Buenas noches, este capítulo va dedicado con mucho cariño a Inés y Laetitia.
Quiero daros las gracias otra vez a todos por los comentarios, las estrellas, las lecturas y por existir.
Me gustaría hacer un apunte a mis más fervientes comentaristas :) , ellas saben quiénes son. A veces os dedicáis en mirar lo más evidente cuando lo más importante no necesita tanta lectura:
El resumen del capítulo, por si os ayuda:
Dónde parezca que menos se ha hecho, es donde más se ha trabajado
L.C.G
.....................
PV Amaia
Me cogió en brazos y ya notaba su piel pegaba completamente a la mía. El ruido sonaba rico.
De repente en la plena oscuridad solo amparados por la iluminación exterior de la ciudad, se encendieron las luces de la entrada y ambos nos miramos sorprendidos.
- ¿Quién es?
- No lo se, Amaia. Catalina está con mi madre y solo Marta tiene llave, pero ella no vendría sin permiso.
Cogimos las toallas yo intentando tapar mi absoluta desnudez y él su tremenda alegría. Permanecí en una de las esquinas de la cocina mientras él fue a mirar hacía la puerta muy despacio.
Y escuchamos la voz de Chus:
- Catalina, coges lo que necesitas y nos vamos. Ya te he dicho que Alfred no estaría aquí, tenía un compromiso importante con la discográfica.
- Pues su cuarto está encendido.
- Bueno, seguro que ha venido con prisas, me escribió y me dijo que después de estar en el estudio tenía media hora para ducharse y todo así que...ha debido de salir corriendo.
- Pues todavía hay vapor en el baño... ha sido hace muy poco. Y el evento tiene que ser muy importante porque se ha echado al menos, medio bote de colonia.
PV Alfred
Y en ese momento agradecí al cielo el tener siempre el móvil en silencio y ser tan ordenado. Siempre guardo mis cosas en la mesilla de noche por lo que a otro le habrían pillado las llaves, el móvil... a mí, eso no me pasaría y Catalina no iba a rebuscar entre algo que era tan mío. De hecho a pesar de que la oía, se que no entraría hasta mí cama, se limitaría a apagar la luz desde el pasillo interior de la habitación y punto.
Lo cierto es que tener a Amaia aunque fuese con una toalla y tan pegada a mí era una auténtica locura. Su cara mostraba miedo pero en el fondo se que estaba disfrutando con la situación y con la adrenalina que nos provocaba el momento.
- Coge varias mudas por si mañana al volver decides cambiarte de ropa.
Y de escucharla de lejos, tuvimos la voz de mi madre a escasos metros.
- Voy a coger agua. No tardes y no lo dejes todo desordenado como la última vez.
Volvió a hacerse la luz y si no fuese porque la casa era enorme, Catalina habría oído el espanto de mi madre al vernos allí, escondidos.
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Hast A marte
RomanceAños después del fin de la GiraOt y del emotivo concierto en Almería, la vida de Alfred y Amaia ha cambiado radicalmente. Ambos se han convertido en los mayores exponentes de la música española tanto dentro como fuera de nuestra fronteras. Ella es...