Ch. 21
El Duque de Montecristo
El escurridizo hombrecillo estaba determinado a conseguir una exclusiva noticia que hiciera tambalearse al déspota de Terrence Graham. De momento había pensado que no asistiría a la reunión, pero se alegró mucho al ver de lejos lo acontecido en la pista de baile. Sentía que esa hermosa rubia pecosa tenía algo que ver en el pasado del actor. Aunque por lo pronto estaba centrado en Eleonor Baker ya que tenía la certeza que la noticia más jugosa vendría por parte de la consagrada actriz que tan celosa era de su privacidad.
Su paciencia siempre había sido su mejor cualidad. Después que la pelirroja se quedara admirando la espalda de Graham, Jerry protegido tras su uniforme de botones se había acercado a recoger la nota que el actor dejara caer al suelo al momento de salir a la calle. Este acto no pasó desapercibido por Elisa.
Ven por favor, tenemos que hablar de asuntos importantes.
Te espero en la habitación 538
Leyó, pero para su mala suerte, el reportero no logró leer el remitente de la nota ya que se había partido ese pedazo.
Se dirigió lo más veloz que le fue posible al piso de dicha habitación. Ahí esperó y esperó pero no fue sino hasta pasadas dos horas que vería el fruto de su bien habida paciencia.
Ahora sí te tengo, sonrió para sí al momento que veía a la afamada actriz abandonar la habitación mientras secaba sus lágrimas con su pañuelo.
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Con la eminente llegada de la primavera, la temporada de Hamlet estaba por terminar. Habiendo consagrado a Terruce Grandchester como uno de los actores más importantes de su generación. Disipando así cualquier duda que sobre su talento ó compromiso con su público se había llegado a tener. En su carrera cosechaba éxito tras éxito, mientras que en su vida privada era todo lo contrario.
No se había librado de seguir apareciendo en las notas de la prensa amarillista, que le adjudicaban amoríos con cuánta chica se cruzaba por su camino en especial después de lo sucedido con Candy durante el baile de la Asociación de Artes Histriónicas. Ese baile, había dado mucho de qué hablar en cuanto a la reputación del inglés, si solo se tratara de su imagen no le importaría tanto, pero no era así, muy a su pesar y aunque le costara trabajo admitirlo le dolía mucho que se hubiese involucrado a alguien más.
Recordaba con furia el altercado entre la sabandija de Fritzherbert y él. Lo había abordado una de esas frías noches en las que salía ya tarde del teatro. No le importaba el clima, todo lo contrario. Por momentos incluso disfrutaba el helado viento de invierno cortarle la cara mientras caminaba ya que lo hacía sentir algo.
-Así que, Graham ¿Te gustan las mujeres maduras? No podrías haber encontrado mejor "benefactora" ¿Es entonces La "señorita" Baker el eslabón perdido de tu rápido ascenso en Broadway?-dijo insidioso recalcando la palabra señorita.
Odiaba que hubiera profanado la privacidad de su ritual nocturno en el teatro. Se negaba a abstenerse de uno de los pocos momentos que disfrutaba, tal vez tendría que salir por otro lado. Terry siguió su camino, no había querido poner atención a las palabras que aquél pseudo reportero le decía, no fue hasta que escuchó el nombre de su madre que se detuvo en su andar.
Jerry decidió dar la estocada final al ver que tenía su atención.- Entonces es cierto- se le acercó y a manera de susurro continuó -Dime ¿Cómo es en la cama, acaso es tan salvaje como la imagino?- preguntó con sus ojillos brillando de lujuria y malicia.
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Terry Grandchester "Indigno"
RandomCandy y Terry, personajes entrañables. Sin embargo lo que amamos de ellos son sus rasgos más humanos con los que de alguna manera nos identificamos. Todos tenemos un lado oscuro y libramos una batalla diaria al tratar de comprender, conocer pero sob...