ONESHOTS Detroit: Become Human (Finalizado)

Simon

Título: Bad dog

Sacar a pasear a un perro tan temperamental como el que habías adoptado era difícil, pero no pudiste evitar llevártela a casa, simplemente por el hecho de que solo contigo no se comportaba como el demonio que siempre era, le costaba confiar en la gente, su antiguo dueño era un anciano sin familia.

Encontraron a Lolita, una chihuahua pequeña de pelaje crema y ojos negros, recostada en su regazo, fue toda una odisea permitir que tuvieran acceso al dueño. Mordió a varios policías, de inmediato fue a parar a la perrera donde hacías servicio comunitario en tus ratos libres.

No pudo siquiera compartir celda con otros perros, nadie quería ofrecerse a alimentarla, en cuanto sentía alguien abrir su puerta saltaba a tirar mordiscos. Amante o no de esta raza tan peculiar, tenías la obligación de suministrarle lo básico para su subsistencia.

Te acercaste a la puerta, mientras el resto te observaba desde el final del pasillo por si había que intervenir y quitártela de la pierna, Lolita no ladro, se quedó quieta en su cama, parecía haber perdido las fuerzas ladrando todo el día, caminaste insegura hasta ella, que solo te seguía con la vista. Dejaste el plato frente a ella, esta levanto las orejas hacia ti, movió ligeramente la cola y se acercó a ti, en cuanto pasaste tu mano sobre su lomo sabias que ya no habría manera de que se separaran.

Se adaptó rápidamente a la casa y a tu ritmo de vida, disfrutaba correr por el patio, pero no le parecía suficiente, escarbaba debajo de la valla intentando salir más allá.

Inicialmente te pareció una buena idea sacarla a pasear, pero de allí se desenvolvieron los problemas, era demasiado agresiva para con el resto.

Un día se te escapo de las manos, corrías por la banqueta de la avenida a toda prisa detrás de ella, la vista lanzarse a un androide rubio que vestía su atuendo distintivo parado fuera de una tienda, este se agacho hacia ella y al parecer la acaricio. No estabas segura si veías bien o no, pero querías asegurarte de que no estuviera arrancándole la mano o algo por el estilo.

Lo siento muchísimo – tratabas de recuperar el aliento.

El rubio se puso de pie con Lolita entre sus manos – No hay problema – te extendió a la cachorra.

Gracias – sonreíste – Es extraño que sea tan mansa, debe ser porque no eres humano – te encogiste de hombros.

¡Simon! – grito una mujer que salía de la tienda.

Disculpa – se inclinó hacia ti y camino hacia la mujer para sostener sus bolsas.

Lolita y tú vieron alejarse al rubio detrás de la mujer, suspiraste y viste a la chihuahua que también te estaba mirando.

Dejaste la ciudad cuando comenzaron las protestas de androides, te mudaste a una cabaña al sur y pasaste todos los sucesos allí, pero extrañabas tu casa y el ajetreo de la ciudad, después de leer en el periódico que las cosas se habían calmado y los androides habían sido contenidos, volviste.

Lolita seguía igual de inadaptada y agresiva, pero eso no evito que la pasearas durante las horas en que no había tantas personas en el parque cercano, a veces te encontrabas a un viejo paseando a un enorme san Bernardo.

De vez en cuando las miradas de ambos caninos se cruzabas, el san Bernardo parecía atento y la saludaba con la cola, mientras ella lo miraba y gruñía ligeramente, esa era tu señal para caminar del otro lado y perderte de vista.