CH.12
Al fin Novios
El calor que emanaba del piso de madera no ayudaba en nada a controlar su pasión desatada. Así recostada como la tenía sobre la cobija era toda una tentación que le exigía ser consumada. Ese tono del verde fulgor de sus esmeraldas era lo que más anhelaba en este mundo. Amaba verse reflejado en los ojos de ella, era capaz de ver otro lado de sí mismo que le costaba trabajo aceptar. Era un lado que le hacía sentirse digno de ser amado. Esos ojos se lo transmitían como verdad absoluta, sin lugar a dudas le expresaban su adoración por él.
Esto chocaba con su idea de sí mismo, con ese concepto de no merecer que por tanto tiempo le habían grabado en su interior. El sentir ese amor filtrarse por sus venas amenazando con consumirlo por completo le resultaba sumamente doloroso. Era una casi insoportable metamorfosis que lo instaba a sacar lo mejor de sí. Sabía que Candy se entregaría a él y era lo que más deseaba pero había empeñado su palabra nuevamente.
Él ante todo era un caballero y debía honrar su promesa a Cornwell, quien había aceptado sus descabelladas exigencias con la condición de que se comportaría de manera respetuosa con su prima. Debía reconocer que esa línea se había percibido suculentamente borrosa en lo últimos minutos, pero estaba a punto de ser cruzada irremediablemente y aunque se moría por perderse en las sinuosas curvas de su bella pecosa sabía que no podía traicionar la recién obtenida confianza que Archie le había brindado. El verla morder descuidada e inocentemente la parte posterior de su dedo índice fue excesivamente abrumador. Este era el momento, no habría vuelta atrás. Sus opciones eran seguir adelante y saciar al fin la necesidad que tenía de ella por largo tiempo acumulada o cumplir con su honor.
Posando ambas manos a los lados de la cabeza de Candy, se inclinó sobre el femenino cuerpo sintiendo como se estremecía ante su peso. Cubrió sus labios con los propios enjugando los rastros del incitante elixir que había en ellos y se retiró lenta y tortuosamente sin dejar de observarla poniendo un poco de distancia entre ellos.
Candy posó una mano sobre su pecho tratando de apaciguar los latidos de su acelerado corazón. Cerró sus ojos al tiempo que pequeños e incontrolables temblores recorrían todo su ser. Se Deleitó en esas sensaciones, pero se ruborizó al saber a qué se debía la humedad entre sus piernas. Se sonrojó aún más al darse cuenta que él se alejaba de ella sintiéndose repentinamente abandonada. Miles de dudas empezaron a agolparse nuevamente en su mente. Comenzaba a arrepentirse de haberse permitido tantas libertades al sentir su cercanía. De repente él rompió el silencio.
-Debes saber que me muero por estar contigo, he soñado muchas veces con perderme en ti- Por Dios no pensé que fuera tan difícil cumplir esta promesa. Maldita sea la hora en la que te hice caso Cornwell. Todavía tenemos mucho que aclarar hermosa Julieta.-Te pido me disculpes por dejarme llevar por mis sentimientos hacia ti. Debería haber sido capaz de detenerme antes- le dijo poniéndose de pie.
¿Que se supone que quería decir con eso? ¿A caso se estaba arrepintiendo de lo sucedido? Candy no lograba entender a qué se refería. Estaba a punto de abrir la boca cuando una nueva pregunta brotó de los labios de Terry.
-Lo que yo quisiera saber es ¿Cómo fue que diste conmigo en Rockstown? ¿Qué hacías tú en aquel lugar?- preguntó con un tono cargado de reproche. Apasionado como era sustituía una pasión por otra. La carnal, por la furia del abandono en su momento más vulnerable.
Candy se levantó para sentarse en el sillón. ¿Era su imaginación o le estaba reclamando?
Decidió entonces ser honesta con él. Era lo único que podría esperarse de ella después de las confesiones que le había hecho.
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Terry Grandchester "Indigno"
RandomCandy y Terry, personajes entrañables. Sin embargo lo que amamos de ellos son sus rasgos más humanos con los que de alguna manera nos identificamos. Todos tenemos un lado oscuro y libramos una batalla diaria al tratar de comprender, conocer pero sob...