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Magnus amaneció con el sol reflejando con entusiasmo sobre su rostro. Cuando sus párpados decidieron abrirse se asomó debajo de ellos unos ojos amarillos con forma de ojos de gato. Parpadeo un par de veces y acomodo su iris a unos ojos dorados de humano.

Giró su cabeza y allí estaba, dándole la espalda, con un pijama color bordo con detalles dorados; su cuerpo se movió como un imán a abrazarlo y apretujarlo entre sus brazos. Oliendo el aroma ensordecedor de sus cabellos oscuros.

Las mañanas fueron así por varias semanas. Las noches eran citas a lugares "nuevos" para Alexander, su cazador de sombras, y las mañanas eran unos desayunos apurados y adiós. Las despedidas le dolían, se había acostumbrado tanto a tenerlo con él, a besarle la nuca y acariciarle la piel. Estaba lentamente dejando de tensarse cada vez que le besaba el cuerpo.

La noche anterior había sido muy importante, por primera vez había tocado levemente su miembro y probado su semen. Aun podía sentir el sabor en su boca, la idea de tener su intimidad en su boca lo hacia poner duro.

- Bueno... Buenos días para vos también. - Dijo Alec, quitando al brujo de sus pensamientos. Este soltó una risita.

- Lo siento Alexander. Ayer fue hermoso y me gusto tanto tocarte...

- Perdón por no ser lo que esperas, ojala pudiera... - Magnus llevó su mano a su boca, acariciando con sus dedos el contorno de sus labios, logrando que dejara de hablar.

- No te disculpes, no conmigo. - Le susurro en el oído y Alec no dijo mas nada, simplemente abrió su boca como reacción a lo que las caricias hacían. Dejó que su cabeza se inclinara hacia atrás y su cuerpo, seguramente sin entender muy bien, se amoldo al cuerpo de Magnus. - Tengo tantas ganas de hacerte mío. - Susurro el brujo de 800 años en el oído del joven inocente que ahora succionaba los dedos de quien los introducía en su boca.

Apretó su brazo y rozo su erección en la cola del chico que estaba entregado a él, haciendo leves movimientos como si quisiera en ese momento no tener las ropas que interrumpen el contacto piel a piel. El pijama que tenia puesto era de una seda suave que acariciaba la piel de Alec, y hacía que el calor del mayor traspasara.

Se sentía atrapado y a la vez contenido. Se sentía bien, las manos de quien lo acariciaban eran delicadas y le hacían arder los sentidos. Pero su mente estaba en otro lado, en sus responsabilidades y no podía escapar mas de ellas.

Su corazón hizo un clic, un dolor punzante y se separo del abrazo, sentándose en la cama y poniéndose de pie luego. Magnus se lo quedó mirando, pensando que había arruinado todo. Pero lo que Alec dijo a continuación fue algo que jamás en su vida pensó que sucedería, no a él...

- Me voy a casar. - dijo con lentitud o tal vez así lo escuchó el brujo sintiendo a su corazón morir nuevamente.- Mis padres me arreglaron un matrimonio con una chica. No puedo negarme. Tengo que hacerlo. Lo siento...

Se levantó y buscando sus ropas salió de la habitación, llevándose con él todo lo que Magnus creía que podía llegar a tener.

Felicidad y amor verdadero.

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{ Aclaración, el pijama que tiene Alec es este. Porque para la imaginación es necesario y una hace trabajos de campo, es decir, investigación jajaja ♥ gracias por apoyar esta historia. }

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Inocencia InterrumpidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora