Extra 3

112 9 0
                                    

Inés y Mauricio se encontraban de viaje, había decidido ir a la ciudad donde vivían los padres de Mauricio.

Llegaron por la noche y ahora se encontraba a segundos de estar frente a ellos, después de varios meses sin verse. La madre de Mauricio durante esos últimos años no había tenido la mejor actitud frente a la mujer que amaba a su hijo. Seguía pensando que ella no era lo mejor y el que no pudiera ver significaba mucho, en una de esas razones.

Mauricio tocó el timbre de la que era su casa, hace mucho no estaba en su lugar. El padre de Mauricio abrió la puerta sonriente. 

—Hijo, me alegra tanto verlos.—dijo muy alegre. Inés sonrió, también le agradaba saber de él.—Pasen.—se hizo a un lado dejándoles libre el camino, Mauricio agarró a Inés de la mano y la llevo con cuidado por esa casa desconocida por ella.

—Hola mamá.—dijo Mauricio soltando la mano de Inés y acercándose a saludar a su madre, ella alegre lo abrazo y le dio un beso en la mejilla.

—¿Cómo estás? pregunto con una sonrisa a su hijo. Miró hacia Inés y sonrió.—Hola, Inés.

—Hola, señora.—dijo Inés un poco nerviosa.

—Pongamonos cómodos.—dijo señalando hacia los sillones, Mauricio llevó a Inés hacía uno de ellos, se sentaron juntos, él sin soltarle la mano.

—Todo ha estado bien, ¿Y ustedes?—pregunto él alzando una ceja.

—Extrañándote.—respondió su madre mirándolo detenidamente.— Quería disculparme por mis actitudes durante todo este tiempo, soy tu madre y tendría que haberte apoyado en tus decisiones.—dijo mirando a Inés y Mauricio, ella estaba atenta escuchando, le alegraba que estuviera tratando de arreglar las cosas con su hijo.

—¿Lo dices en serio? pregunto con desconfianza.

—Si, discúlpame Inés, por dejarme llevar por prejuicios, te juzgue por tu situación y no te di la oportunidad de demostrarme quien realmente eres, mi hijo ha elegido bien.—decía dirigiéndose hacia Inés, en los últimos días ella lo había estado pensando y por eso los había invitado a que fuera unos días a su hogar.

—No se preocupe, entiendo que quería lo mejor para Mauricio...—comenzó a decir Inés, pero fue interrumpida por la madre de Mauricio.

—No, me di cuenta a tiempo que tu eres lo mejor para él, y lamento haberme perdido de eso durante estos años.—se acercó y tomo las manos de Inés, ella se removió nerviosa en el sillón, no se esperaba ese gesto.—Perdón, por como te trate, no te lo merecías.

—Esta disculpada, no guardo rencores.—dijo ella sonriendo.

—¿Te puedo dar un abrazo?—Inés asintió y por un momento pensó que era su madres, ella la tenía abrazada de manera protectora. Inés cerró sus ojos y se aferró a ese abrazo. Mauricio las observaba junto a su padre quién sonreía felizmente.

Sin evitarlo una lágrima salió rodando por el rostro de Inés.

—Inés, ¿Estás bien?—pregunto haciendo que su madre se separará de ella, se preocupó al ver su rostro. Ella asintió limpiando las pocas lágrimas.

—¿Hice algo?—pregunto preocupada la madre de Mauricio.

—No, sólo que hace mucho no recibía un abrazo así, me hizo recordar a mi mamá. —dijo con nostalgia. Mauricio se acercó, pasó una mano por la cintura acercándola más a su cuerpo, ella apoyo su cabeza en el hombro de él.

—Ahora, puedes contar con que siempre tendrás uno de esos abrazos.— dijo ella con mucha sinceridad.

—Gracias.—dijo Inés con una pequeña sonrisa, Mauricio beso la frente de ella.

Amor Verdadero ( Maunés) AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora