo de un pequeño descanso —¿Te quedarás a dormir hoy? Sanha parece encantado con tu presencia aquí siempre.

—Sí, supongo; estamos esperando que Inseong llegue de la tienda. Veremos películas; ¿te apuntas?

—Obvio, dulzura.

🍡🍡🍡

—J-Jeonghan, no-

El mayor ignoró sus silenciosas súplicas y siguió besando su cuello provocando escalofríos en su ser.

Okay, es real. Está pasando.

No es como lo planeaba sin embargo el simple hecho de que está con Jeonghan ya lo hace especial de por sí.

—Eres tan lindo, tan hermoso, tan tierno —Dijo el rubio besando sus mejillas, luego su nariz para luego terminar en sus labios.

Pronto, la ropa no empezó a ser más que una tela molesta de la cual se deshicieron en poco tiempo; sus cuerpos estaban calientes y ambos anhelaban sentirse piel a piel.
Parecía como si la habitación fuera un horno que los iba derritiendo conforme pasaban los segundos.

—Jisoo, ¿estás seguro?

—Lo esto-

De pronto todo se volvió oscuridad.

—¡SE FUE LA LUZ! —Definitivamente esa era la voz de Sanha. Se oyeron pasos por toda la casa y en un tiempo récord ambos se vistieron.

Salieron de la habitación encontrándose a Sanha gritando en el baño, con el shampoo aún en la cabeza y su ropa interior en una mano; Hyeyin tenía una linterna mientras Inseong chillaba porque habia visto algo moverse.

Jeonghan abrazó a su novio, dejando sus labios cerca del oído contrario para luego susurrar con voz cálida y baja:

—Hey, acabas de robarme algo.

Joshua hizo una mueca confundida.—¿Qué cosa?

—Mi corazón.

El menor se sonrojó siendo besado por su novio, mientras el resto de la familia bajaba las escaleras hacia la sala para esperar que llegase la luz; entre reclamos y risas bajaron también.

PIROPOS. ─JIHAN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora