Toqué varias veces a la puerta de Marcos, sin respuesta. Diez minutos después, me abrió.
-¿Qué hacías?-dije mirándole.
-Separaba tu comida de la mía, para que pudieras llevártela.
-A eso vengo, estoy hambrienta y quiero cenar-reí.
-Espera en el salón, ahora mismo te lo traigo.-se fue a la cocina y yo me senté en el sillón.
Cinco minutos después, llegó con dos bolsas de la mano. Me levanté y las cogí. Me despedí de él pero, cuando estaba saliendo por la puerta, me cogió del hombro haciendo que me diera la vuelta.
-¿Te apetecería comer aquí?-me dijo con una sonrisa.
-Claro. Ahora vengo, ¿vale? Voy a meter toda la comida en la nevera.
Salí y dejé la puerta sin cerrar, para que cuando volviera no tuviera que ir hasta la puerta.
Entré y, tras acariciar a Tommo, dejé las bolsas en la encimera de la cocina y empecé a sacar la comida.
-"¿Qué había comprado este chico? Todo de marca... Se debe de haber gastado mucho dinero."- Pensé al sacar la comida y colocarla en la nevera.
-Mira lo que te han comprado, Tommo-dije enseñándole los premios que le había comprado Marcos. Se acercó corriendo a oler la bolsa y se sentó mirándome, lo que me hizo reír. Saqué uno y se lo lancé, Tommo lo cogió al vuelo y sacó la lengua.
-Mañana otro, ¿vale?-dije acariciando su cabeza.
Salí de casa y abrí la puerta de Marcos, quien estaba con el móvil.
-Qué poco has tardado.
-¿Qué haces?-dije intentando ver su móvil.
-Estaba-dijo riendo-Estaba buscando una receta para hacer.
-¿No podemos hacer algo sencillo?
-Si, el problema es que quería impresionarte.
-Venga ya-reí- Ya me impresionas por ti solo.
-¿Eso es bueno o es malo?
-Yo que tú me lo tomaría como algo bueno-los dos reímos.-¿En qué habías pensado?
-Contando en que me he metido en recetas para niños y aún así me parecían difíciles-me tapé la boca con la mano para no reír-pensé en hacer unas patatas, ensalada y unas pechugas. ¿Te apetece?
-Estoy hambrienta, me parece genial.
-Estupendo, ¿me ayudas?
-Claro.
Nos dirigimos hacia la cocina y empezó a sacar lo necesario. Yo empecé por pelar las patatas y cortarlas, y él mientras lavaba la lechuga.
-Bueno, así que mañana vas a ser una universitaria hecha y derecha.-dijo intentando entablar conversación.
-Así es. Tengo muchas ganas de echarme alguna amiga.
-Venga, que me tienes a mí.
-¿Ah, si? ¿Acaso estarías dispuesto a oír problemas de chicas, a ir de compras todo un día o hablar de desamores?
-Olvídalo-dijo riendo-Sólo de pensarlo me dan escalofríos.
-Entonces, ¿de qué hablas tú con tus amigos?
-De la vida en general, cosas que nos han pasado y cosas que nos pasan. Como todos los tíos, ya sabes-dijo indiferente.
-¿No habláis de fútbol?-dije extrañada.
ESTÁS LEYENDO
Un mirador con vistas al infinito
Romance¿Y si todo cambia? ¿Y si tu vida da un giro de 180° cuando menos te lo esperas? Esther es una chica problemática, pero cuando conoce a Blas, su vida cambia completamente. La pregunta es: ¿Cambia a mejor? ¿O a peor? Sólo tienes que leer para averigu...