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Ya no tenía miedo de tocarlo ni de dejarse tocar. Una confianza ciega se había creado en el centro del pecho de Alec y no cuestionaba nada. Magnus le había dicho de tomar una ducha y eso hicieron. Se bañaron mutuamente entre caricias y besos; una vez que terminaron de secarse entre risas nerviosas ambos se pusieron sus batas y se pusieron de acuerdo para desayunar.

El shadowhunter se sentó en una de las sillas que daba al amanecer que se asomaba por la montaña y el brujo hizo lo mismo se sentó a su lado tomando una taza de te y llevándola a sus labios suspiro lo bello del momento.

- Esto es extraño. Nunca había hecho algo así....

- ¿Te referís a vivir? - Le resopló.

- Ja. - Contestó un Alec que estaba empezando a abrirse al mundo.

- Estoy tan sorprendido de que te hayas animado a frenar toda la farsa. Me maravillas cada día mas... Y anoche... - Magnus se sonrojo. Si, el brujo de los 800 años se sonrojo ante el recuerdo de lo que el joven de 18 había hecho.

- No lo digas en voz alta... - Alec se sonrojo y miro al piso.

- ¿Por qué no? Me encanto. - Magnus dejó la taza y se levantó para situarse delante del joven que lo miraba con las mejillas aun rojas.- No te avergüences de disfrutar lo que te cuerpo siente.

- No me avergüenzo, solo no quiero hablarlo. - El joven abrió sus piernas como la rodilla de Magnus le decía que lo hiciera, este miró su accionar y sus mejillas se pusieron mas rojas que antes. Aun el contacto piel a piel le causaba escalofríos.

- No claro... - Magnus sonrió subiéndose al regazo de Alec que lo miraba a los ojos, esos de gato que ponía cuando tenía ganas de ronronear.

- Se va a enfriar el café... - Alcanzó a terminar de decir antes que la boca del brujo cubriera la suya con suaves besos.

Magnus lo deseaba de sobremanera pero a la vez se cuidaba de no pasarse. Alec era inocente y... Quería romper eso. Quería pervertirlo tanto que le dolía ir despacio. Movió sus manos para abrirle la bata y comenzar a besarle el cuello. Si pudiera enterrarse en él lo haría ahora mismo.

- Magnus... - Le volvió a susurrar.

- ¿No era que no ibas a pensar? - Dijo llevando sus manos a su cintura, acariciándole la piel y atrayéndolo hacia él.- No pensemos Alec... Entreguémonos.

- Podemos hacerlo después de desayunar.

- Aaaaggghhh. - Dijo dejando caer todo su cuerpo y escondiendo su rostro en el el hombro de su niño.

- Perdón es que... Tengo hambre.

Magnus se levantó y se fue a sentar lleno de frustración a su lugar. Alec se quedó sorprendido por el repentino vacío que sentía y se volvió a tapar. Tomó la taza y le dio repetidos sorbos.

- Tengo una buena y mala noticia. - Dijo rompiendo el silencio, pese a que el cazador ya lo había roto con su ruido al comer unas tostadas francesas con demasiado énfasis.- Ya se como despertar a Joselyn.

- ¿Y la buena? - Dijo bromeando Alec con su boca llena y Magnus lo miró con sus ojos dorados oscuros, trago y sonrió.- Chiste.

- Mi ex tiene el libro que contiene la solución para despertarla. - Miro a otro lado, no quería mirar la reacción de Alec al escuchar esas palabras.

- ¿Quién es tu ex? - Dijo con una voz mas profesional y seria.

- Camille Betancourt.

- La.. La líder de los hijos de la noche.. La basura que convirtió al mundano en vampiro y rompió los acuerdos ¿Esa?

- Si esa - Dijo haciendo gestos de "no seas tan dramático" a lo que Alec respondió poniéndose de pie dejando la servilleta sobre la mesa luego de limpiarse, como preparándose para salir.

- No puedo creer que ella fue tu ex.

- Bueno, cuando uno es joven comete errores. Es culpa de Caterina. - El cazador lo miro raro pensando a qué se refería con "joven".- Una amiga de Ragnor y mía que.. No importa. Bebíamos mucho y... Nada que quieras saber.

- No, no quiero saber. - Dijo sintiéndose un idiota repentinamente.

- Alec no hagas eso. - Magnus se puso de pie y le tomo la mano.- No te cierres ni pienses de mas.

- No lo hago es que.. Hay que avisar y hacer cosas..

- Me prometiste mimos para después de desayunar... - Magnus se acercó y le acarició el pecho.- A menos que quieras salir corriendo a salvar a la mama de bizcochito.

- Me importa un carajo. - Respondió con el alma y milagrosamente sin arrepentirse.

- Lo se.. - Magnus sonrió ante la sonrisa pícara de Alec y se acercó a besarle los labios de manera ruidosa y sucia, poniendo sus ojos de gato que claramente denotan que quiere y cuando.

Alec llevó sus manos al cuello del brujo para guiar el beso y comerle la boca como el solo sabia hacer, nada adoraba mas que besarle así y nada adoraba mas Magnus que lo bese de esa manera.

Ambos caminaron hasta la cama, quitándose las batas en el camino, dejándolas caer al piso. Ni bien Alec sintió la cama tocar sus piernas, se echó en ella y abrió sus piernas acomodándose para que Magnus se recostara entre ellas, como claramente hizo sin pensar ni mirar si estas estaban asi, solo se lanzo sobre el.

Lo atrajo para seguir besándolo y se besaron ruidosamente mientras el brujo con su mano en su entrepierna lo preparaba con sus dedos en su entrada para lo que mas había esperado durante todo ese tiempo, hacerlo suyo.

- ¿Puedo atarte las manos? - Le susurro en su cuello mientras le penetraba lentamente.

- No.. - Susurró entre jadeos.

- Okay... - dijo con una sonrisa mientras le besaba los labios y se los mordía. Tal vez muy pronto para preguntar eso.

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Inocencia InterrumpidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora