Cuando se quitó la venda vio que estaba en un lugar familiar. Un lugar donde había deseado estar mas tiempo, tal vez un lugar al que creyó por un tiempo sería SU lugar.
El lobby del departamento de Magnus. Pero ¿Dónde estaba el?
- Alexander. Viniste. - Dijo Magnus desde su habitación.
- Hey... Magnus. - Respondió acercándose a donde lo llamaban.
- Si, ese soy yo ¿Cómo te sentís? - Pregunto preocupado, tenía honestidad en la voz.
- Bien... - Alec no entendía el porque de la pregunta. Ni porque Jace no estaba ahí.
- Entonces festejemos! - Dijo el brujo y recién ahí el cazador percato que tenia en su mano una copa de vino.
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Unas chispas le distrajeron, se mostraban en los dedos de Magnus y este hizo que apareciera una copa de vino en su mano, Alec levantó una ceja y enseguida giró y la dejó sobre una mesita. El brujo le miró con mala cara por su reacción ¿Que le costaba brindar con el?
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Tenía miedo de entrar a su habitación, no ahora, no lo aguantaría. Camino hasta el balcón y se quedó mirando por la ventana, abrirla. Ese era el sitio donde... Donde le había tocado por primera vez, donde había deseado chuparsela en ese mismo lugar.
- Alexander... - El brujo lo distrajo de sus pensamientos.
- ¿Por qué Jace me trajo acá?
- Déjame contestártelo de esta manera. ¿Cómo está Clary? - Dijo dejando la copa donde el la había dejado.
- ¿La zanahoria? - Magnus se rió ante el apodo y extrañado por la pregunta el cazador le respondió.- Está en enfermería, fue de cacería con Izzy y una banda de Valentine intento atacarla. Por suerte justo había salido a caminar y... Las ayude.
- Menos mal que estabas ahí... ¿Por qué saliste a caminar? - Las preguntas del brujo le ponían nervioso, la verdad es que no entendía cuando alguien se preocupaba por el, era extraño y se sentía extraño.
- No soportaba estar en el instituto.. Están arreglando la boda y mama. - Suspiro con pesadez.- Mama pretende que nada pasa con nosotros.
- ¿Nosotros? - Magnus se acercó hasta él, Alec pudo sentir que su cuerpo chocaba contra los vidrios.- No me hablaste por dos semanas... No se si pueda dejar pasar eso.
- Necesitaba tiempo... Hay tantas cosas que procesar...
- ¿Cómo cuales? - El brujo enterró su rostro en el cuello del cazador, comenzando a besarselo suavemente, como leves cosquillas con sus labios.
- Me gustas demasiado. Nunca creí que... Podría sentir esto... - Magnus se separó y lo miro a los ojos, esos ojos entre verdes y marrones claros que a veces podían tener pizcas de azul. Eran un espectáculo digno de ver, de perderse en ellos.
- ¿Estas enamorado? - Le pregunto Magnus.
- No se que es eso ¿Cómo lo mido? Nunca me enamore antes. - Le contestó Alec.
- Bueno... El amor es... Son muchas cosas...
Alec se separó de la situación, no sabía si quería hablar de amor, no sabía si soportaría hablar de todas esas dado a lo que tenía que hacer y su deber en esos momentos como Shadowhunter y futuro director del instituto de New York.
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- Creo que las personas que te quieren saben que estas... Saben que estás cometiendo un error al casarte con Lydia. - Alec le miró, sorprendido por sus palabras.- Harían lo que fuera porque seas feliz. Te aman.... - El brujo apretó sus labios, no quería hablar de mas.
- No saben de las responsabilidades que tengo, solo de mandarse cagadas cada dos por tres y esperar que alguien tape la mierda que se mandan.
- Alec.
- ¿Qué? - contesto empezando a molestarse.
- No pienses mas.
- ¿Y que queres que haga? ¿Qué sea inconsciente como ellos?
- Si.
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- No puedo darme esos gustos Magnus, lo sabes.
- Lo que se es que quiero que me beses como lo hiciste, cuando te liberaste en la sala de entrenamiento.
- ¿Cómo cuando mi mama entro? Eso es lo que logre. Mas quilombos.
- A la mierda Maryse - Alec abrió sus ojos como platos y Magnus resopló ante su reacción.- Me escuchaste bien.
- No puedo hablarte si te vas a poner así, pensé que de todas las personas me entendías y sabias las cosas que... Mis responsabilidades.
- Estoy un poco cansado de que siempre pongas excusas.
Alec miró al piso y sintió que una desilusión enorme le recorría el cuerpo, además de otras cosas, pero lo que mas le dolía era la forma en la que Magnus le había hablado.
Magnus se acerco a el y le tomo las manos, mirándolo siempre a los ojos, sin querer perder ni un detalle de sus reacciones.
- Perdóname la rudeza.
- No, esta bien. Entiendo.
- No digas eso... No quieras quedar bien, no me digas que esta todo bien, no me mientas a mi. Conmigo podes ser quien sos Alexander. No sientas que te tenes que privar... - Llevó una mano a acariciarle la mejilla.- Se vos. Sos hermoso asi.
