Ch.15 Momentos Compartidos

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Ch. 15. MOMENTOS COMPARTIDOS

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas con alto contenido sexual y descriptivo, si no te agrada este tipo de lectura huye lejos. Sobre advertencia no hay engaño. Si decides quedarte, espero que lo disfrutes y me dejes un comentario al final.

-¿Estás aquí?-

-Sí, no podía estar más tiempo lejos de ti, no después de habernos reencontrado.-

-Pero, ¿Por dónde entraste? Alguien podría haberte visto.-

-Nadie sabe que estoy aquí, la verdad es que ya te esperaba, subí por la ventana. Lo siento, no me pude resistir a ver tu rutina mientras te preparabas para irte a la cama.- Bajó su mirada por un breve instante, como para ocultar sus pensamientos.- ¿Sabes qué? no es cierto, te mentí. La verdad es que no me arrepiento de haberte visto y debo confesar que en esta ocasión también te miré -Le dijo acercándose peligrosamente, levantado su castaña ceja poblada provocando en la chica que se le secara la boca al verlo ahí parado, frente a ella, en completa gallardía, portando su traje de Romeo, como tantas veces lo había soñado.

-Terry, yo..- le dijo inquieta sin saber que más hacer retorció nerviosamente la bata con la que había pretendido cubrirse antes de toparse con él.

–No me digas nada, no he venido a platicar- fueron sus palabras antes de acercarse a ella acortando la distancia entre ellos para estrecharla entre sus brazos. Tomando los labios de la sorprendida pecosa que ya se había derretido ante la intensa mirada de sus cobaltos encendidos.

Las lenguas se acariciaban mutuamente, ávidamente, contestando y preguntando en un diálogo sin palabras mientras el aire se llenaba de suspiros entrecortados. Sin separar sus bocas la cargó llevándola a la cama. Candy se estremeció ante la vehemencia de las acciones que estaban por suceder. Ella lo deseaba, lo había deseado desde hace mucho tiempo. Tenía miedo de que algo más sucediera sin que ellos pudieran al fin consumar su amor.

Terry por su parte no estaba dispuesto a seguir tentando al destino, a invitarlo a que se le ocurriera cualquier otra jugarreta que le impidiera amarla como siempre había soñado.

Se separó de ella para contemplarla por un momento. Ese camisón se le empezaba a adherir a la piel por el sudor que sus cuerpos juntos producían. Era una visión insoportablemente tentadora. Se desabotonó la chaqueta del traje ante la atónita mirada de la joven. El dejo que las mangas de la chaqueta se le deslizaran por sus fuertes bíceps lentamente hasta que cayó al piso, como invitando a Candy a mirarlo con su pecho desnudo y sudoroso. Los pezones de él erectos al igual que los de ella.

Candy se relamió los labios inconsciente de lo que ese gesto provocaba en Terry. El bello Adonis cerró los ojos y echo la cabeza hacia atrás, tratando de contener las ganas que tenía de meterse dentro de ella sin ningún miramiento. Inclinó sus caderas hacia ella en un gesto involuntario que le regaló a Candy una inquietante vista del bulto viril entre sus piernas.

Candy ahogó un jadeo de anticipación. Terry abrió los ojos al escucharla –Pecosa, me estas matando, esta agonía de no tenerte me vuelve loco- le respondió entrecerrando los ojos como para no quemarla con la intensidad de su mirada. De nada sirvió ya que Candy sintió oleadas de calor por toda la piel regresándole la mirada cargada de ardiente deseo.

-Terry- le dijo en un entrecortado suspiro lleno de ansiedad. Acto seguido Se bajó los pantalones y lo demás que lo cubría para revelarse cual David de Miguel Ángel. Su perfecta anatomía cual cincelada en mármol duro y firme ante ella, más que listo para satisfacer cualquier necesidad que su pecosa pudiera tener.

Terry Grandchester "Indigno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora