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ESPECIAL PUBLICACIÓN 1/3

Una pequeña parte de mí seguía pensando que era una locura. Y es que, tras los ojos de cualquier persona que no fuera yo, era una locura. Pero ya estaba decidido. Hacía tiempo que necesitaba salir de allí, y aunque la compañía de mi hermana pequeña Sam y de Payton no era exactamente una tortura, el hecho de que empezara a agobiarme en ese pueblo sí lo era. 

Vivía en Paradise Valley, Phoenix, desde mi nacimiento, así que había millones y millones de recuerdos en cada una de las calles por las que solía pasar. Sam y yo nos criamos en la zona sur y, por circunstancias de la vida, cuando yo cumplí once años y Sam cinco, tuvieron que darnos en adopción y cruzar los dedos para que alguien nos quisiera en su familia. En el caso de Sam no iba a ser complicado, tenía tan solo cinco años y era mucho más fácil así. Pero cuando ya tienes unos cuantos más, como en mi caso, siempre es algo más difícil. 

Estuvimos casi dos años bajo la tutela del Estado y, al fin, cuando alguien apareció para acogernos en su casa, pudimos respirar tranquilas. Hubo algunas complicaciones, pero finalmente ambas acabamos en manos de nuestra querida Payton. Vivía sola, no tenía marido ni hermanos ni padres, lo que significaba que muchas menos presentaciones y más atención para nosotras. La segunda idea emocionaba mucho a Sam, que, después de dos años, podía volver a llamar a alguien "mamá". 

La primera vez que lo hizo fue incómodo para todas. Era la segunda Navidad de las tres juntas y Sam lo había dicho sin pensar. Payton se quedó sin habla, aunque era obvio que la emoción y la satisfacción la llenaban por dentro. Mi hermana simplemente le sonrió y siguió abriendo su regalo, como si no acabara de soltar una bomba enorme. Yo, en cambio, sentí que algo se revolvía dentro de mí. "¿Tan rápido se ha olvidado de mamá?", pensé. Al principio me costó entenderlo, pero a cada año que pasaba veía como Sam estaba más y más feliz con Payton. Y ¿para qué mentir? Yo tampoco había sido una chica infeliz durante los seis años que llevábamos con ella, pero aun después de todo ese tiempo, era incapaz de llamarla "mamá". No es que no la quisiera o que no la aceptara, quería mucho a Payton y siempre estaría agradecida de lo que había hecho por nosotras cada día. Pero no era algo que me saliera con naturalidad. Ni siquiera podía escribirlo en las felicitaciones de Navidad o de su cumpleaños, y en el instituto jamás la llamé como tal cuando me acompañaba a reuniones con los profesores. A Payton no parecía importarle en absoluto, sabía lo que le pasó a nuestra madre y que a mí, al tener más recuerdos que Sam, iba a serme más complicado. Pero yo era consciente que era algo que en fondo siempre había deseado.

El caso es que nunca había estado mal en el pequeño pueblo de Phoenix. Nací y tuve la suerte de seguir viviendo allí cuando Payton nos adoptó, pero había ido pasando los años y cada vez ese sitio se me hacía más y más pequeño. Me agobiaba el hecho de pensar que nunca iba poder salir de allí, escapar de todos los recuerdos que guardaban todas esas calles, visitar nuevos lugares... Y cuando cumplí mis dieciocho años y tuve delante la carta de aceptación de dos universidades del país, una aquí, en Phoenix, y otra en Los Ángeles a seiscientos kilómetros, no dudé en elegir la más lejana. 

No quería dejarlas aquí, pero Sam debía acabar sus estudios y Payton tenía claro que no abandonaría el pueblo. Pero yo necesitaba salir de allí y, además, siempre me habían hablado muy bien del estado de California. Mi mejor amiga Karly fue hace un par de años, y solo habló maravillas del estado durante dos meses. Me daba envidia, porque jamás nos habíamos ido de vacaciones a ningún lugar costero; ni siquiera habíamos salido de Phoenix, pero en ese momento me encontraba haciendo las maletas para irme a vivir a nada más y nada menos que a Los Ángeles.

–¿Estás segura de que tienes todo? ¿El pasaporte? ¿El cargador del móvil? ¿Hilo dental? –me preguntó Payton mientras revolvía por milésima vez mi maleta.

Maravillosa Excepción - Noah CentineoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora