Ch.17 Rumbo al Estreno

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Ch 17 Rumbo al Estreno

MIERCOES POR LA NOCHE

Caminaba sin rumbo por Central Park tan solo para aclarar sus ideas y sentimientos. Había decidido irse a su departamento, pero antes quería despejarse un poco de los últimos acontecimientos. Se había enfrentado a la prensa, pero aún se sentía abrumado por la información acerca del estado de la compañía. Buscaba alguna manera de sacudirse la pesadez que le provocaba el saber que tenía el deber de sacar adelante la obra. Por algún motivo, No podía dejar de pensar en la nota que Susanna le había mandado con el periódico.

Mi querido ex prometido:

Aquí te dejo una reseña en la que puedes darte cuenta de lo que tu público querido piensa de ti. Espero que disfrutes ayudando a Robert, ya que él tanto te ha ayudado. De una vez te aviso que aunque él trate de negarlo, de fracasar esta obra, se iría a la bancarrota y perdería todo por lo que ha luchado. Ya sabes que él te ve a ti con un cariño especial. Tanto que te ha pasado muchos errores que estoy segura –porque lo he visto- que jamás le hubiera pasado a alguien más. Estoy segura que la puñalada que le darás a él será épica. Stanford es un barco que se hunde rápidamente y me dará mucho gusto saber que fuiste tú el causante de darle la estocada final. Así como huiste de tu responsabilidad y palabra para conmigo, no espero menos de ti en esta ocasión.

Será muy entretenido verte caer, esta vez, te aseguro que sí lo disfrutaré. Como te lo dije antes, no eres más que promesas en el viento. Ambos sabemos que decepcionar es tu más grande talento.

Besos Susi

Se maldecía al darle mayor atención a esas palabras, pero no dejaban de hacer eco en su mente. Nunca había odiado tanto su capacidad para memorizar. Las palabras resonaban en lo más profundo de su ser y debía admitir que le daba miedo que se cumplieran. También él tenía altas expectativas de sí mismo. Quería triunfar sin lugar a dudas demostrar que él pertenecía al teatro. Que había nacido para ser intérprete. Eso es algo que siempre había amado. Sin embargo tenía ya tiempo sin actuar y ahí estaba la raíz de sus miedos. Candy había sido quien había logrado sacarlo esa vez de su trance y en esta ocasión no estaría ahí para mostrarle la luz. Debería entonces recurrir a los recuerdos de su reencuentro. ¡Ah! Pero es que había sido tan breve. Seguían quedando asuntos pendientes entre ellos por aclarar. No había tenido la oportunidad de contarle lo que había visto en la colina de Pony, ni de revelarle el hoyo en el que había caído como consecuencia. No se sentiría bien, hasta que no le confesara su irresponsabilidad de viva voz. ¿Qué pensaría ella de saber que había caído de nueva cuenta?

En verdad no culpaba al público, ni siquiera culpaba a los reporteros por ser duros con él. Bien merecido se lo tenía. Estaba a tan solo un par de días de consagrarse, o caer. El éxito, esa pequeña palabra tenía muchos significados. Sabía perfectamente que nada tenía que ver con la fama o el dinero. Simplemente se trataba de definir que era para él el éxito. ¿A caso era él capaz de obtenerlo? ¿Se lo merecía?

-Por supuesto que te lo mereces tonto.- le parecía escuchar la voz de Candy diciéndoselo. Había mandado un telegrama a nombre de Archie para avisarle a Candy de su protagónico. Tenía una gran necesidad de verla, de decirle que la amaba y ya no separarse más. Debía reconocer que era él, el más interesado en tener éxito en la obra, ya que de eso dependía su futuro con Candy.

Había decidido renunciar al ducado, al ilustre apellido Grandchester para labrarse una vida a parte de todo aquello. Sin embargo, sabía que hasta ese momento, no había logrado hacerlo. Definitivamente el fracaso no era una opción.

De repente se sintió muy cansado. El viejo hombre jorobado que se encontraba alimentando a las palomas en una banca cercana, reflejaba en su cuerpo, el cansancio que él sentía. Era como si de nueva cuenta las luces del teatro amenazaran con caer sobre él en cualquier momento. Se sentó en una de las múltiples bancas del parque. Elevó su mirada y pudo ver el ocaso cubrir el cielo con sus colores rosas, rojos y naranjas que lentamente daban paso a los púrpuras e índigos, estos se mezclaban en un baile intransigente y despreocupado trayendo consigo la inevitable oscuridad de la noche.

Terry Grandchester "Indigno"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora