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Entrenar, entrenar y entrenar.

Eso pasa cuando se es un Shadowhunter joven y prometedor en una provincia tan grande como lo es Manhattan. En especial si se es el hijo del director del instituto de Nueva York.

Uno de los deseos más fuertes de Alec Lightwood era ser como su padre.

Siempre se estaba entrenando, peleando con su parabatai Jace o con algun novato al que adoraba golpear contra el suelo. Era el mejor soldado de todo el instituto.

Junto con su parabatai y su hermana menor. Solían ir todas las noches de cacería, a veces eran demonios otras veces era inspeccionar las acciones de los ex miembros del círculo, que pese a que Valentine se presumía muerto, seguían activos.

Su vida cambió por completo cuando una "nueva" nefilim apareció en sus vidas. La odiaba. Le había robado la atención a todos y era caprichosa. No lo dejaba en paz con sus berrinches y manipulaciones sobre su hermano.

La odiaba más esa noche cuando se la cruzaron en una misión y arruinó la misión. Estaban siguiendo a unos traidores de la clave como cualquier noche cuando la pelirroja decidió que estaba lista para pelear...

Tal vez la suerte de Alec le estaba por cambiar. Esa noche seria la excepción.

- Te dije que traerla era un error.

- Basta Alec. Tiene que aprender como son las cosas.

- A mi me cae bien, por fin una chica en el grupo.

Alec rodó sus ojos exasperado por todo y todos. Que eran ahora? Defensores los dos? Miró a su hermana que estaba vestida de prostituta tan alegre por la misión.

- No voy a entrar a ese lugar lleno de subterráneos... Olvídenlo. Espero afuera.

- Esta bien amargado. - le dijo Izzy sacándole la lengua y adentrándose al lugar.

Jace ni siquiera hablo, se mandó sin decir nada y Alec bufo por eso. Por que ella tenia mas atención que todos de repente? Se fue pateando el piso hasta la parte trasera del lugar y allí se quedó. Aburriendose.

Izzy salió caminando del lugar un rato más tarde y se acercó a Alec que estaba jugando con una flecha. La guardo ni bien la vio venir.

- Se supone que tenes que estar alerta Alec.

- Lo estoy. Dónde está Jace?

- Seguís de mal humor? Vamos! Nunca salimos! Vamos a divertirnos!

Izzy empezó a bailar y su hermano levantó una ceja mirándola mal. Estaba bailando en un callejón, con las armas entrelazadas en su espalda y su pierna izquierda.

- Basta Izzy. Dónde está Jace?

- Está adentro con la zanahoria. - El apodo hizo reír a Alec.- Te gusta no? Lo supuse.

Clary salió corriendo del lugar y Alec se paró en medio del camino.

- Me voy a ir, no me importa lo que hagas.

- No estoy para estas estupideces...

La zanahoria intentó escapar pero Alec la tomo con fuerza del brazo y la obligó a ir hasta donde estaba Izzy sentada esperando. Le regalo una sonrisa a Clary.

- Decile que me suelte!

- Por que? Esto esta divertido.

- No lo es!

- Si lo es! - Vio venir a Jace que venía con una cara roja de pocos amigos.- Uh, se pudrió todo... - Miró a Alec y éste pareció iluminarse cuando Jace apareció en el juego.

- Gracias Alec. - le respondió y como buen soldado asintió.

Empezaron a discutir mientras Izzy se miraba las uñas y el solo aguantaba el drama de ellos. Sintió que su espalda le mandaba una señal. Algo no andaba bien.

Levantó la mirada, lejos de Jace. Más allá de ellos y lo vio.

Vio unos ojos brillantes en la oscuridad. Eran de un hombre? Un brujo?

Algo en su estómago le quiso decir algo. Pero de la nada justo como las sensaciones llegaron, se fueron a la vez que los ojos se apagaron.

Ya no se sentía observado.

- ALEC. - lo llamó su parabatai. - Ya podes soltarla. - y eso hizo.

En automático comenzó a caminar sin mirar atrás pero sintiendo que algo en su interior había cambiado. Que eran esos ojos que lo miraban tan fijamente?

Inocencia InterrumpidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora