Narra Clara
Me desperté temprano y me dispuse a hacer la maleta. Intenté llevarme lo necesario, pero como me pasa siempre, eché tantas cosas que parecía que me iba a mudar. Después de un rato, al terminarla, me preparé unos huevos con beicon y me puse a desayunar. Cuando terminé llamaron al timbre.
-Hola chicas, pasad.- dijo Pepe, el chófer, abriendo la puerta.
-Hola.- dijeron las dos entrando. ¿Qué tal estás, Clara?
-Muy contenta de que vengáis jeje.
-Vamos, entrad al coche.- dijo Pepe llevándome hasta mi asiento. Metió las maletas en el coche y arrancó.
-¿Tu padre no viene?- preguntó Coral.
-Ya está allí, llegó ayer. Ahora le tocan las vacaciones.- dije.
- Así podrás estar más tiempo con él.- dijo Sofía intentando animarme.
-No te creas- dije frunciendo el ceño- ya verás que va a lo suyo. Sofía y Coral no supieron qué responder y decidieron mirar por la ventana. Yo me sumí en mis pensamientos, pensando que, al menos, con mis amigas me lo pasaría mejor y me olvidaría un poco de mi padre. Una hora después, el coche se paró en seco delante de una preciosa cabaña de madera, llena de césped y de flores, con las montañas alzándose sobre el cielo azul, tal y como yo la recordaba, la había echado mucho de menos. Pepe abrió la puerta y me bajó, se disponía a llevarme hasta que Sofía ofreciéndose dijo:
-No se preocupe, ya la llevamos nosotras.
-Vale, gracias. Os subiré las maletas arriba.
Sofía me llevó y Coral iba a mi lado.
Saqué las llaves y abrí la puerta. Aspiré el aire que siempre dominaba la cabaña, que me recordaba a mi familia, en concreto a mi madre y que ya olía un poco a cerrado.
-¡Hala que bonita!- dijo Coral fascinada. Las guié hasta mi habitación y desempacamos las maletas.
-¿Desde siempre has vivido aquí, no?- dijo Sofía mirando por la ventana.
-Sí, hasta este año. Ya es como nuestra casa de vacaciones.
Coral se fijó en la fotografía que había sobre mi mesita de noche, una en la que mi padres, me cogían en brazos, calculé que por esa época yo debía tener unos cuatro años. Cuanto añoraba esos seis años que fueron felices para mí. Seguía siendo paralítica, puesto que nací con ese problema, pero con mi madre se hacía más fácil. También recordaba que mi padre era más feliz y me hacía caso, pero, la muerte de mi madre, le causó un gran impacto. Seguí así de pensativa, hasta que Pepe nos llamó para comer. Las tres bajamos (ellas me ayudaron) y nos sentamos en la mesa.
-Que bien, hay arroz y salchichas.- dijo Coral.
- Sí, que bien- dije riéndome. Esta Coral siempre con hambre, pensé.
Pinché una salchicha y me di cuenta de una cosa:
-¿Y mi padre?- le pregunté a Pepe.
-Vendrá a la hora de la cena, pero nos os preocupéis, vosotras pasadlo bien.- dijo sonriendo.
Al terminar de comer, subimos a la habitación:
-Oye, venid tengo que contaros una cosa.- dijo Coral con tono misterioso.
El otro día Ángel y yo salimos, me pidió una cita.
-¿En serio? ¿Y nos lo cuentas ahora?- dijo Sofía.
-¿Y qué tal fue?- pregunté.
-Pues... bueno... la verdad es que bastante bien.- dijo sonrojada. Fuimos al cine a ver una película romántica y no paraba de acariciarme la mano. Y bueno... cuando acabó la película, los protagonistas se besaron y nosotros...
-¿También?- dijo Sofía arqueando una ceja.
-Mírala que pillina.- dije burlándome de ella.
-Que romántico puaj- dijo Sofía que odiaba las películas de romance.
Todas nos empezamos a reír y estuvimos así toda la tarde, contándonos cotilleos y haciendo bromas.
Unas horas después...
Acabamos de cenar y, mientras quitábamos la mesa, llegó mi padre. Tenía un aspecto cansado y se acercó a mí:
-Hola Clara, ¿ qué tal estás?
-Bien, con mis amigas.
-Anda, ¡hola! no os había visto.
-Hola.- dijeron al unísono.
Y sin decir nada más, se fue. Al menos me ha prestado un poco de atención, pensé. Nos subimos a la habitación y decidimos hacer bromas telefónicas.
Cogí el móvil, y miré mi lista de contactos.
-¿A quién llamamos?- pregunté.
-A Paula.- dijo Sofía con expresión pícara.
-¿Ya no la consideráis vuestra amiga?- pregunté.
-Que va, últimamente estaba muy rara y después de lo que te hizo a ti...- dijo Coral.
-Como para ser su amiga.- dijo Sofía enfadada.
Contenta de tener unas amigas que me comprendieran tanto, marqué el número de Paula, con el icono de "número privado".
-¿Si?- contestó una voz al teléfono.
-Hello Lisa! I'm Betty.- dije intentando que mi voz sonara seria. How are you?
-¡Otra holandesa!- exclamó indignada. ¡Vete a llamar a tu país!- dijo, y colgó el teléfono.
De inmediato, las tres soltamos una carcajada.
-Ya ni distingue el inglés.- dijo Sofía, que casi se cae de la cama.
-Y qué simpática.- dijo Coral riéndose.
-A que te apuestas a que no ha entendido nada.- dije entre risas. Después de otras cuantas bromas telefónicas, nos fuimos a dormir.¡Gracias por leerlo!😊❤
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El sueño de Clara
AléatoireMe llamo Clara y soy una niña en silla de ruedas. Los médicos me dijeron que no podría volver a andar, pero yo sí lo creo.