Acabamos de desayunar sin yo moverme del sitio, alargué mis brazos sobre la mesa entrelazando mis manos y pensando en que preguntar mientras él acababa de fregar los platos. Se sentó en la silla de enfrente de mí echando hacía adelante su cuerpo inquiriéndome que empezará con el interrogatorio.
-¿Qué eres? – tragué saliva sintiéndome algo ridícula.
-Un alienígena – habló seriamente, le dirigí una mirada asesina y él empezó a soltar una carcajada y a erguirse sobre su asiento – Es broma. Soy agente.
-¿Agente?
-De la CIA – susurró acercándose a mí.
-¿No debería ser secreto?
-Debería serlo – me sonrió coqueto – Por eso mismo no vas a contárselo a nadie – asentí.
-¿Es verdad que te persigue un mafioso?
-A medias – se rascó la nuca – Se podría decir que le persigo yo a él. Mi misión es ser el cebo, hacer que él me persiga para poder seguirle la pista.
-Muy astuto – sonrió orgulloso de sí mismo, alcé la mirada hacía a él intentando mantenerla - ¿Qué pinto yo en esta historia? – me atreví a preguntar.
-No lo sé – se mojó los labios soltando un suspiro – Solo sé que mi misión primordial y fuera de lo oficial, eres tú y tu seguridad.
-¿Por qué haces esto? – moví mi cabeza mirando hacia abajo donde mis piernas estaban apretadas una con la otra y la volví alzar ante la mirada confusa de Jonathan.
-¿El qué?
-Protegerme si no te lo he pedido. Arriesgas tu vida.
-La arriesgaría igualmente sin ser agente – sostuvo su mirada sobre la mía – Zaira, no me tienes que pedir nada, lo haría sin dudarlo.
-¿Y si te pido que me alejes de todo esto? – bajó la mirada sin saber que contestarme.
-No me tienes que pedir nada que este en mi mano – especificó finalmente – Pídeme lo que quieras que pueda darte y te lo daré.
Dirigí mi mirada al televisor que estaba colgado de la pared, estaban puestas las noticias y detrás del periodista estaba la misma discoteca en la que había pasado el tiroteo, agarré el mando de encima de la encimera y subí el volumen.
-Como dicen muchos presentes el presunto atentado podría haber dejado una asesinada y a varios heridos – habló manteniendo la postura una mujer de cabellos castaños rizados rondando los cuarenta – La policía aún no ha encontrado posibles pistas de los terroristas, solo una grabación de la noche con el momento del tiroteo borrado, los testigos...
Jonathan apagó el televisor, nuestras miradas se encontraron y mis latidos aceleraron recordando con detalles aquella noche, disparos, sangre, gritos... Noté un disparo en mi cabeza, un fuerte dolor que no cesaba y me erguí hacía el suelo. Sus brazos pronto me rodearon y me pidieron que me calmará.
-¿Tienes algo que ver? – hablé con dificultad, los disparos resonaban como eco en mi cabeza, notando las voces como eco y los disparos como si estuvieran aquí mismo.
-No exactamente – mi mirada le fulminó mientras me llevaba las manos a las sienes – Mi misión era controlarlos, pero apareció una misión más importante.
-¿Una misión más importante que salvar a personas inocentes? – alcé la voz arrepintiéndome instantáneamente, los disparos se intensificaron en mis sienes.
-Salvarte a ti.
No pude reprimirle que en verdad había sido Zac quien me había salvado y que él no había hecho nada, que por su culpa había muerto una chica y herido a varios jóvenes, su mirada ya demostraba toda aquella culpabilidad consigo mismo. Intenté relajarme y los disparos parecieron difuminarse poco a poco.
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EL NIÑO DE MAMÁ
AksiyonZaira tiene una vida monótona, que consiste en un mismo horario todos los días de la semana. Despertarse en una cama ajena al lado de un desconocido, huir con sus tacones en la mano, hacerle el desayuno a su hermano mientras él le explica inocenteme...