Ch. 18 ¿Éxito?
SÁBADO
"¡Noo, Suéltenme!"
Sus propios gritos inundaron el espacio de la habitación en penumbras despertándolo de golpe. No podía sacar de su mente esos seres grises que trataban de detenerlo de despegar con sus propias y cristalinas alas para emprender el vuelo. El tremendo dolor que sentía hacía que le pesara el alma. El dolor que lo hacía su prisionero era lo que le impedía llegar a ella. Candy le extendía la mano para que subiera hacia donde ella se encontraba, afuera de esa cueva gris, oscura y fría. Ella lo instaba a salir a la luz, pero no podía, los seres grises y despellejados lo detenían de los tobillos con sus manos putrefactas.
–Se te acaba el tiempo- le decía la angustiada pecosa.
Terry suspiraba cansadamente a la luna, cerró los ojos que ya mostraban ojeras por las acumuladas noches sin dormir.
- Hola hermosa, tú siempre me haces compañía, siempre aquí dispuesta a reconfortarme en mis desvelos.- La luz del bello asteroide se reflejaba en un pequeño objeto en el buró junto a su cama. Apagando el cigarro en el ya repleto cenicero se acercó al destello. Sonriendo de medio lado algo nostálgico, tomó su armónica.
–Dejarías de ser una dama, ¿Así que quieres serenata? Bueno pero la tendrás que compartir con mi bella pecosa.- Se llevó la armónica a los labios y comenzó a soplarle su aliento que dio inicio a su dulce melodía. Terry deseaba ser tan ligero como las notas en el viento, para así poder volar al lado de su amada.
Añoraba estar con ella, sentirse comprendido y verse reflejado en sus prístinas esmeraldas, eso era lo que necesitaba en ese momento para saber que todo iría bien.
-Quiero que me escuches, que me veas, quiero tocarte, sentirte mía indudablemente mía. Que todas tus sonrisas me pertenecen que siempre seré yo quien te guiará en la pista de todos los bailes de tu vida. Que sabes y me crees que seré capaz de salir adelante. Que por siempre llevaras mi aliento en el tuyo y que tus labios me pertenecen desde que te robé aquél beso.- Eran sus pensamientos que añoraba pudieran llegar al igual que sus notas a los oídos de su pecosa.
El resto de la mañana había transcurrido de manera normal. Se había preparado un ligero desayuno, ya que en días de función sabía que irremediablemente se ponía nervioso. Jamás había podido sacudirse esa sensación de mariposas en el estómago aunque ante los demás aparentara control absoluto.
Era también una de las cosas que amaba de presentarse en escena, la sensación de la adrenalina correr por sus venas. Sentir casi que su corazón está a punto de explotar de las emociones que lo invaden y extraer de estas lo necesario para imprimirle alma al personaje. El último paso de su consabido ritual era que justo antes de pisar el escenario y enfrentarse a la audiencia se llenaba de una serenidad absoluta. Control total de las emociones y la claridad de los diálogos y gestos que se confabulaban para entregar una interpretación digna de su público.
88888888
Candy se había quedado muy intranquila después de su fallido intento de comunicarse con Terry. Había tenido la impresión de que él había querido decirle algo y en realidad no lo había podido hacer.
Sus días se habían tornado caóticos con todas las reuniones programadas por la Tía Elroy a raíz de su presentación en sociedad. De no ser por Albert sentía que con seguridad que se habría vuelto loca con las exigencias de la matriarca. Pero no le quedaba de otra, le había prometido a Albert ayudarlo a mantener distraída a la tía. Además era el precio a pagar por haberse desaparecido para gozar de su picnic nocturno con su romeo disfrazado de caballero sureño.
ESTÁS LEYENDO
Terry Grandchester "Indigno"
RandomCandy y Terry, personajes entrañables. Sin embargo lo que amamos de ellos son sus rasgos más humanos con los que de alguna manera nos identificamos. Todos tenemos un lado oscuro y libramos una batalla diaria al tratar de comprender, conocer pero sob...