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Citas.

Eso es lo que sucede cuando alguien te interesa y tenes ganas de volver a verlo... Al menos esa es la idea que tenía Magnus Bane sobre la vida o eso creía. Pensó que con Alec sucedería lo mismo, por eso intento eso.

Poco sabía que Alec era el peor para esas cosas.

Respiro profundo y miro su celular, apretó "llamar" mientras miraba un libro que tenia varias recetas, ¿Acaso quería cocinarle? Una cosa era segura, quería verle, besarle y tal vez volver a tocarlo otra vez. 

- ¿Quién es? - Pregunto tan inocente y atento.

- Hola Alexander, soy Magnus. ¿Cómo estas?

- Oh hey.. Bien.

- Quería preguntarte.. Si queres que nos veamos. Tal vez salir, tomar un trago.

- Si claro.. Ahm... ¿Cuando?

- ¿Qué te parece ahora?

- Ahm... Si, claro.

- ¿Venís a casa?

- Ahm... No, sabes que no puedo. Chau.

Y cortó la comunicación. Porque Alexander Lightwood era así. Parecería que no era un chico de muchas palabras. Magnus se quedó mirando su celular y balbuceo para si, "Jugando a hacerte el duro, me gusta."

- Lo siento Alec

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- Lo siento Alec. Es la única opción. - Le dijo su madre que estaba parada detrás de el con un vestido ajustado y el pelo tirante.

- Pero.. ¿Por qué yo? - Le reprocho.

- Porque Isabella no va a conseguir una pareja Shadowhunter con su prontuario y vos sos el único que tiene una imagen intachable. Sos el único que puede salvar el apellido de esta familia Alec.

- Pero mama... Yo...

- No hay nada para decir, lo vas a hacer.

Maryse Lightwood se dio la vuelta y se fue del lugar dejando a un joven Shadowhunter con el corazón roto y con ganas de gritar. Miro sus manos y vio su celular, pensó en ese brujo que le ofrecía una distracción que era lo que necesitaba.

Agarró su campera y salio corriendo por las escaleras del instituto, fue al único lugar en el que quería estar en este momento. Corrió y camino rápido. 

Rápido. Literal. Muy rápido.

Llegó hasta una puerta la cual observo por unos segundos antes de levantar su mano y golpear. Golpeo una vez, dos veces y cuando fue a hacerlo por tercera vez... Lo sintió.

Magnus Bane se paró detrás de él y le acarició la cintura mientras lo abrazaba por detrás. Alec no dudo en dejarse caer la cabeza hacia atrás para posarse en su cuerpo.

Se sintió repentinamente seguro, contenido.

- ¿Te liberaste de lo que tenías que hacer? - Le susurro en el oído.

- No, me escape. - Y el brujo sonrió, orgulloso de esas palabras.

Inocencia InterrumpidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora