• Capítulo 29: Cabos •

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Existían las coincidencias, los reencuentros, los milagros... Pero que el Jonathan que conocíamos, el mismo que también se encargaba de cuidarme, el mismo con el que tenia que fingir que salía para ganarme su confianza y saber para quien trabajaba, fuera el mismísimo hijo del que nunca se hablaba en la familia Hemsley, hizo que tanto Alex como yo levantáramos sospechas internamente.

Se sabía que Donald Hemsley era un corrupto, pero mi intuición femenina me alertaba de Lilith, sabía que tras aquella faceta de perfecta mujer y empresaria se escondía algo oscuro, y creía saber lo que era.

-Bueno dejemos el tema – habló ella – Es un tema algo delicado... - fingió que se le saltaban las lagrimas y su marido la consoló agarrando su mano.

- Háblenos de vosotros – dijo Donald dirigiéndose a Alex - ¿Cómo se conocieron?

-Fue su padre irónicamente quien sin pretenderlo me iba a presentar a mi futura esposa – me sonrió dulcemente, con una mirada llena de recuerdos, y aún sabiendo de sus dotes como actor, aquella mirada le dio un vuelco a mi corazón arrojándole una mirada llena de ternura – Quería expandir mi empresa ¿Y qué mejor negocio para mi empresa de fabricas en el Oriente que una empresa de joyas familiar? Era una gran oportunidad para mí, para nosotros – me agarró de la mano sin dejar de sonreír.

-A veces el trabajo hace que conozcas a la persona que será, por muchos años, la más importante de tu vida – le dio un beso a su esposa sonriendo entre sus labios.

- En un tiempo fui su relaciones publicas... - dijo con orgullo Lilith arrimándose a su marido.

En ese momento un camarero nos trajo dos grandes bandejas de surtido de mariscos y carnes, y una ensalada para la señora Hemsley.

-Perdone ¿Me puede poner otra ensalada? – hablé adelantándome a lo que hubiera sido un bochornoso momento.

- Qué modales, simplemente es el camarero Priya – el ego de Lilith podía ser, sin exagerar, más grande que su cuenta bancaria.

-¿No le gusta el marisco jovencita? – habló Hemsley acercando la bandeja a su plato y dejando varios moluscos y cangrejos en su plato.

- Hoy prefiero algo ligero, para soportar la noche... - me excusé. Realmente nunca había tenido la oportunidad de comer marisco por lo que no sabía como pelarlos y conociéndome hubiese manchado el vestido mil veces antes de llevarme un ejemplar a la boca.

- ¿Y tienes proyectos en mente Montgomery? – por muy adinerados que fueran me di cuenta, por la manera en el que el señor Hemsley se llevaba a su boca un trozo gigante de cangrejo, que los buenos modales venían de la educación y no de la clase.

-He decidido tomarme un año sabático, no pensar demasiado en algo nuevo sino en lo presente, pero bueno, nunca diría que no a una buena oferta – sus gestos eran premeditados, pero lo decía con tanta naturalidad que llegó a sorprenderme.

- No hable más. Voy a poner mis cartas sobre la mesa con usted – empezó hablar limpiándose la boca y las manos con una servilleta de tela, Donald se posiciono en su silla, de forma que su cuerpo dirigía la atención en nosotros – Quiero hacer negocios con usted.

-¿Qué tipos de negocios? – Alex dejó a un lado sus cubiertos y dirigió con atención su mirada a las palabras de Donald.

- Como sabe mi dinastía consiste en lo que seria la exportación de petróleo, con ella hacemos líneas de ropa de fibras sintéticas, ya sabe para que los animalistas se calmen – hizo un ademán demostrando que le importaba bien poco – Sería bueno para ambas empresas que colaboráramos en una línea de ropa en la que también juegue un papel importante sus joyas.

EL NIÑO DE MAMÁWhere stories live. Discover now