29. Perfectos.

3.8K 336 554
                                        

Mi muñeca era fuertemente apretada para no soltarme ni por error. Siempre termino asombrandome de lo grandes que son sus manos, tan protectoras y cálidas. Incluso a veces un poco sudorosas pero eso me hace entender que está nervioso y no me molesta, bueno... Mientras no me haga explotar sin querer. Mi andar por las solitarias y frías calles era sin equilibrio pero no tenía que ver con el alcohol ingerido ya que, no tomamos nada aún.

"¡Son estos malditos tacos!"

El saco de kastuki seguía en mis hombros llenándome con su fragancia. Mi vestido era negro y algo corto, bastante sencillo. Katsuki también se había cambiado a un esmoquin negro ya que el anterior era de "payaso". Nunca le gustó usar corbata así que se la quitó cuando tuvo la oportunidad.

Mis pies dolían y ya no los aguantaba, junto con un fuerte dolor de cabeza por el frío, se podría decir que no me sentía muy bien, eso hacia el camino un poco más largo e inaguantable.

-¿Falta mucho?-

-No, ya llegamos.-

Nos adentramos al bar donde lo conocí. Anteriormente, Katsuki me había contado acerca de que trabaja en un bar siendo mesero, no teniendo mucha experiencia en ese ámbito, supongo que es el único que conoce. Un hombre alto y un poco robusto, me recordó a Iida, solo que esté simpático hombre era calvo.

-Katsuki, cariño ¿Tragiste a una chica por primera vez?-

-Ya empezaste con tus pendejadas...-

Me asombró que Bakugou no lo mandara a volar por el predispuesto tono de voz y la forma tan cercana de hablarle. No entendía por qué pero, ese hombre me caía muy bien.

-A ver, linda...- se acercó a mí y me quitó un poco del cabello que estorbaba en mi rostro- ¡Eres preciosa!-

Me ruborize ante tal elogio, es la misma pena que te da cuando eres pequeña y las señoras empiezan a enfatizar sobre lo dulce y buena niña que eres.
Así que sonreí y di mis gracias, recibiendo también una sonrisa de su parte.

-Ten cuidado niña, el pedazo de animal esté no suele ser muy delicado con las flores-

-Gracias, pero creo que empiezo a domar a la bestia.-

-¡Bien hecho bella! Llámame Roldi, un placer-

-Los estoy escuchando...- se toma de la cien con una mano y con la otra me ofrece una bebida.

-Gracias... Ugh...- me quejo.

-¿Que sucede?- pregunta preocupado Rodolfo.

-Ah solo son los tacones...-

-¡Ah cielos! ¡Son lindos y te hacen más alta y sexy pero a que costó! ¡Porquerías del diablo!- crítico el hombre y reí ante sus disparates.

-Veamos si dejas de quejarte...- Katsuki se agacha y empieza a desatar la rienda del calzado.- Jefe, traiga hielo.-

-¡A la orden!-

-¡No! ¡Me dará frío!- quejé.

-¡¡Se te hinchó el pie!!- me reprendió.

-Entonces déjalo así que después en mi casa le pongo algo...-

-¿Y así como tienes los pies piensas caminar? ¿Con que pies volverás a casa?-

-Um... Quizás un hombre rubio...-pasé mis brazos por sus hombros. -Apuesto... -enrollé mis dedos en su cabello.- Y fuerte, pueda quizás... No sé... ¿Llevarme en sus brazos?-

-Sueña Uravaca- se levantó y tomó el hielo de su vaso de whisky para pasarlo por mi pie.

Al principio me quejé por la gélida sensación pero luego sentí alivio. Un par de copas después, me solté lo suficiente para empezar con mis críticas.

No era yo mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora