Muchas gracias por todos los comentarios y lecturas. Tras el capítulo anterior necesitaba un capítulo de transición a lo que va a venir así que espero ir resolviendo dudas y creando otras.
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A Irene, por los puntos y las comas.
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PV Alfred
Y mientras la miro, mis dedos recorren su pelo. Me encuentro pegado a su espalda, sin ropa. Desnudo de ideas preconcebidas y proverbios, desnudo ante mí y mis sentimientos, ante ella y los suyos. Y solo quiero y necesito que esto no hubiese terminado nunca. Pero lo hizo.
Estaba relajada, radiante, en un profundo sueño del que me gustaría que nunca despertase porque en el fondo, conmigo estaba protegida. A pesar de la fachada que mantenía, hoy, me había demostrado que podía ser la más ferviente de las amantes sí quería pero ¿era real? o ¿ había aprendido a hacerlo?
Yo no habría sido capaz de unirme como lo hice, dejando decidir a mi alma por encima de la razón y soldando mis nervios a los suyos, sino hubiese existido este sentimiento que me desgarra por dentro. No podía ponerle nombre porque ambos habíamos cambiado pero, en la cama no éramos dos desconocidos.
Ella se había mantenido distante en nuestra conversación. Había averiguado más de mí que yo de ella. No logré saber por qué sus ojos se apagaron cuando llegué a su cuarto, ni por qué se alejaba sino le gustaban mis respuestas. Tengo que dejar de pensar. Lo de esta noche bien podría darme para varios discos. Y todos de nuevo, dedicados a ella. Quizás solo sea algo carnal, como las musas para los pintores. A lo mejor, sí que no he superado el sentimiento de culpabilidad y necesitaba redimirme y obtener su clemencia. ¿Esto era un perdón? Desde luego lo mío había sido algo que iba más allá.
Esta noche he podido tocar el cielo con mis manos a la vez que ella, cual ángel sediento, me susurraba que solo quería más. Y yo solo quería dárselo. Es como la sensación de tener sed a pesar de estar bebiendo.
¿Habrá una definición acorde a lo que ha pasado aquí esta noche? ¿A lo que estoy sintiendo ahora mismo? En otra época habría dicho que hacíamos el amor pero hoy, habíamos cruzado una barrera que no sabía ni que existía, que no sabía ni que quería, que no me imaginé que anhelaba...
Y ahora... entre mis brazos, descansa y sin hacer ruido sigue erizándome la piel. Continúa llevando mis sentidos al límite, me pone tenso y me controla, pero sigue dormida. Y no será por ganas de despertarla y ver cómo destensa de nuevo mi vida, como me coge como un trapo bajo su cuerpo y redunda en mi cerebro como nunca jamás lo había hecho. Pero no, no quiero hacer nada que me quite el sabor de nuestros labios... Y se mueve para ponerse boca arriba y yo necesito llevarme algo de ella. Y la beso, de forma exquisita me responde pero, Morfeo no la deja y yo me resigno.
Me levanto y aún no ha amanecido. Recorro esa planta y observo un orden que me sorprende hasta que abro su armario. Me quedo atónito. ¿Cómo es posible que viva con aquella marabunta de ropa amontonada? No había mucho mobiliario. En uno de los cuartos una cama y una mesilla con toallas limpias, nada más. He de reconocer que lo que menos me importó cuando llegué a su casa, fue conocerla.
No quería irme sin decirle adiós pero tampoco sabía que escribirle, no quería dar un paso adelante ni otro atrás. Si pudiese dejar esto así y no hacer nada equivocado lo firmaría pero... es complicado.
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Hast A marte
RomanceAños después del fin de la GiraOt y del emotivo concierto en Almería, la vida de Alfred y Amaia ha cambiado radicalmente. Ambos se han convertido en los mayores exponentes de la música española tanto dentro como fuera de nuestra fronteras. Ella es...