Capítulo 7

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Toqué varias veces a la puerta de Marcos, sin respuesta. Diez minutos después, me abrió.

-¿Qué hacías?-dije mirándole.

-Separaba tu comida de la mía, para que pudieras llevártela.

-A eso vengo, estoy hambrienta y quiero cenar-reí.

-Espera en el salón, ahora mismo te lo traigo.-se fue a la cocina y yo me senté en el sillón.

Cinco minutos después, llegó con dos bolsas de la mano. Me levanté y las cogí. Me despedí de él pero, cuando estaba saliendo por la puerta, me cogió del hombro haciendo que me diera la vuelta.

-¿Te apetecería comer aquí?-me dijo con una sonrisa.

-Claro. Ahora vengo, ¿vale? Voy a meter toda la comida en la nevera.

Salí y dejé la puerta sin cerrar, para que cuando volviera no tuviera que ir hasta la puerta.

Entré y, tras acariciar a Tommo, dejé las bolsas en la encimera de la cocina y empecé a sacar la comida.

-"¿Qué había comprado este chico? Todo de marca... Se debe de haber gastado mucho dinero."- Pensé al sacar la comida y colocarla en la nevera.

-Mira lo que te han comprado, Tommo-dije enseñándole los premios que le había comprado Marcos. Se acercó corriendo a oler la bolsa y se sentó mirándome, lo que me hizo reír. Saqué uno y se lo lancé, Tommo lo cogió al vuelo y sacó la lengua.

-Mañana otro, ¿vale?-dije acariciando su cabeza.

Salí de casa y abrí la puerta de Marcos, quien estaba con el móvil.

-Qué poco has tardado.

-¿Qué haces?-dije intentando ver su móvil.

-Estaba-dijo riendo-Estaba buscando una receta para hacer.

-¿No podemos hacer algo sencillo?

-Si, el problema es que quería impresionarte.

-Venga ya-reí- Ya me impresionas por ti solo.

-¿Eso es bueno o es malo?

-Yo que tú me lo tomaría como algo bueno-los dos reímos.-¿En qué habías pensado?

-Contando en que me he metido en recetas para niños y aún así me parecían difíciles-me tapé la boca con la mano para no reír-pensé en hacer unas patatas, ensalada y unas pechugas. ¿Te apetece?

-Estoy hambrienta, me parece genial.

-Estupendo, ¿me ayudas?

-Claro.

Nos dirigimos hacia la cocina y empezó a sacar lo necesario. Yo empecé por pelar las patatas y cortarlas, y él mientras lavaba la lechuga.

-Bueno, así que mañana vas a ser una universitaria hecha y derecha.-dijo intentando entablar conversación.

-Así es. Tengo muchas ganas de echarme alguna amiga.

-Venga, que me tienes a mí.

-¿Ah, si? ¿Acaso estarías dispuesto a oír problemas de chicas, a ir de compras todo un día o hablar de desamores?

-Olvídalo-dijo riendo-Sólo de pensarlo me dan escalofríos.

-Entonces, ¿de qué hablas tú con tus amigos?

-De la vida en general, cosas que nos han pasado y cosas que nos pasan. Como todos los tíos, ya sabes-dijo indiferente.

-¿No habláis de fútbol?-dije extrañada.

Un mirador con vistas al infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora