Narra Clara:
Sofía, vestida de Caperucita, sonreía emocionada.
-Gracias, gracias.
Niños y padres aplaudían ruidosamente.
-Me gustaría darle las gracias a todos los que se han ofrecido voluntariamente a participar en la obra, también a mi amiga Clara por tocar esas melodías que alegraban la obra.
Todos empezaron a mirarme y un estruendo de aplausos volvió a resonar por toda la sala.
Al cabo de un rato...
-Hala, ya está todo recogido, vámonos.- dijo Sofía guardando los disfraces de todos los personajes de Caperucita en una bolsa.
-¿Esta es la última obra que hacemos no?- pregunté.
-Sí, menos mal. Hemos trabajado mucho, tu tocando el piano, yo actuando, Coral cuidando niños pequeños, y Pedro paseando perros.
- Creo que ya tenemos los 100 euros que nos faltaban.- dije alegre. Así a tu abuelo le podrán poner el marcapasos que tanto le hace falta.
-¿A mi abuelo? Ah si, ¡claro, se me había olvidado! Con tanto lío de la obra...- dijo Sofía riéndose nerviosa.
Le iba a preguntar, pero justo en ese momento habíamos llegado a mi casa y preferí dejar el tema.
-Bueno, adiós.
-¡Adiós!- dijo Sofi marchándose.
Narra Sofía:
Llegué a la calle en la que habíamos visto a Emily justo hace un mes. Al rato llegaron Pedro y Coral.
-Al final, ¿hemos conseguido los 500 euros?- dijo Coral preocupada.
-Un mes sin parar de "trabajar"... Pues sí, menos mal.
-Hola- dijo una vocecilla detrás de nosotros. ¿Tenéis el dinero?
-Anda, ¡Hola Emily! ¿Cómo está tu abuelo?- preguntó Coral.
-Peor, necesita esa operación urgentemente. Por cierto, acompañadme a mi casa que mi familia os quiere conocer, ya que habéis ayudado a mi abuelo...- dice Emily.
Atravesamos un par de callejuelas y nos encontramos frente a una casa muy antigua con desconchones en las paredes.
-¡Soy yo!- gritó Emily tocando la puerta.
Una anciana de rostro cansado nos sonrió dulcemente.
-Buenas tardes niños. Entrad, sentíos como en casa.
El interior era mucho peor que la fachada. Era una casa antigua, pobre y pequeña, tenía sólo cuatro habitaciones ( la cocina, el baño, el salón y otra habitación al final del pasillo). El salón tenía algunos sillones viejos, que estaban ocupados por muchos niños. También me fijé que en el suelo había una pila de sacos de dormir amontonados. Esta familia era realmente, muy pobre.
-¿Cuántos hermanos tienes Emily?- pregunté sorprendida.
-Tengo seis, y siete contándome a mí.
Todos eran pelirrojos y con pecas. Los más pequeños eran una niña de 4 años y un niño de unos 5. Los medianos eran Emily, y dos niños de unos 7 años. Y los más mayores eran un niño de unos 10 y una niña de 12.
No me extrañaba que fueran tan pobres, 7 niños y 2 ancianos necesitaban muchos cuidados.
-Como podéis ver, no es que seamos muy ricos, pero entre todos nos las apañamos.- explicaba la anciana mientras se iba a la cocina. ¿Queréis un vaso de agua?
Asentimos con la cabeza y la seguimos.
-Siento no poder daros algo más que un vaso de agua.- se disculpó la anciana.- Sobre todo me gustaría daros algo más por ayudar a mi marido.
-No se preocupe señora, lo hacemos con gusto.- dijo Pedro.
Justamente cuando estaba pensando en los padres de esos niños, la anciana dijo:
-Sus padres murieron en un accidente de coche hará unos años, y por eso nos cuesta mucho llegar a final de mes, aparte de que los niños siguen afectados con la noticia, no entienden cómo sus padres ya no están.
-Lo entiendo.- dije con un nudo en la garganta pensando en Clara.
-Bueno, ahora me gustaría que me siguiérais, mi marido quiere conoceros.- dijo la anciana guiándonos hasta la habitación que había al final del pasillo. Entramos en una habitación pequeña, había una cama " decente" con un anciano de mal aspecto tumbado en ella. Al lado, había una mesa llena de medicinas.
-Cariño, los niños están aquí.
- Hola, bienvenidos.- dijo con una voz áspera. Muchas gracias por ayudarme a recaudar el dinero para la operación, os lo agradezco mucho, sin vosotros, COF- dijo tosiendo fuertemente - creo que ya no estaría aquí.
-El dinero, se me olvidaba.- dije entregándole a la anciana un sobre con los 500 euros. La anciana me dio una gran sonrisa hasta que...
-¡Es mío!
-¡No, es mío!
Un gran alboroto provenía del salón.
-¡Niños, niños!.- dijo la anciana saliendo de la habitación apresuradamente.
-Emily me ha estado contando no se qué de un COF- dijo volviendo a toser- libro. No es por ser cotilla pero, ¿de qué era?
- Se llama "curaciones de paralíticos" y lo queremos porque nuestra amiga es paralítica y está ya muy desesperada.- dijo Coral.
-Espera, ¿cómo habéis dicho que se llamaba el libro?- preguntó el anciano con los ojos saliéndose de las órbitas.
-"Curaciones de paralíticos", es de cuero con dibujos de...- dijo Pedro hasta que fue interrumpido.
-Ese libro... lo escribí yo.- dijo el anciano todavía sorprendido.
-¿Cómo?- Pedro, Coral y yo nos miramos atónitos.
Al instante, me fijé en que sobre la mesa había un funda de gafas en el que había grabadas unas letras.
"Bartolomé de la Peña".
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El sueño de Clara
RandomMe llamo Clara y soy una niña en silla de ruedas. Los médicos me dijeron que no podría volver a andar, pero yo sí lo creo.