Marcos había salido con sus amigos, eran más de las 12 de la noche cuando le envié aquel mensaje, no solía escribirle a esas horas y respondió algo preocupado.
"¿Ha pasado algo? Si quieres puedo ir ahora mismo."
"No, tranquilo. Solo quiero hablar contigo ¿Mañana a las 6?"
"Ok, mañana te veo."
Esta vez no iba a dedicarme a imaginar posibles escenarios, tenía muy claro lo que quería decirle.
Unos meses antes estaba decidida a cambiar las cosas y este era el primer paso en firme que daba, me repetí a mí misma unas cien veces que no era para tanto, intentando convencerme de que sería una conversación más, como tantas que habíamos tenido antes.
"Tu puedes Lucía" me dije mientras caminaba hacia la puerta, Marcos había llegado.-Creo que es la primera vez que soy yo el que está nervioso- dijo mientras se dirigía al salón- me sorprendió tu mensaje.
-Si, bueno, a mí también. Pero tenía que hacerlo.Fui a la nevera y cogí un par de botellines de cerveza, le ofrecí uno a Marcos que se había sentado en el sofá y yo me quedé de pie al otro lado de la mesa.
-¿Vas a contarme qué pasa?- dijo con cara de preocupación.
-Verás, la noche de la cena cuando te fuiste, pensé en todo lo que había pasado y me di cuenta de que no estaba siendo honesta ni contigo ni conmigo misma y es algo que no puedo seguir haciendo.Había dejado la libreta en la mesa, no dejé que la leyese pero quise explicarle por qué había empezado a escribir en ella y acto seguido le conté todas las cosas que le había dicho a Elena la noche antes.
-Sé que debería haberte explicado esto la tarde que hablamos en el parque, en ese momento no tuve valor para hablarte de lo que sentía, pero tú siempre has sido sincero conmigo y tenía que ser justa y hacer lo mismo.
Marcos no había dicho ni una sola palabra, escuchaba atentamente con los codos apoyados en sus rodillas y jugueteando con una pulsera que tenía en la mano izquierda.
Al principio estaba serio, pero después le vi sonreir un par de veces mientras yo seguía hablando y cuando terminé de hacerlo, se inclinó hacia atrás apoyándose en el respaldo del sofá y sonrió de nuevo mirándome a los ojos.-¿No vas a decir nada?- pregunté.
-Ya te dije no tenía ninguna prisa.
-¿Eso es todo?
-Hay muchas cosas que quiero decirte, pero casi todas se reducen a lo mismo, tú necesitas tiempo y yo estoy dispuesto a dártelo, por eso insisto en que no tengo prisa. Entiendo que tengas tus dudas y quiero que sepas que tomes la decisión que tomes, seguiré aquí. Quiero formar parte de tu vida Lucía, de todas las maneras en las que tú me permitas estar. Si decides que entre nosotros no exista nada más allá de una buena amistad, así será, para mí también es importante. Pero quiero dejar claro que aunque no puedo garantizarte que todo vaya a salir bien, yo estoy dispuesto a arriesgarme, no necesito más de lo que tengo ahora para saber que quiero estar contigo.
-No quiero que pienses que no confío en ti, lo hago. Pero necesito estar un poco más segura antes de tomar una decisión.
-Hay una cosa más que quiero aclarar. Mi prioridad no es encontrar a alguien de apariencia perfecta, hay cosas que me importan más, pero contigo he tenido la suerte de encontrarlo todo. Cuando te dije que me gustabas, quise decir que me gusta todo de ti, y eso también incluye lo que veo cuando te miro. Pensaba que era evidente, pero creo que voy a tener que explicártelo con más detalle.Se levantó del sofá y se colocó frente a mí, mirando con detenimiento cada una de las partes que mencionaba.
-Me gusta el color de tus ojos y el de tu piel, tu pequeña nariz, tu boca...-hizo una pausa suspirando brevemente- y me gusta tu cuerpo, con todas y cada una de sus curvas. Joder Lucía ¡me gustan hasta tus pecas!
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Marcos y Lucía
Teen FictionLucía es una chica de 24 años, insegura y llena de complejos. Marcos tiene 27 años, es un chico atractivo, divertido y seguro de sí mismo. Una leyenda japonesa da comienzo a ésta historia llena de dudas, miedos, atracción, sexo, lágrimas, rupturas...