Ch. 11 Entrega Apasionada

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Disclaimer:

Los personajes principales no me pertenecen si no a sus respectivos autores Kyōko Mizuki e Yumiko Igarashi. Esta historia producto de muchos traumas infantiles ocasionados por dichas autoras es sin fines de lucro y solo para mi liberación de los mismos y espero entretenimiento de uds.

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas con alto contenido erótico y descriptivo, si no te agrada este tipo de lectura huye lejos. Sobre advertencia no hay engaño. Si decides quedarte, espero que lo disfrutes y me dejes un comentario al final.

Ch.11

Era la primera vez que ella lo besaba. Sintió la calidez que le transmitían sus manos tocar su piel. Su beso tímido al principio un leve roce de los labios palpitantes y húmedos con el sabor salado de las lágrimas que a Terry se le antojaban tan dulces como el néctar de las flores. Se sintió una corriente eléctrica recorrerle las terminales nerviosas mandando olas de calidez a todo su cuerpo. El sentir sus delicadas manos acariciar su rostro con tanta ternura que casi no lo podía soportar, era una sensación exquisita y a la vez intolerable para él.

Ese contacto le transmitía ¡Tanto! Quiso bebérsela con su boca. Los dos de rodillas frente a frente, Terry la envolvió con sus brazos atrayéndola hacia él para sentirla más cerca.

El beso se intensificó la calidez rápidamente se transformó en fuego. Candy sentía ese mismo fuego extenderse por todo su ser, bajo su piel. Era como si toda ella fuera solo labios, boca, saliva, lengua... ardiente, juguetona y curiosa lengua, la cual exploraba ávidamente la boca de Terry. Dándole a saber la necesidad que tenía de borrar un poco el dolor que había visto reflejado en sus ojos que a ella no podían ocultarle nada. Ese dolor él cual ella sabía que no era otra cosa más que el reflejo del suyo experimentado en todo el tiempo de no tenerse.

Él pudo sentir su entrega y la apretó aún más en su abrazo haciendo que los suaves y redondos senos rosaran contra su pecho. Las manos de Candy se movieron de las mejillas de él acariciando brevemente sus orejas hasta llegar a enredar sus dedos entre sus cabellos llenos de la ansiosa necesidad que tenía de sentirlo, como para asegurarse que aquello que estaba experimentando era real y no parte de uno de sus sueños llenos de añoranza.

Ella gimió en su boca pues esa exhilarante sensación de fuego líquido se extendía hasta aquella parte de su anatomía entre sus muslos, obligándola a separarse de la boca del joven para introducir un poco de aire a sus pulmones. Grave error, Su gemido había avivado el fulgor de aquellos cobaltos enardecidos que brillaban con la alta temperatura del fuego azúl en ellos. Esa mirada que le dirigió solo logró incrementar su calor lo que provocó que ella arqueara su cuerpo instintivamente en busca de más.

El apasionado joven la sintió rendirse entre sus brazos. Esto, le permitía a Terry tener libre acceso al cuello de Candy exponiendo ante él ese misterioso camino pecoso que tanto tiempo había ansiado recorrer. Él le besó el lóbulo izquierdo primero suavemente, después lo introdujo en su boca saboreandolo entre sus labios con su incitante lengua, succionando para absorber su sabor y finalmente mordisqueando levemente.

Candy intentaba ralentizar su respiración pero así en esa posición inclinada hacia atrás levemente sonrojada a Terry le pareció la más bella de las visiones. El la sostuvo entonces con su brazo izquierdo, extendiendo la palma de su mano en la breve espalda de ella. Con el dorso de su otra mano acarició desde el nacimiento de su cabello bajando por su sien hasta su mejilla sintiendo la tersura de su piel. Siguió la suave caricia apenas perceptible por su mandíbula y después por la sensible piel del cuello la cual se erizó bajo su tacto. Se deleitaba con la visión de los pechos subir y bajar rápidamente, casi a punto de desbordarse sobre el escote del vestido.

Terry Grandchester "Indigno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora