14 Cargas Insoportables

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Ch. 14

Cargas Insoportables

Annie había salido al jardín para tomar un poco de aire después de las acaloradas sensaciones que la embargaron con su música.

No estaba acostumbrada a dejarse llevar por la pasión, a dar rienda suelta a sus emociones y mucho menos a ser el centro de atención.

Su padre y la abuela Martha se habían quedado platicando con el señor Pierce que tanto las había elogiado a ella y a Patty en su improvisada presentación.

Se había desahogado con la música, pero ahora se sentía cargada de adrenalina y no sabía qué hacer con ella.

Archie esperaba pacientemente su momento.

-Annie, tengo que decirte..- de repente se interrumpió, había pasado el momento del decir, dando rienda suelta al hacer. La vio a los ojos, tan llena de vida como jamás la había visto, había dominado esa habitación mostrándoles tan solo un poco de lo que a través del tiempo juntos el identificaba como parte de su esencia.

La chica al principio se sobresaltó, pero después vio en los ojos de Archie un ingrediente que no había visto antes y le gustó. Acelerada como se sentía por los efectos de la adrenalina, con los sentidos exaltados le envió inconscientemente un mensaje, una especie de invitación al joven quien no se pudo resistir.

Archie se dejó llevar por el momento y tomando su rostro entre sus manos acaso un tanto temblorosas acercó sus labios a los de Annie, que respiraba agitadamente y le cubrió sus labios con breves mordiscos llenos de ternura y ansiedad. Saboreando por primera vez esos labios de la que había sido su novia por tan largo tiempo constatando así que era a ella a quien querría besar siempre, toda su vida, a ella y a nadie más. La pelilacia separó sus labios dando paso al baile de las lenguas. Casi imperceptiblemente, más por instinto que por voluntad propia se encontró correspondiéndole a ese beso que por tanto tiempo había añorado. Se desconoció a sí misma sintiendo como ese beso la elevaba hacía el cielo iluminándolo todo a su alrededor. Archie por su parte quería entregarse todo en ese delicioso contacto, quería hacerle saber sin lugar a dudas que ella Annie Britter era la dueña absoluta de su corazón.

Se escuchó un ruido de pasos que se acercaban apresurados regresándolos a ambos a su realidad. Ella se alejó sonrojada, confundida, dolida al haber recibido el éxtasis que le provocó aquel beso y saber que Archie se lo había negado por propia convicción por tan largo tiempo. El resentimiento acumulado salió a flote.

-¿Por qué me haces esto? ¿Qué pretendes con estos juegos?-Le recriminó Annie acostumbrada como estaba a jugar siempre ese papel de víctima, aunque muy para su sorpresa esta vez no derramó lagrima alguna.

-Annie nos vamos de gira, el señor Pierce está ultimando los detalles para una serie de conciertos tu y yo. Tu padre accedió ya que mi abuela Martha nos acompañará lo único que necesitamos es que tu estés de acuerdo.- Anunció la chica con entusiasmo. Se congeló al ver la escena frente a ella.

-Perdón, interrumpí algo- Dijo al ver la súplica en los ojos de Archie.

-No, Patty, te equivocas, aquí no ha pasado nada. La decisión está tomada. Archie y yo no tenemos ya nada de qué hablar. Vamos, como tú has dicho hay mucho por hacer si es que nos vamos de gira.- Dijo al tiempo que tomaba a una renuente Patty de la mano alejándose de ahí apresuradamente sin mirar atrás.

Dejándolo solo ahí de pie con todo el peso de la aplastante soledad cayéndole encima Archie se derrumbó en la banca de piedra sin ocultar ya las lágrimas que brotaban de sus ojos color de miel.

No supo cuánto tiempo duró allí sentado sintiéndose vulnerable, con el corazón expuesto. Ya todo se había quedado oscuro y en silencio, tal cual como se sentía por dentro. Fue hasta entonces que recordó el mensaje aun sin abrir que le entregara Jackson momentos antes de su encuentro con Annie. Lo sacó de su bolsillo y lo leyó.

Terry Grandchester "Indigno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora