Capítulo 11

279 14 0
                                    

Marcos se acostumbró a salir a buscarme al mediodía y me recibía siempre con un beso de esos que a mí me hacían sonrojar y al mismo tiempo tanto me gustaban.

Por las tardes comenzamos a leer el libro que mis amigas le habían regalado en su cumpleaños, El Ocho de Katherine Neville.

Una historia de misterio e intriga que enganchó mucho más a Marcos que a mí, pero que seguí con el único interés de escuchar su voz contándome todas las cosas que le apasionaban de aquella novela.

El sábado él salió con Alberto y yo tuve mi noche de chicas, tenía que ponerlas al día, solo había pasado una semana desde su cumpleaños, y no tenían ni idea de todo lo que había sucedido entre nosotros.

-Entonces ¿estais juntos?- preguntó Marta con una sonrisa en la cara.

-No me he parado a pensar cómo definirlo, pero si, supongo que eso es lo que hacemos, estar juntos.

-Pero... ¿juntos, juntos?- insistió Elena con guasa.

-Acaba de decirlo- respondió Susana mientras se llevaba la copa de vino a la boca.

-Me refiero a juntos de follar ¡que hay que explicártelo todo!

Creí que la pobre Susana se ahogaba con el vino cuando la escuchó.

-No voy a responder a eso.

-No tienes que hacerlo ¡tu cara roja como un tomate y tu sonrisa te delatan!

Elena puso una canción de Rihanna y la bailó realizando gestos obscenos que horrorizaron a Susana mientras Marta y yo no dejamos de reir a carcajadas.

Come here, rude boy boy. Can you get it up?

Come here, rude boy boy. Is you big enough?

Take it, take it. Baby, baby

Take it, take it. Love me, love me

Tonight I'm a let you be the captain

Tonight I'm a let you do your thing

Tonight I'm a let you be a rider

Giddy up, giddy up, giddy up babe

Do you like it boy?

I wa-wa-want what you wa-wa-want

Give it to me, baby like boom boom boom

What I wa-wa-want is what you wa-wa-want

El domingo Marcos pasó el día en la parcela con su familia, y yo aproveché a visitar a mis padres por la mañana.

Al parecer Eva, tal y como suponía, le había comentado a mi madre que me veía con alguien y al primer indicio de lo que se preveía como una charla de las que no quería escuchar, salí de allí tan rápido como había entrado con una excusa tonta, no sin antes fulminar a Eva con la mirada.

Por la tarde preparé algunas cosas para la comida de la semana, aún enfadada y sintiéndome un poco triste por haberme marchado así de casa de mis padres.

Marcos había quedado en pasar por casa al regresar de la parcela, recibí un mensaje suyo al mismo tiempo que miraba el reloj, deseando que llegase la hora de verle.

"Esta noche no podré ir a verte, volveremos tarde. Mi cuñado se va de viaje y tengo que llevar a Rocío y a Dani a casa. Te echo de menos. ¿Qué tal ha ido con tus padres?"

Me entristecí aún más, necesitaba un abrazo suyo en aquel momento, pero respondí sin decirle nada, no quería hacerle sentir mal, ya bastante tenía con sentirme yo así.

Marcos y LucíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora