16. Pequeña mentirosa

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Narra Mauricio.

Nos habíamos levantado temprano con Inés. Después de un desayuno que prepare especialmente para ella, nos fuimos a sentar al living, estaba en mi regazo, con su cabeza en mi pecho. Me encantaba estar así con ella. Sus manos jugaban con las mías, una sonrisa se me escapó al verla de esa forma.

—Mau, no se que pasará mañana o en unas semanas, pero si me dieran a elegir, quisiera pasar el resto de mi vida a tu lado.—dijo después de algunos minutos en silencio.

Sonreí al escuchar sus palabras y le di un beso en la cabeza.

—Pasaremos el resto de nuestras vidas juntos.—dije sonriendo y abrazándola más fuerte.

Hoy era el último día que pasaríamos de esta forma y tenía que aprovecharlo al máximo.

—¿Alguna vez habías hecho planes a futuro con una de tus ex?—dijo removiéndose sobre mi, a veces hacía preguntas que no me esperaba.

— No eres la primera a la que he amado y con la que quiero estar.

—No imagine que a partir de ese día descubriría el amor verdadero.—dijo sonriendo.

—Yo tampoco creí que seria la chica de la que tanto hablaba mi mejor amiga.—dije recordando las muchas veces en las que Fany, hablaba maravillas de Inés. Si lo hubiera sabido, hace muchos años habría venido a conocerla.

En ese momento comenzó a sonar el celular de Inés. Sin quitarla de mi regazo, me incline hacía donde se encontraba el celular para dárselo. Era su padre.

—Es tu papá.—dije antes de dárselo. Acepte la llamada y ella se lo colocó en su oreja.

—Hola papá.—dijo alegre. Mis manos comenzaron a hacer círculos sobre sus muslos. Sonreí al ver como se removía.— Bien. Si, mi hermano ni me dejado sola.—reí al escucharla. Comencé a depositar besos en su cuello, haciendo que su piel se erizara.

—Me encantas.—dije susurrando en su oído.

—No.—respondió cuando su padre le pregunto si estaba conmigo. Contuve la risa, no quería que descubriera su pequeña mentira.—Ayer salí con él, llegue temprano. Yo le digo a Sebas, te quiero.—dijo antes de cortar la llamada.

—Pequeña mentirosa.— dije riendo. Bese su cuello y se recostó sobre mi, haciendo que pudiera besas sus labios.

De un movimiento la recosté en el sillón, colocando mi cuerpo sobre el suyo. Lleve mi mano al borde de su camisa y comencé a acariciar su espalda. El beso fue aumentando la intensidad. Nos separamos unos segundos, su respiración estaba agitada. La mire detalladamente y la volví a besar, estaba a punto de quitarle su camisa pero el sonido de su celular nos separó. Lo tome y era una llamada con Sebastian.

Inés trato de tranquilizar su respiración antes de hablar con Sebastian.

—Hola.—dijo con un poco de agitación. Esta vez estaba en altavoz.

—¿Estas bien?—pregunto Sebastian con preocupación.—¿Qué estás haciendo?

—Si.—dijo sonando normal.—Nada, estoy con Stefany. Me hizo caminar mucho hace unos minutos y aún estoy cansada.

—Bueno. Solo hablaba para decirte que llego mañana temprano. Pasare por ti a casa de Fany.

—Te estaré esperando.

—Una última cosa, ¿Cuantas veces has estado con Mau?—preguntó serio.

—¿Qué?—preguntó asustada. Estaba a punto de reír a carcajadas. Definitivamente hoy a sido el día de las mentiras.

—Si. ¿Has salido con él? No quiero enterarme que no cumplió las reglas sólo porque no estaba.

—Puedes quedarte tranquilo, no hemos estados juntos y no me ha tocado.

La mire con diversión porque justamente hace unos segundos estábamos a punto de tener relaciones y mis manos habían andado en zonas prohibidas según las reglas de Sebas. Me acerque y le di un rápido beso.

—Te veo mañana, te quiero.—dijo Sebastian antes de cortar la llamada.

Después de esa interrupción decidimos que lo mejor sería salir, ya tendríamos oportunidad por la noche de terminar lo que empezamos hace minutos.

Fuimos un rato a comer helado, estuve molestándola y riendo sobre lo mentirosa que ha sido en todo el día. Al terminar, aproveche ir al supermercado a comprar todo lo que necesito para sobrevivir en la semana. 

Inés iba tomada de mi antebrazo, mientras le hablaba sobre todo lo que se encontraba a nuestro alrededor. Por mi mente pasaron escenas, estos seriamos nosotros en unos años, comprando todo lo necesario para nuestro hogar. Y quizás, acompañados de unos pequeños niños.

Sonreí al imaginar ese momento, me acerqué a Inés y deposite un beso en su mejilla, apto que hizo que frunciera el entrecejo, pero luego se relajó.

—Te amo.—dije sonriendo, antes de llegar a pagar las compras.

—Yo también, te amo.—dijo sonriendo tiernamente.

Pegué todo lo que llevaba para luego dirigirme con Inés hacia el auto. Durante el camino fuimos conversando de sus amigos y que probablemente los conocería en estos días. Yo sólo tenía un amigo, al cual le había hablado de mi hermosa novia. El problema es que está lejos y no lo podré ver hasta dentro de unos meses. 

Estábamos en el living comiendo de la pizza que pasamos comprando antes de llegar a casa. Sonreí al ver que tenía salsa en la comisura de sus labios. Me acerqué y con delicadeza limpie esa zona.

Estaba a pocos centímetros de ella. Mis ojos se encontraban fijos a sus labios, lo único que deseaba era besarla sin parar. Disfrutar de esa sensación durante horas, sin que nadie nos interrumpiera.

—Mau, quiero un beso.— dijo en un susurro.

—Te doy todos los besos que quieras.—dije antes de unir nuestras bocas.

La bese apasionadamente, a los segundos me puse de pie y la cargue hasta la habitación.

La recosté sobre la cama y me puse encima de su cuerpo para comenzar a besarla. Mis manos bajaron hasta su camisa para luego quitársela. Es tan jodidamente sexy y hermosa.

Acariciaba cada parte de su cuerpo, minutos después ya no había prendas entre nosotros. Me separe y me coloqué el preservativo, sin esperar más me adentre en ella, soltó un gemido. Las embestidas comenzaron lentas para luego aumentar la velocidad. Sus manos apretaban mi espalda, estaba seguro que mañana tendría rasguños. Di la última embestida antes de llegar al orgasmo. Mis besos fueron ascendiendo desde su cuello hasta llegar a su boca, sus manos se colocaron en mi espalda, nos estábamos besando dulce y lentamente.

Nos separamos y me quede por unos segundos en la misma posición, contemplando cada parte de su rostro. Deposite un beso en su nariz, me recosté a su lado y la abrace fuertemente.

—Han sido los mejores días.—dijo rompiendo el silencio. Sonreí y deje un beso en su cabeza.

—Los mejores.—dije afirmando.

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Dieciseisavo capitulo de esta historia espero que les haya gustado.

Nos vemos en él proximo capitulo.

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Amor Verdadero ( Maunés) AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora